Capítulo 58

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Abrió los ojos al sentirla removerse entre sus brazos que rodeaban su pequeño cuerpo. Sonrió al ver que aún dormía, pero aun así mantenía la mano entrelazada a la suya. Pudo ver los rayos del sol entrar por los pequeños que dejaban las cortinas y se pegó aún más a ella. Sus piernas permanecían entrelazadas y solo cubiertos por una sábana luego de haber vivido una intensa noche de amor. Se apoyó sobre su codo soltando su mano con cuidado y apartó hacia atrás el cabello que caía por su cuello.

Con la yema de sus dedos comenzó haciendo una leve caricia en su brazo y siguió ascendiendo hasta llegar a su hombro donde fueron sus labios los que adoraron su piel dejando pequeños besos. Sonrió de nuevo al sentir cómo se estiraba y cuando movió su brazo dejó al descubierto su costado que permanecía cubierto por la sábana.

Fue entonces cuando pudo ver ese tatuaje, ni siquiera había vuelto a reparar en él, pero recordaba perfectamente cuando fue la primera vez que lo había visto. La noche en que se conocieron, esa en la que terminaron besándose como desesperados hasta que fue él quien decidió detenerla y ayudarla a llegar a su habitación.

—Miguel... —la escuchó quejarse en un suspiro al besar ese tatuaje y luego repasarlo con sus dedos —. Por favor, tengo sueño, déjame dormir un poco más.

—Ya es de día, muñeca —besó su hombro de nuevo, pero cuando ella escondió la cara contra la almohada una vez más dejó al descubierto ese marca en su piel.

—¡Quiero dormir, Miguel! —rió al escuchar su queja de niña pequeña y besó su mejilla —. Ya estate quieto. ¿Qué haces? —lo regañó de nuevo porque no podía dejar de tocar y observar aquella huella de su piel.

—Estaba viendo tu tatuaje, muñeca —al escucharlo levantó la vista de la almohada y lo miró por encima del hombro —. Nunca me has dicho qué significa.

—No es nada. Ya lo viste el día que nos conocimos, ¿no? —asintió abrazándola, pero estaba seguro de que ese tatuaje era algo muy importante para ella —. Vamos a dormir un poco más.

—¿Qué pasa, muñeca? ¿Qué significa esa fecha para que te pongas tan seria? —tomándola por el mentón la hizo mirarlo —. Amor, dime, confía en mí.

Lanzó un suspiro y se acurrucó entre sus brazos, haciéndose aún más pequeña entre ellos.

—Sí, es un fecha —su voz temblaba, podía sentir cómo temblaba entre sus brazos —. Probablemente lo supongas, pero quieres saberlo.

—Muñeca...

—Esa fecha es el día en que decidí ser otra. Ese día nació la Macarena que tú conociste y enterré a la que Iván y Carla se encargaron de matar —un escalofrío recorrió su cuerpo, hablaba en apenas un hilo de voz y cerrando los ojos se arrepintió de su curiosidad —. Ese día nació otra Macarena y pensé que debía llevarlo grabado para nunca olvidarlo, así que la mejor forma que encontré fue con este tatuaje.

Deshizo el abrazo y con delicadeza buscó ese grabado de su piel, posando sus labios sobre él para después hacerla girar y quedar ambos recostados frente a frente. La atrajo a sus brazos y apartando un mechón de cabello de su rostro acercó su nariz a la de ella.

—No quiero que pienses más en todo eso, mi amor. Siento haberte preguntado —con un beso limpió una lágrima que se deslizaba por su mejilla y la vio sonreír.

—No, mi bomboncito, no me digas eso. Me alegro de que me hayas preguntado porque solo Pau sabe del significado de este tatuaje y tú eres el hombre que amo, así que tienes todo el derecho de compartir este secreto conmigo —y de nuevo conseguía hacerlo, su corazón estaba latiendo cada vez más rápido en el interior de su pecho.

Bailemos, Al Compás De Nuestro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora