Una vez más algo ajeno a su voluntad trataba de hacerlo abrir los ojos, él deseaba con todas sus fuerzas seguir durmiendo pero a su lado alguien se lo impedía. Trató de ignorarla pero no pudo hacerlo porque esa pequeña seguía insistiendo en despertarlo. Ni siquiera podía despegar sus pestañas, quería seguir descansando pero sabía que al igual que los dos días anteriores ella se saldría con la suya. Ya lo había conseguido dos veces, despertarlo mucho antes de lo que acostumbraba, y aunque había tratado de hacerla entender lograba todo lo contrario.
—Luna... —la regañó —ya estate quieta —trató de apartarla de su hombro donde se había acomodado sobre él pero solo consiguió llevarse un nuevo arañazo, esta vez en la mejilla —. Luna...
Suspiró y se levantó tomándola en brazos para llevarla hasta el lugar que le había acomodado, una pequeña almohada especialmente para ella que su madre compró y que colocó a los pies de su cama. Esa misma tarde en que la encontró Regina lo había ayudado a pensar y llevar a cabo lo primero que debía hacer con ella. Juntos habían comprado algunas cosas para el pequeño animal luego de llevarla al veterinario y comprobar que todo estaba perfecto.
—Quédate ahí, duerme un poco más —la señaló con su dedo índice tratando de parecer serio, cosa que al parecer logró pues la pequeña gatita se hizo una bola en su cama y cerró los ojos —. Menos mal...
Caminó de nuevo hasta su cama y se echó sobre ella sin pensarlo dos veces, abrazándose a su almohada trató de quedarse dormido nuevamente aunque poco consiguió. No supo cuanto tiempo había pasado pero sintió que apenas habían sido unos minutos cuando una vez más, y sin entender como, sintió las diminutas patas del animal clavándose en su espalda.
—¡Mamá! ¡Regina! —gritó tratando de quitársela de encima y queriendo volver a dormir ¡nunca hubiera pensado que ese animal fuera tan inquieto! —. ¡Regina tu nieta quiere verte! ¡Ven a por ella que no me deja dormir!
Trató de no hacerle caso pero el pequeño animal seguía insistiendo en querer despertarlo.
—¿Se puede saber porque gritas de esa forma Miguel? —escuchó la voz de su madre entrando en su habitación y suspiró.
—Regina quítamela de encima por favor, cuida de tu nieta un rato que no me deja dormir —sonrió al sentir como su madre ya se la quitaba de encima —¡Mamá! —chilló dando un respingo al sentir como su madre le daba una fuerte palmada en el trasero.
—Nada de mamá, eres un irrespetuoso Miguel —sintió su tono de voz enojado y se dio la vuelta para verla —. Es tu mascota y es tu responsabilidad así que no creas que yo voy a estar cuidando de ella.
—Mamá pero es que es tu nieta, quiere estar contigo mírala —señaló a la pequeña que jugaba con la mano de su madre y al mirarla supo que ya debía terminar con sus bromas —. Solo quiero dormir mamá.
—Pues ves despidiéndote de dormir porque yo no soy niñera de TU hija, no haberla tenido —le entregó al animal de nuevo y fue ella en esta ocasión la que le sonrió con descaro —. Y si no pues ves y le pides ayuda a su mamá.
Incrédulo por sus palabras la vio salir y resignado tomo a la pequeña gata para mirarla a la cara.
—Eres una pequeña traviesa pero tranquila que pronto vas a conocer a tu mami —sin más opción se sentó en la cama atendiendo los juegos que esa pequeña le reclamaba.
~
Caminaba de un lado a otro de la habitación sin poder dejar de mirar por la ventana. Ya llevaba casi dos días completos sola y no podía salir de su casa porque ni siquiera tenía dinero para sobrevivir fuera de ella. Sus padres en ese momento estarían en algún país extranjero, posiblemente en una playa o quizá en la montaña ¡pero ni siquiera sabía exactamente donde porque no le interesaba!
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Bailemos, Al Compás De Nuestro Amor
Teen Fiction*RESUMEN* El colegio, el instituto, son etapas... Etapas que marcan la vida de muchas personas y para las que otras pasan sin mayor importancia que encontrar un futuro prometedor. Esas etapas marcaron sus historias aunque de formas diferentes. Migu...