Cuando Ricardo, el chófer, detuvo el coche frente a la academia solo suspiró. Una vez más era el chófer quien la dejaba ahí, quedándose sola y no en compañía de su novio.
Ya había pasado una semana y sentía que iba a volverse loca con cada día que pasaba sin poder bailar con él. Se veían todos a diario en la escuela y todas las tardes las habían pasado juntos estudiando, o al menos haciéndole creer a los padres de su novio que a eso se dedicaban todo el tiempo que pasaban juntos. La realidad era que, a pesar de que sí estudiaban, ahora era ella quien tenía que levantarle el ánimo, un ánimo que Miguel tenía por el suelo desde el castigo y regaño de sus padres.
Sus amigos también les habían reclamado la angustia que habían pasado debido a ese cambio de planes y les tocó disculparse. Aunque ellos habían sido los sorprendidos a su vuelta. Esas vacaciones habían sido especiales para los dos, pero también para sus amigos. Gabriel, en ese viaje, había logrado el perdón de Paulina y también su reconciliación.
Cuando entró en la academia fue un nuevo mensaje de su novio lo que la hizo distraerse por unos segundos.
<<Espero que me estés echando de menos y ojalá no te hayan puesto otro por ahí como pareja porque si te coquetea, que corra cuando regrese. No te olvides que extraño ir contigo a bailar. Te extraño todo el tiempo, muñeca.>>
Una risita y un suspiro fue lo que escapó de sus labios. Ella también lo echaba de menos y también estaba conociendo el lado celoso de su novio. Le había repetido hasta el cansancio que en esos días podría conocer a otro con quien también se complementara al bailar y dejarlo a un lado. ¡Estaba loco! Esa había sido su respuesta, porque no lograba entender que hubiera dicho semejante estupidez, aunque sí era cierto que ese castigo lo tenía muy deprimido.
Sonriendo escribió una respuesta que lograse tranquilizarlo.
<<No seas celoso, mi bomboncito, no podría bailar con nadie más. Tú eres la persona que me complementa en todos los aspectos, sabes que eres mi mitad perfecta en todos los sentidos. Y sabes que te amo con toda mi alma, te extraño todo el tiempo... Te veo en un rato, mi amor.
TE AMO.>>Ese fue su mensaje seguido de varios emoticonos en forma de corazones. Esperaba tranquilizarlo un poco, al menos, hasta que pudiera ir a verlo en un par de horas al terminar sus clases.
Terminaba de ponerse las zapatillas sentada sobre la tarima del salón de baile mientras veía cómo sus compañeros llegaban. Uno por uno todos se unieron a ella, siendo el profesor el último en llegar.
—Buenos tardes, chicos.
—Buenos, tardes —respondieron todos al unísono, pero ella ni siquiera alzó la vista porque necesitaba terminar de anudarse las zapatillas.
—Antes de comenzar la clase de hoy quería comunicaros algo. Aunque quedan solo unas semanas para que finalice este curso, la academia siempre acepta nuevos alumnos y hoy vamos a recibir a una compañera nueva —alzó la vista al escuchar unos pasos y su cuerpo al completo se quedó paralizado, no le respondía. Solo sentía que la sangre hervía en sus venas al verla frente a ella —. Por favor, chicos, démosle la bienvenida a nuestra nueva compañera, Carla.
—Muchas gracias, profesor —su sonrisa era absolutamente falsa, sus ojos estaban clavados en ella. La miraba con triunfo, como si hubiera ganado la guerra. Pero ¡qué demonios hacia Carla en la academia! Ella nunca había bailado ni mucho menos ¡Si odiaba hacerlo! Sabía que entrar al equipo de animadoras solo era una excusa para fastidiarla y en esa ocasión había hecho lo mismo, aunque se había equivocado.
Acababa de entrar en su terreno, en algo que era sagrado para ella y no pensaba permitir que lo invadiera y lo envenenara. No podía permitir que emponzoñase con el veneno que destilaba. Aguantó la clase, soportó el tener que estar tan cerca de ella en ese lugar que era su escape del mundo que la rodeaba. Aún no podía creer que hubiera llegado hasta ahí solo por fastidiarla.
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Bailemos, Al Compás De Nuestro Amor
Teen Fiction*RESUMEN* El colegio, el instituto, son etapas... Etapas que marcan la vida de muchas personas y para las que otras pasan sin mayor importancia que encontrar un futuro prometedor. Esas etapas marcaron sus historias aunque de formas diferentes. Migu...