Capítulo 14

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Cogió la chaqueta de encima de la cama cuando recibió el mensaje de Gabriel con la ubicación del lugar donde se encontraba junto a Fernando. Después de un largo día necesitaba relajarse y distraerse de todo así que sus dos compañeros, ahora sus mejores amigos, lo habían invitado a salir los tres solos en lo que sería una tarde de chicos.

Antes de salir revisó la dirección y el mapa varias veces pues aunque ya llevaba varias semanas en Málaga aún no conocía al completo la ciudad. Por suerte y a pesar de todo logró encontrar el lugar y cuando estacionó la moto, y mientras se deshacía del casco, pudo ver como sus amigos ya lo saludaban desde una de las mesas que se encontraban en la terraza del bar.

—Miguel, al fin llegas —saludó a Gabriel, que se levantó al verlo acercarse, y seguido lo hizo de igual forma con Fernando.

—Lo siento, es que tuve que revisar varias veces el mapa para no equivocarme —aclaró sentándose en su lugar —. Pero ya estoy aquí.

—Bueno dinos entonces ¿qué quieres tomar?

—Pues... - miró las cervezas ya terminadas de sus amigos y les hizo un gesto —. Lo mismo que vosotros.

—Voy entonces a pedir otra ¿no? —Fernando se dirigió a Gabriel y este asintió, se levantó para pedir las cervezas y unos minutos después regresó con ellas —. Contad entonces cómo os fue el día.

—Normal, bien.

—Pésimo —respondió tomando un largo trago de su cerveza bajo la interrogante mirada de sus amigos —. ¿Qué? Es la verdad.

—¿Y será que ese pésimo tiene nombre y apellido? —la pregunta de Fernando lo hizo suspirar ¡vaya que lo tenía! ¡Por supuesto lo tenía!

—Macarena Olivier —respondieron los dos antes de que él pudiera aclarar nada más, solo pudo asentir resignado.

—Miguel te entendemos —Gabriel puso una mano sobre su hombro —. Lidiar con semejante mujer no es fácil.

—¡Cuál mujer Gabriel! Es una niña en el cuerpo de una mujer.

—Pues una niña que le da la vuelta a cualquiera que se le ponga enfrente, si no mira como trae a nuestro amigo —palmeó la espalda de su amigo y este lo miró fulminante.

—¿Como me trae según tu? —miró a Gabriel alzando una ceja luego de tomar otro trago de su cerveza.

—Pues mírate hermano, estás todo amargado y sin una pizca de ganas de estar aquí porque esa mujer te está ignorando.

—Si acepté venir fue para olvidarme de ella por un rato, porque no quiero seguir pensando en por qué me ignora o porqué cuando no lo puede hacer me habla así —rodó los ojos y suspiró tomando lo que restaba de su cerveza para pedir otra enseguida con un gesto a uno de los camareros —. No puedo entenderla.

—Pues es que no es fácil entenderla ahora Miguel, yo creo que lo mejor es que le tengas paciencia —miró a Fernando sin entender su consejo, ni siquiera ellos sabían todo lo que había pasado entre los dos.

—Eso sí amigo, creo que Fernando tiene razón  —meneó la cabeza afirmando su posición mientras él los miraba —. Tienes que tener mucha paciencia.

—¿Paciencia? ¿Y que no tengo suficiente paciencia con ella desde que la conozco? —ambos lo miraron bebiendo de su cerveza al tiempo. Sin opinar —. Tengo y he tenido toda la paciencia del mundo pero no puedo, no logro entenderla.

—Pues ya sabes que su carácter es muy fuerte, es una mujer de armas tomar y de normal ya no es fácil lidiar con ella.

—Eso sí es verdad, Gabi tiene razón. Si de normal ya su carácter es muy explosivo ahora con las hormonas no habrá quien la entienda.

Bailemos, Al Compás De Nuestro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora