Capítulo 9

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Un nuevo día comenzaba y esa mañana poco le importaba si algo salía mal. Sentía la luz del sol iluminar como nunca antes lo había hecho, por primera vez en mucho tiempo quiso sentir que nada podría arruinar la felicidad que sentía y así se lo había propuesto.

Desayunó y se despidió de Candela muy amablemente y rió al ver su cara de sorpresa y espanto, estaba segura que se le había pasado por la cabeza que su actitud era demasiado extraña pero a ella poco le importaba. Esa mañana era feliz, por primera vez en mucho tiempo lo era de verdad sin la necesidad de fingirlo, y pensaba aprovecharlo.

De igual forma como había salido de su casa llegó a la escuela, todos la miraban extrañados pero con disimulo. Todos la conocían y sabían de lo que era capaz si algo a su alrededor no le gustaba pero esa mañana era diferente. Buscó a Paulina por todo el colegio hasta encontrarla sentada en el césped de la parte trasera junto a la cafetería hablando muy animadamente con Gabriel.

—Buenos días —los saludó con una sonrisa enorme mientras los abrazaba a ambos regalándoles un beso en la mejilla —. ¿Qué hacen?

Se sentó con las piernas cruzadas frente a ellos quienes la miraban totalmente atónitos, seguramente sin entender esa amabilidad que hoy sentía y demostraba con los demás.

—¿Maca te sientes bien?

—Sí claro que sí, estoy bien ¿porque?

—Porque siento que no lo estás ¿te sucede algo?

—Que no Pau ¿tú ves que me suceda algo Gabi?

—No sé pero es que sí te ves extraña.

—Bueno pero que bicho os ha picado a los dos si yo estoy muy bien. No entiendo porque me veis así.

—Maca porque no es normal que tú llegues repartiendo abrazos. Ósea a Pau sí ¿pero a mí? Hacía años literalmente que apenas me saludabas con un hola.

—Bueno pues hoy me apeteció hacerlo —se encogió de hombros —. ¿Te molesta?

—No claro que no, la verdad es que me alegra verte tan feliz —confesó con una sonrisa —. Te ves eufórica.

—Hoy amanecí de buen humor —ambos la miraban muy fijamente, extrañados seguramente por su actitud —. Bueno ya mejor cuénteme que hacían.

—Nada, sólo conversando sobre los entrenamientos.

—¡Buenos días! —esa voz la sobresaltó y sintió como por todo su cuerpo aparecía esa corriente que había sentido la tarde anterior —. Los busqué por todos lados.

—Pues aquí estamos —respondió Gabriel quien lo saludó con unos gestos que ya había visto entre ellos para seguido saludar a Paulina con un beso en la mejilla y sentarse junto a ella.

—Buen día muñeca —la saludó y abrió los ojos demasiado al ver cómo se acercaba a ella pero trató de contener un suspiro de alivio cuando lo sintió posar los labios en su mejilla —. ¿De qué hablaban?

—Pues de que Macarena está muy extraña hoy pero al parecer tú también.

—¿Yo? ¿Porque? Estoy perfectamente.

—Ay por dios no te hagas Miguel, si en los últimos días apenas y nos has saludado y ahora hasta llegas repartiendo besos en la mejilla como la loca de mi amiga.

—¿Bueno tiene algo de malo que quiera ser vuestro amigo también?

—Claro que no, si son estos dos los que están raros —la respuesta que dio lo hizo reír mientras sus amigos los seguían mirando como si fueran extraterrestres.

Bailemos, Al Compás De Nuestro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora