Ya había pasado una semana desde aquel día y aún podía escuchar la rabia con la que Macarena le había gritado a la directora de la academia que no podía hacerles algo así. Él mismo la había tenido que sacar de la oficina pidiendo disculpas y luego consolar a su novia por más de dos horas mientras lloraba con rabia.
Él había sentido lo mismo, le parecía demasiado injusto que no pudieran presentarse como pareja en la competencia pero ya les habían dejado claras las reglas y no podían echarse atrás. Ambos ahora participarían en diferente categoría debido a su estilo y con otros compañeros como pareja. Y a pesar de que trataba de hacerlo lo mejor posible por su compañera, no era capaz de hacerlo como con ella. Sus cuerpos no se movían como si fueran uno, se sentía incómodo agarrando a esa chica con la que debía bailar. Nada era como con ella.
La extrañaba, y la extrañaba no solo en el salón de baile. También extrañaba sus salidas luego de los ensayos o los entrenamientos. Ahora apenas podían verse en el colegio y en alguna ocasión luego de las clases de baile.
Trataba de concentrarse y seguirle el ritmo a Clara, su compañera de baile, pero a pesar de que ponía todas sus energías en eso poco era lo que conseguía. Solo podía pensar en ella y en lo mucho que extrañaba bailar a su lado, extrañaba hasta sus regaños cuando se equivocaba o se quedaba embobado mirándola. Esa tarde su desconcentración le estaba pasando factura y Clara ya lo había notado.
—Miguel... Miguel... —la miró al escuchar su voz mientras la música se desvanecía y pudo darse cuenta que se había quedado parado en medio del salón sin continuar con la coreografía —. Miguel...
—Perdóname, Clara ¿Qué decías?
—Te quedaste quieto, ¿Sucede algo? —negó y suspirando se dejó caer sobre la tarima. Sentándose junto a la bolsa de deporte donde estaban todas sus cosas —. Si quieres podemos tomar un descanso.
—Lo agradecería —la castaña sonrió y se sentó a su lado para tomar su botella de agua. Ambos quedaron en silencio por varios minutos, ella no decía nada pero él sentía que debía disculparse de nuevo. Ella menos que nadie tenía la culpa de su inexistente concentración —. Clara...
—¿Sí? —sus ojos castaños se clavaron en los de él mientras podía apreciar una leve sonrisa en su rostro.
—Solo quiero disculparme por estar así, no puedo concentrarme y de verdad te agradezco que me tengas tanta paciencia.
—No, Miguel no tienes nada que agradecerme. Entiendo que no sea fácil acostumbrarte a bailar con otra persona —abrió los ojos sorprendido por sus palabras y ella río —. No pongas esa cara, estaba presente cuando hablaste con el profesor y todos sabemos aquí que Macarena te ha enseñado a pulir tu estilo, además de que son novios, así que entiendo que no sea fácil cambiar todo así tan de repente.
—Bueno sí, es complicado. No te confundas, no es que no me divierta y no me guste bailar contigo, si lo paso muy bien...
—Pero la echas de menos, es normal no te preocupes —puso una mano sobre su hombro y le sonrió —. Te entiendo.
—Sí, bueno gracias ¿Seguimos? —asintió sin dejar de sonreírle y se levantaron del suelo para comenzar de nuevo.
Y de nuevo aunque pusiera todas sus energías en ello, Macarena no salía de su cabeza.
~
Cruzada de brazos y golpeando el suelo con el pie esperaba perdiendo la paciencia a que llegase a recogerla. Si no llegaba en menos de cinco minutos llegarían tarde los dos por su culpa y recibirían una sanción por impuntualidad, cosa que ella a nunca le había pasado.
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Bailemos, Al Compás De Nuestro Amor
Dla nastolatków*RESUMEN* El colegio, el instituto, son etapas... Etapas que marcan la vida de muchas personas y para las que otras pasan sin mayor importancia que encontrar un futuro prometedor. Esas etapas marcaron sus historias aunque de formas diferentes. Migu...