Abrió los ojos al sentir que Luna se levantaba de la cama, dando vueltas alrededor de ella como si estuviera nerviosa por algo. Apartó uno de los auriculares que tenía puestos para escuchar música desde su móvil y no percibir nada del exterior. Eso era lo último que quería, saber algo fuera de esas cuatro paredes en las que se encontraba encerrada de nuevo desde hacía dos días. Solo había salido para ir al colegio y eso porque tenía muy claro que no podía permitirse perder clases y exámenes a unas semanas del final del curso, aunque ahora ni siquiera sabía para qué seguía.
Esa tarde todas ilusiones habían quedado destruidas, cuando obtuvo la confirmación. La habían aceptado en la universidad donde quería continuar sus estudios de danza, pero ahora ya nada servía. Todo su esfuerzo se había ido a la basura porque hasta ese día su pierna estaba inmóvil, ni siquiera podía sostenerse de pie sin la ayuda de las muletas y, por lo tanto, mucho menos podría bailar.
Había perdido su oportunidad, su sueño...
Ni siquiera respondió los toques que acababan de dar en la puerta, de nuevo se colocó el auricular y cerró los ojos. Era la voz del británico Ed Sheeran lo que escuchaba, esa canción que tantas veces había bailado junto a su novio: Thinking Out Loud.
Fue cuando sintió una caricia en su mejilla que una única lágrima escapó de sus ojos y al abrirlos encontró la mirada de su padre sobre ella, quien retiró los auriculares que tenía puestos.
—Hija...
—Déjame sola, por favor. Quiero estar sola, papá.
—Lo sé, mi amor, pero esto es importante —Luna se acercó a ella para pedirle sus caricias mientras su padre la miraba preocupado —. ¿Puedes escucharme un segundo?
Asintió dejando a un lado el móvil para sentarse en la cama, puso a Luna sobre su regazo y fue entonces que lo miró.
—Dime.
—Hija, acaba de llegar el terapeuta que recomendó tu doctor y quiero que lo conozcas para que puedas comenzar cuanto antes con tus terapias de rehabilitación —su expresión no cambió porque ni siquiera le provocaba emoción saber esa noticia. Ahora ya no tenía ningún motivo para hacerlas porque ya su sueño se había roto y lo último que quería era estar semanas completas sufriendo con esas terapias que ahora no tenían ningún sentido para ella.
—Puedes agradecerle que se haya tomado el trabajo de venir hasta aquí, pero no quiero tomar ninguna terapia —la cara de sorpresa de su padre era evidente al escucharla, pero por más que le insistiera no pensaba cambiar de opinión.
—Macarena, hija, ¿me lo estás diciendo en serio? —asintió sin dudarlo y vio la expresión confundida de su padre. Seguramente no la entendería, ni él ni nadie, pero era su decisión —. Mi amor, pero esto es por tu bien. Tienes que hacer rehabilitación para recuperar la movilidad y la fuerza de tu pierna.
—Sí, lo sé, papá, pero no me interesa. Dile que gracias por venir, pero que se vaya, por favor.
—Pero, hija, por favor, tú estuviste de acuerdo con esto. Aceptaste cuando el doctor te lo dijo y estabas muy emocionada —se encogió de hombros. Ya no lo estaba, no le interesaba. ¿Era tan difícil de comprender? —. Macarena...
—Ya, papá, no sigas insistiendo, ¿sí? Entiende que ya no tengo ningún interés en esas terapias porque toda la emoción por recuperarme era mi sueño de ir a esa universidad y poder estudiar danza ahí, pero ¡ya no podré porque me es imposible dar un solo paso!
—Pero...
—Te dije que no haré terapias así que ve a decirle a quien quiera que hayan mandado que se vaya —tomó de nuevo sus auriculares y volvió a meterse entre las sábanas, acurrucándose con Luna —. Déjame sola.
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Bailemos, Al Compás De Nuestro Amor
Teen Fiction*RESUMEN* El colegio, el instituto, son etapas... Etapas que marcan la vida de muchas personas y para las que otras pasan sin mayor importancia que encontrar un futuro prometedor. Esas etapas marcaron sus historias aunque de formas diferentes. Migu...