Frente al espejo terminó de ajustar el lazo de ese uniforme que conocía tan bien. Se miró por algunos segundos para comprobar que la falda y la camisa estuvieran en perfectas condiciones y finalmente sonrió al comprobar que ya estaba casi lista.
Con algo más de rapidez se calzó los botines que combinaban con el uniforme y de inmediato se colocó el cabello a ambos lados de su rostro y recogiendo hacia atrás, con unas pincitas, algunos mechones. Acción que repetía cada día para no tener que recogerlo al completo pues amaba su cabello largo y ondulado con ese hermoso tono castaño claro que lucía. Ni siquiera se molestó en maquillarse, eso no le gustaba y tampoco le importaba demasiado aunque cada día alguien se encargara de hacerle ver que sí debía importarle.
—Macarena... —escuchó uno golpes en la puerta y enseguida reconoció esa voz —. Macarena si no te das prisa llegarás tarde y yo también.
—¡Voy en dos minutos mamá!
Los golpes cesaron apenas habló y rápidamente recogió todas sus cosas para salir hacia el exterior de la casa donde ya le esperaba su madre con el coche en marcha.
—Por dios Macarena cómo te puedes tardar tanto.
—Lo siento mamá, estaba recogiendo todas mis cosas.
Nina ni siquiera respondió, solamente con una mirada por el espejo retrovisor le dio a entender todo. Macarena bajó la mirada concentrándose en su móvil mientras su madre tomaba carretera en dirección a su instituto.
En tan sólo veinte minutos ya se encontraba frente a la puerta del British Council Málaga, uno de los colegios más importantes y prestigiosos de la capital donde desde niña estudia y gracias al cual ha tenido la gran oportunidad de aprovechar al máximo su inteligencia, superior a la de cualquier jovencita de su edad.
Se despidió de su madre con un beso en la mejilla y bajó del coche para atravesar los enormes portones que la conducían a su colegio, ese que visitaba cada día desde que tenía tres años. Los guardias de seguridad la saludaron con una sonrisa seria cuando corriendo atravesó la puerta de entrada principal, recorriendo el gran patio central que le daría acceso a las distintas áreas del centro.
—¡Maca! —giró al reconocer es voz y enseguida corrió hacia ella con una sonrisa.
—Hola Pau —se abrazaron con fuerza, como si llevaran meses sin verse, aunque se hubieran visto la noche anterior.
—Pensé que llegarías tarde ¿qué te pasó?
—Nada, es que mi mamá me trajo y había mucho tráfico.
—Mmmm... —la expresión de su amiga la hizo fruncir el ceño y sabía perfectamente porque.
—Ella se ofreció a traerme, sé que es extraño pero no importa —le aclaró de inmediato, bajando la mirada.
—Bueno pues sí, lo importante es que ya estás aquí —su amiga le quitó importancia a la situación regalándole una sonrisa seguida de un tierno abrazo.
Paulina era dos años mayor, como todos sus compañeros de clase. ¿Porque? Su inteligencia, superior a la del resto de niños de su edad, la había ayudado a escalar cursos siendo más pequeña. Dos exactamente, cuando estudiaba Infantil y después en Primaria aunque Paulina era mucho más que una simple compañera de clase.
Ella era su mejor amiga desde niñas y pesar de ser mayor siempre la había cuidado pues vivían en la misma urbanización y a tan sólo unas casas de distancia la una de la otra. La jovencita de cabello rubio siempre la había ayudado, sobre todo en ese lugar en el que ahora estaban, donde todos esos compañeros que se decían sus amigos no se lo ponían nada fácil.
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Bailemos, Al Compás De Nuestro Amor
Teen Fiction*RESUMEN* El colegio, el instituto, son etapas... Etapas que marcan la vida de muchas personas y para las que otras pasan sin mayor importancia que encontrar un futuro prometedor. Esas etapas marcaron sus historias aunque de formas diferentes. Migu...