Todo el asunto de la chocolatera está resuelto, lo que significa que mi amargado favorito ha vuelto a su ritmo natural, trabaja hasta las ocho y en un cuarto de hora más lo tenemos en casa con nosotras, yo me encargo de buscar a Emily los tres días en casa de su abuela y los otros dos la busco de la escuela y la tengo en mi oficina, me encanta que Isaac me permita compartir tanto con su hija y sobre todo que entienda que a la cría le gusta viajar en moto, porque si, ya se enteró, en su momento pegó el grito en el cielo, discutimos, pero ahora parece aceptarlo, demostrándome con ello que confía en mí.
Contentos los tres porque es fin de semana nos levantamos tarde, mientras Isaac prepara su desayuno —él es el encargado de la cocina — me voy hasta la habitación de mi pequeña, aún sigue acostada pero viendo sus dibujos animados en la televisión, al verme entrar le quita el audio.
—Buenos días chiquita —Remuevo un poco su cabellera y le doy un beso en su frente —Tu papi ya está preparando el desayuno.
Sonríe tan hermoso como siempre haciéndome sonreír a mí también.
—¿Tenemos planes para hoy? —pregunta con un gesto picaron que me hace sospechar que ya los ha armado en su cabecita.
—No pequeña, ¿Por qué?
—Me gustaría ir a la playa, solo los tres —¡Lo sabía! Aunque no es mala idea lo que dice —Por favor mamá.
—Déjame hablar con tu papá, y ya te diré. Ahora lávate los dientes y baja a comer.
Salgo de su habitación y bajo por las escaleras, sin poder evitarlo miro hacía foto de Lucile con Emily en sus brazos, de nuevo la idea de que todo esto es de ella me llega a la cabeza, ahora que están conmigo, que mi amor por ellos ha aumentado, también mis miedos, tengo miedo de que en un abrir y cerrar de ojos todo esto ya no esté. Pero como siempre me repito, a vivir el momento, no importa lo que venga después. Sigo mi camino y veo a mi león salvaje en la cocina, como siempre huele delicioso lo que él hace, así que atraída por su sexy imagen y el delicioso aroma a comida me voy hasta él, lo abrazo por la espalda, de inmediato voltea su rostro y me planta un beso en los labios.
—Huele de maravilla, bebé.
Cocina avena y el olor de la canela sale por todos lados, a los tres nos encanta e Isaac la prepara exquisita, veo los panes tostados y lo ayudo con ello, le coloco un poco de mermelada a la vez que le digo:
—Emily y yo tenemos ganas de ir a la playa, ¿te anotas?
—¿Tenían planeado ir sin mí? —pregunta de vuelta haciéndome reír.
—No, pero es una manera de decirte que vamos si o si —Beso su mejilla y ahora él sonríe.
—Siendo así, me anoto en sus planes —Un pequeño azote me toma por sorpresa y antes de que termine de salir de la cocina se lo devuelvo sorprendiéndolo yo también.
Al terminar de preparar el desayuno ponemos la mesa y los tres comemos mientras hablamos de nuestros planes, quedamos en que mejor no planeamos nada y lo hacemos todo improvisado. Y aquello nos funciona, después de colocarnos nuestra ropa de baño nos vamos en el audi, Isaac quería ir caminando, pero anda con dos chicas flojas y como somos mayoría vamos en el auto. Una vez en la playa armamos nuestro toldo y por idea de la pequeña nos ponemos armar un castillo enorme en la arena. Como toda una mamá gallina nos coloco a los tres una buena cantidad de protector solar, a pesar de que estamos bajo el toldo porque según mi nana la brisa marina también quema la piel.
La pasamos mega increíble, y en medio del día Gina me hace una videollamada, su grito al vernos en la playa y no haberla invitado deja sordo a medio pueblo, a medio mundo, mejor dicho, nos dice ingratos, feos, y poco más, e Isaac tratando de conciliar el asunto le hace una videollamada su amigo Ernesto, quien también nos acusa de malos amigos, para planear una salida nocturna, al parecer esa idea les parece alucinante y solo yo sé por qué, después los ingratos somos nosotros, ¡Serán descarados! Con un plan más llamamos a Genoveva para que se quede con las niñas, acepta enseguida más que encantada. Y Emily que ha estado al pendiente de las llamadas le parece un trato justo, estar con su amiga favorita y su abuela le parece guay.
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¿Qué diablos, Frida?
RomanceLa historia de amor entre una chica extrovertida y un padre soltero y amargado. ¿Qué diablos Frida? Fue lo que dijeron todos al saber que me mudaba, dejaba la gran metrópolis para empezar mi vida en un pequeño, pero acogedor pueblo, ya no quería ser...