Ricardo estacionó frente a los portones de esa casa que ahora conocía mucho mejor. Le pidió que regresara y miró el reloj del móvil para asegurarse que llegaba puntual. Llamó al timbre y esperó solamente durante un par de minutos hasta que pudo entrar y cruzar el jardín para encontrarse con Regina esperándola en la puerta de entrada.
—Buenos días Regina —la saludó con un beso en la mejilla
—Buenos días hermosa —con una sonrisa y un escalofrío recorriendo su cuerpo aceptó el cariñoso abrazo que ella le ofrecía —. Vamos adentro, Miguel aún no despierta y quiero prepararle su desayuno favorito.
—¿Puedo ayudarte? —se ofreció con una ilusión que nunca antes había sentido. Quería ayudarla, quería hacer junto a Regina ese desayuno para él en ese día tan especial.
—Claro que sí —aceptó emocionada —vamos —pasó un brazo por sus hombros y la guió al interior de la casa.
Entre risas y una amena conversación logró ayudar en ese desayuno que Regina le contó que era el preferido de Miguel. Café, zumo, tostadas y croissant de chocolate ¡todo eso se iba a comer él solo!
Ayudó a poner la mesa en un pequeño comedor anexo a la cocina y cuando todo estuvo preparado la ayudó a colocar cada cosa en su lugar. Unos minutos después fue Miguel padre quien apareció en la cocina saludando a su esposa con un cariñoso beso en los labios.
—Buenos días señor Cohen —lo saludó con amabilidad al sentir su mirada sobre ella y él sonrió de igual forma.
—Hola Macarena ¿cómo estás? —se acercó a ella para saludarla con un beso en la mejilla. Apenas había hablado con él en alguna ocasión, según su esposa y su hijo era un hombre ocupado aunque siempre con tiempo para su familia ¡Qué diferente era a su familia!
—Muy bien, gracias ¿y usted?
—Todo bien hija ¿y Miguel? —se dirigió a Regina quien miró el reloj y se encogió de hombros.
—Ya es hora de que despierte o llegaréis tarde, ¿puedes ir tú Maca? —la vio con sorpresa y miró a Miguel quien no había cambiado su gesto ni había visto nada de raro en las palabras de su esposa —. Si no quieres yo voy.
—No, no pasa nada. Yo voy por él —en respuesta una sonrisa fue lo que recibió y se dirigió a las escaleras que la llevarían a su habitación.
Recorrió el pasillo sin prisa y respirando hondo, no sería la primera vez que entraría a su habitación pero sí la primera que lo haría para despertarlo. Para despertarlo el día de su cumpleaños y ser la primera en felicitarlo.
Tomó con delicadeza el pomo de la puerta y abrió muy despacio para que no sintiese su presencia aunque ese fuera su cometido. Al abrir pudo ver la habitación, era la suya y de eso no tenía duda. Estaba hecha un desastre al igual que él quien seguía dormido y sin enterarse siquiera que ella estaba ahí. Caminó despacio hasta la cama con cuidado de no hacer ruido y lo vio atravesado en ella con las sábanas enredadas a su cuerpo que se encontraba de medio lado mientras abrazaba su almohada. Sonrió al verlo y por un momento pensó que debió suponerlo, ese niño era tan nervioso que nunca paraba quieto. Se sentó a su lado y se inclinó apoyándose sobre su brazo, él seguía completamente dormido.
Quiso contemplarlo así, sin que supiera que lo estaba observando de esa forma. Quería verlo dormir e imaginar por un momento... Suspiró y sacudió sus pensamientos, eso no podía ser posible. Era su amigo, como Gabi o Fernando. No podía sentir más por él, era imposible.
Pero en ese instante no pudo resistirlo, estaba tan dormido que ni siquiera se enteró cuando enredó los dedos de la mano en su cabello castaño, alborotado seguramente por todas las vueltas que había dado esa noche. Con el dorso de su mano le acarició la mejilla y pudo sentir otra vez esa misma corriente, esa que había sentido cada vez que la besaba, esa que sentía cada vez que él la miraba o le sonreía de esa forma tan particularmente sexy y descarada. Y no podía evitarlo aunque quisiera, no quería pero en ella algo ya crecía. Aún no entendía el qué, ni siquiera lo sabía, sólo tenía claro que lo que él la hacía sentir la hacía vulnerable y eso le daba miedo.
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Bailemos, Al Compás De Nuestro Amor
Teen Fiction*RESUMEN* El colegio, el instituto, son etapas... Etapas que marcan la vida de muchas personas y para las que otras pasan sin mayor importancia que encontrar un futuro prometedor. Esas etapas marcaron sus historias aunque de formas diferentes. Migu...