El tono de voz usado por su suegra durante esa llamada no salía de su cabeza y tampoco las palabras que había cruzado con su madre minutos después.
Por eso llegaba ahora a la casa de su novia mientras trataba de tranquilizarse, pensar y encontrar la forma de convencerla de terminar ese encierro en el que estaba. ¡Dos semanas! Ya habían pasado dos semanas desde que salió del hospital y se negaba rotundamente a salir de su habitación y ni siquiera quería ver un poco de luz entrar por las ventanas. Sin moverse de la cama y con la compañía de Luna pasaba hora tras hora encerrada, solamente viendo televisión o pegada a su portátil viendo series, películas o navegando en Internet.
Trataba cada día de sacarla de ahí, entendía que el no poder caminar y la incertidumbre de no saber si podría recuperarse por completo la mantenían muy deprimida, pero ya había sido demasiado complaciente con ella. Había dejado pasar las cosas con la esperanza de que poco a poco podría sacarla de ese estado de depresión en el que estaba. Pasaba todo el tiempo posible a su lado, sus padres desde el accidente habían cambiado por completo y lo sabía... Nunca creyó que Nina y Pablo podrían dejar de lado su trabajo por tratar de animar a su hija, pero nada era suficiente para ella. Su mal humor con ellos y con todos empeoraba con los días y ni hablar de las visitas. Sobre eso, solo lo recibía a él y a su madre, ni siquiera a Paulina que era su mejor amiga quería ver. Todos habían tratado de ayudarla, pero simplemente ella estaba negada a dejarse ayudar, aunque él pensaba terminar con aquello ese mismo día.
Bajó de su coche tan pronto estuvo enfrente de los grandes portones, tocó el timbre y segundos después ya se encontraba en medio de la estancia de la casa de su novia. Nina se acercó a saludarlo aun cuando se le veía atareada en medio de un sin número de papeles. Llevaba todo ese tiempo trabajando en casa para así estar cerca de su hija, pero a Macarena poco le importaba porque cada vez que su madre intentaba darle algo de amor simplemente la atacaba con alguna de sus indirectas. Y la entendía, claro que la entendía... Pero era consciente de que eso debía acabar.
—Miguel, qué bueno verte. Creo que pasas más tiempo aquí que en tu casa, cariño. Aunque en los últimos días sé que no has podido venir por la escuela.
—Lo mismo dice mi madre. Ha sido difícil no venir, pero por suerte hemos hablado por videollamada —se encogió de hombros y sonrió.
—He estado hablando con tu madre esta mañana porque ya no sé qué hacer con mi hija —comentó preocupada —. ¡Dios! Me está cobrando con creces lo mala madre que he sido estos años —se tapó la cara soltando un largo suspiro de frustración.
—Quisiera decir que no es así, pero... Solo puedo decirles que tengan paciencia. Romper el muro que ella pone cuando se siente amenazada lleva tiempo y lo digo por experiencia propia.
—Candela, ¿qué te pasó? —giró para ver a la pobre mujer que venía bañada de pies a cabeza con lo que parecía ser una sopa de verduras.
—La señorita Macarena
—Ya... —su suegra suspiró —Ve a cambiarte y tranquila, no te mandaré que le lleves más nada por hoy yo me encargaré de ella. ¿Por lo menos pudiste dejar las toallas limpias y sacar la ropa sucia?
—Las dejé fuera de su habitación, pero sigue con el mismo pijama de hace unos días —negó. Su novia estaba sobrepasando los límites y en ese mismo instante acabaría con su berrinche.
Se encaminó escaleras arriba y cuando iba por la mitad la voz de su suegra lo hizo dar media vuelta para atenderla.
—¿A dónde vas, Miguel?
—A terminar con esto de una buena vez —replicó siguiendo su camino.
La puerta de esa habitación que conocía tan bien estaba frente a él, tomó aire y giro el pomo de esta para abrirla. Todo estaba a oscuras y para ser sinceros ya la habitación parecía una cueva. Había cosas tiradas en el suelo y una de ellas era parte de la comida que le había traído Candela.
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Bailemos, Al Compás De Nuestro Amor
Ficção Adolescente*RESUMEN* El colegio, el instituto, son etapas... Etapas que marcan la vida de muchas personas y para las que otras pasan sin mayor importancia que encontrar un futuro prometedor. Esas etapas marcaron sus historias aunque de formas diferentes. Migu...