Heo Young Saeng
He vuelto a sentarme en la primera fila desde que estoy solo, otra vez, pero no ayuda a prestar atención.
No estoy interesado.
—Tarde Hyun Joong -dice el profesor desde su asiento.
Me odio internamente por no poder evitar el girar la cabeza para verlo.
Recuerdo el primer día de clases, llego tarde también, y yo caía completamente por el, incluso sin conocerlo.
—Lo siento -responde mirándome a mi y bajo la cabeza avergonzado.
Pasa por mi lado al entrar y mi cuerpo se estremece de gusto al sentir su perfume.
Esta mal pero no puedo evitarlo.
Han pasado algunas semanas así, y debería empezar a superarlo pero siendo honesto conmigo, no veo ningún avance. Lo sigo queriendo igual que siempre, tal vez incluso mas.
Saco un poco de chicle mientras el profesor escribe en la pizarra y el olor a fresa no se siente como siempre.
Me da asco.
Salgo corriendo sin pedir permiso y llegó a uno de los inodoros casi sin tiempo, vomitando el agua que tome en la mañana.
Solo es agua porque mi apetito ha variado mucho, hay días en los que puedo sentarme a comer por horas y otros como este en los que mi cuerpo rechaza todo.
Me sostengo de las paredes al terminar y camino al lavadero para mojar mi cara.
No entiendo que me esta pasando.
—¿Estas bien? -pregunta a mi lado y creo que mis piernas flaquean al oír su voz.
—Si
—No parece que sea así.
—Te importa una mierda -digo con molestia sosteniendo del lavadero y volteo a verlo a los ojos. —¿Por que me sigues ahora?
—El profesor me pidió que viniera a verte.
Paso por su lado negando con la cabeza para salir y me detiene, haciendo que mi corazón se paralice por un momento.
No sabe que decir y yo tampoco así que me suelto de el y continuó mi camino.
Me duele.
—Saeng.
No, no quiero hablar.
—¡Saeng!
—¿Que? -pregunto dando la vuelta y su mano agarra la mía.
—Me preocupas, tu dijiste una vez que la última vez que vomitaste fue cuando eras niño. -susurra con sus ojos brillantes.
Me duele el pecho como si el aire no llegara a mis pulmones. No tendría porque recordarlo.
—No creo que te importe.
—Me importas -dice desviando la mirada y suspira.
—Mentiroso.
—Me importas tanto que no te he buscando.
—¿Te estas escuchando?
—Es lo que querías -responde resoplando —es lo mejor para ti.
—¿En serio quieres tener esta conversación en medio del pasillo?
Si, quiero que venga a hablar conmigo a casa. Soy así de patético.
—No quisiera tener esta conversación nunca.
—Bien -digo con la voz quebrada y continuó caminando.
Se supone que debería intentar hacer algo para solucionar pero no lo hace y eso me hace sentir que no signifique nada para el.
Casi llegando al salón mi cabeza da vueltas de nuevo y me apoyo en el muro, intentando no caerme, hasta que siento como sus manos me rodean mi cintura.
—Bebe -dice a mi lado, cerca de mi oído.
Todo se esta oscureciendo pero me siento seguro porque se que el esta ahí y va a encargarse de mi.
Gracias por sus votos y lindos comentarios.