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El río de mi vida ha vuelto a su cauce. De nuevo, estoy viviendo con el hombre que amo y mi adorada Emily, estamos juntos los tres más felices que nunca, si la vuelta de Lucile no nos hubiese servido para fortalecer nuestro lazo, podría decir que nunca pasó, pero gracias a ello estamos mucho mejor. Lo único que en estos momentos nos tiene un poco desanimados es todo el rollo de la relación de Gina y Ernesto.

Fue hace dos semanas que Isaac y su madre se enteraron de la relación que había entre ellos, pensé que Isaac explotaría de la furia, pero subestime a mi bebé, cada vez se controla más, respira profundo y comprende, y con ellos lo hace, solo que se siente traicionado, además de qué, el rotundo no de Gina para volver con Ernesto no ayuda demasiado, cree que su mejor amigo le causó daño a su hermana, cuando no ha sido así. He tratado de hablar con Gina, pero se niega a retomar el tema, mañana se va del pueblo, y por lo que me ha dicho Genoveva, Ernesto está súper mal por su decisión.

Aún me cuesta creer lo que le hizo la zorra de su esposa, cuando Isaac me contó casi me muero de la incredulidad, cómo alguien puede inventarse algo tan horrible como una violación, eso es algo que nadie debería pasar, es horrible, es traumante, me eriza la piel de miedo de solo pensarlo, y esa loca, por no decir algo peor, se ha dado el lujo de inventárselo para retener a un hombre a su lado. Lo único que pienso es en que Gina no sabe nada de esto, tal vez esta información lo cambie todo, es la respuesta a todas las preguntas que rondan en la cabeza de mi amiga, pero Ernesto, tan precioso, no quiere causarle daño contándole su horrible realidad.

Suspiro tratando de no preocuparme por ellos, espero que Gina tomé la mejor decisión, tampoco quiero que se vaya, soy fiel creyente de que ella y Ernesto pueden darse una última oportunidad, porque esta vez será completamente diferente, pero bueno, ella sabrá que decide, y yo, como su amiga solo la apoyaré.

—¡Frida! —Isaac está frente a mí chasqueando sus dedos.

Me sorprendo dando un brinquito en la cama haciendo que ambos sonriamos.

—¿Qué te tiene tan distraída? —Se inca frente a mí, y sujetando mis rodillas me besa los labios.

—Gina y Ernesto —digo sinceramente —Ellos se aman, Isaac. Tal vez las cosas no sucedieron como les hubiese gustado a todos, pero el amor es un sentimiento que no se puede controlar, además, es hermoso saber que, a pesar del egoísmo de Melinda ellos se entregaron a lo que su corazón pedía. ¿No crees?

Suspira un poco irritado.

—Las cosas les salieron mal por hacerlo mal, si hubiesen sido sinceros consigo mismos, con su familia y con su amor, toda esta locura no estuviese pasando.

—Está bien, lo veo, puede que tengas razón, pero...

—Pero no quiero hablar del tema, Frida.

—Isaac...—Besa mis labios. Una y otra vez, hasta que me queda claro que no quiere hablar del tema —¿Y Emily? —pregunto, para su felicidad cambiando la conversación.

Y sorpresivamente vuelve a suspirar.

—Lucile acaba de llamarme, dice que ya vienen en camino —Asiento un poco incómoda —Hoy regresa a la cuidad, y Emily está un poco triste, al parecer tiene miedo de que no regrese más.

Bueno no es para menos, hasta yo pensara lo mismo, pero me callo eso y solo asiento. La conversación que tuve con Lucile en mi oficina es algo que me ahorré, Isaac no sabe y no veo motivos para que se entere, al final deduje que todo fue un intento fallido de ella por recuperarlo. Por otro lado, me siento un poco incómoda con la presencia de Lucile, es algo de lo que no me acostumbro y probablemente no lo haga nunca, solo veo que Isaac quedó en buenos términos con ella y eso me parece bien, es lo más sano por Emily.

¿Qué diablos, Frida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora