.Capitolo Uno.

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Un año después, fiesta del día antes del inicio de clases.

Miranda se paró delante de Cameron, quien no dejaba el teléfono, para que viera lo que planeaba ponerse. Era su novio, quería su opinión.
- ¿Qué tal?
- ¿" Qué tal" qué? -Miranda apoyó las manos en su cintura, molesta.
- ¿Sabes? Si dejaras el teléfono, tal vez supieras qué tal qué. Sólo digo-él levantó la vista para mirarla.
-Yo sugiero que te pongas algo menos ajustado. Te marca...ahí-dijo, señalando su cadera. Miranda suspiró. Quería golpearlo, pero ella había preguntado.
-Cameron, no sé qué demonios estoy haciendo contigo-eso le llamó la atención- ¿qué es esto? Esto no es una relación, esto es un chiste. Es la primera fiesta del año...
-Justamente. No tienes por qué comenzar el año con todos hablando de que la ropa era demasiado ajustada para ti-Miranda lo miró, indignada.
- ¿Sabes qué quiero que hagas? Que te vayas. Voy a ir a ducharme, y no quiero que estés aquí cuando salga, ¿entendiste?
-Miranda...
-No, no me "mirandees". Eres un imbécil-Cameron la miró- ¿en serio te molestaba tanto prestarme dos minutos de tu atención? Soy tu novia, Cameron, se supone que te gusta pasar el tiempo conmigo.
-Me gusta.
-Pues no parece. Vete, no quiero tener que ver tu rostro. Adiós. Vete, fuera-él se dirigió hacia la puerta, y Miranda vio la luz de su celular prendiéndose.
-Apuesto a que es un Di Paolo el que te mensajea-Miranda se masajeó las sienes.
- ¿Por qué no lo superas? Son mis amigos, Cameron. No te digo con quién puedes tener amistades, tú a mí tampoco. Punto final de la discusión.
- ¿Entiendes que me siento amenazado?
- ¿Entiendes que tus problemas de autoestima y confianza no son mi problema?
-Mira quién habla de confianza y autoestima-Miranda enarcó las cejas.
-Eres...vete-Cameron se resintió en la entrada, esperando que ella lo frenara. Siempre lo había hecho, no entendía por qué eso habría de cambiar ahora-no sé cómo mostrarte que te amo y que dejarte no está en mis planes. ¿Tan difícil es confiar en mí?
-No es que no confíe en ti...es en ellos en quien no confío.
-Claro, porque para engañarte sólo se necesita uno. ¿Eres estúpido?
-Lo siento, en serio. Yo también te amo-Miranda suspiró, dejó que Cameron la tomara de la cintura y la apresara entre sus brazos, contra su pecho.
-Tienes que confiar en mí, Cameron. No pienso dejarte, pero no puedo seguir con una persona que cree que cada hombre que se me acerca es una amenaza-Cameron no pensaba que cada hombre que se le acercara era una amenaza: eran los Di Paolo el problema. Él chequeó el horario en su reloj y suspiró.
-Tengo que irme, los negocios no se atienden solos-Miranda enarcó una ceja.
- ¿No se encarga tu padre de eso?
-Está...está enseñándome-Miranda iba a comentar algo sobre que Santino estaba igual de tenso, pero evitó que las palabras dejaran su boca: no quería molestarlo más de lo que ya lo había hecho.
-Está bien, te libero-Cameron asintió levemente y salió de la habitación; Miranda lo siguió. Bajaron la escalera alfombrada, Bianca se despidió de Cameron, y llegaron hasta la puerta. Él no le dio un beso, sino que le acarició la cabeza, como lo haría con un perro que se portó bien y bajó las escaleras delanteras de la casa, se subió a su auto y se fue.
Miranda suspiró.
Se dirigió a su habitación, recogió los pedazos de tela que habían caído al suelo y pasó frente al espejo. Se detuvo a verse. No le gustaba en exceso lo que veía. Tenía un poco de celulitis en las piernas, y le disgustaba su estómago sobresalido. Suspiró y trató de calmarse, por su propio bien. Su nonna no habría aprobado ese comportamiento tan triste por parte de su nieta. Se dejó caer en la cama, y notó que se le aguaban los ojos. Según su madre, tenía que agradecer que Cameron seguía con ella luego de haber ganado tanto peso, y Miranda, con el tiempo, había llegado a creérselo. Según Nadia, su media hermana, eso era una estupidez y Cameron debía amarla como ella era, no por quiénes eran sus amigos o por cómo se veía. Y, según su nonna, ¡que se joda el que no ame a mi nieta por estar subida de peso! Eres italiana, Miranda, nosotros comemos pasta y tomamos vino. Que lo supere y viva con eso. Miranda se rio ante el recuerdo.
Se concentró en la imagen vieja que tenía en donde su nonna la sostenía en su regazo y ella tenía como un año y medio. Las lágrimas le cayeron sin ningún control sobre el rostro. Tomó la foto y la apretó contra su pecho. En el lugar donde la medicina dice que está el corazón, ella sentía un enorme agujero tragatodo.
-Te extraño tanto-murmuró hacia el cuadro-me haces tanta falta.

Jaque Mate [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora