.Capitolo Tredici.

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Marco registró la hora en su reloj, en la casa de Alex, la tarde del 20 de abril, y esperó a que ella volviera con la bebida. Por la mirada que les dedicó a los libros, estaba cansada de ver Física.
- ¿Y, Marco? ¿Cómo está Miranda?
-Está bien, se mudó con su hermana. No quiere...no quiere ver a Bianca.
-Dada la situación, yo tampoco querría-dijo, y le dio un vaso-es admirable-Marco la miró, y Alex dejó los libros sobre la mesa.
- ¿Qué es admirable?
-Lo que hace Miranda. Podría estar llorando desconsolada en su cama, pero no. No lo hace.
-Por algún motivo, no creo que sea su estilo.
-Miranda no era así antes, Marco. Antes estaba...llena de vida. Se metía en salones ajenos y comenzaba a hablar con la gente, se hacía amiga de todo el mundo. Todos la estimábamos. Luego, falleció su nonna y ella tuvo un quiebre emocional serio. Subió de peso...tanto que te daría calambre, y Cameron estuvo ahí con ella-Marco se tensó y tomó un sorbo del agua-te estoy diciendo esto porque...
-Porque yo no conozco a la Miranda de antes-Alex frunció los labios y asintió.
-Creo que Miranda...Miranda pasó por mucho en muy poco tiempo. Sus padres se divorciaron, su nonna murió, subió de peso, su madre mancilló su confianza en sí misma y luego, su novio la engaña. Con su hermana-agregó-yo no sé qué estaría haciendo en esa situación.
-Su mejor amiga lo sabía, creo que eso me calaría peor que mi novio.
- ¿Novio? ¿Tu? Creo que hay una conversación que tenemos que tener-Marco se rio-hablando de novios-dijo. Marco oyó el sonido de una puerta y supo que Alex se refería a que su novio había llegado.
-Sigo sin entender por qué vives sola con tu novio siendo tan joven.
-Vivo con mi madre, pesado. Él sólo le agrada mucho a mi madre.
Un hombre caminó hacia ellos, decidido. Marco notó su porte fuerte y grande. Seguro.
-Hola, princesa-dijo, dándole un beso en la parte alta de la cabeza-Oh, hola...-se quedó mirándolo tan fijamente que Marco pensó que tenía algo en el rostro. Recorría de hito en hito su cuerpo, como si tuviera algo que él no lograra procesar del todo.
-Uh, hola-murmuró, levantándose. Le tendió la mano, su saludo más común, y el chico tardó en aceptarla.
- ¿Mason? ¿Qué tienes? -dijo Alex, acercándose a su novio.
-Lo siento. Creí haberte visto antes, eso es todo-Alex se excusó luego de eso y sacó a su novio de ahí, momentáneamente. Marco se sentó, tomó un sorbo del agua y sacó el libro de Física; pasó el dedo por el número, divagando a su primera clase de física. Gio estaba a su lado, como siempre. Su primo era bueno en Química y malo en Física, al revés que Marco.
- ¿Cómo demonios vinimos a meternos en esto? Yo, es que no lo sé-Marco lo miró. Su primo estaba desperdigado por el asiento, como quien no quiere la cosa, con el brazo derecho apoyado en el respaldo, el izquierdo apoyado sobre el banco y los dedos entrelazados.
-No lo sé, ¿la escuela? -tanteó-está en el programa, imbécil.
-No me insultes o vas a romperme el corazón.
-Creo que Natalia se encarga de eso-Gio hizo una mueca en respuesta.
-Hace dos semanas que estamos saliendo.
-Oficialmente-agregó Marco.
-Oficialmente-cedió Gio.
- ¡Señor D'Alessandro! -dijo el profesor, quien más odiaba a Giovanni en toda la institución- ¡Increíble, es evidente que en esta institución no me quiere nadie! -murmuró, cuando los vio a los dos juntos, uno al lado del otro-me enviaron a los peores.
-No mienta, señor Dolce. El peor es Ottavio-el profesor se cruzó de brazos.
-Lo que sea, ustedes no son un paraíso tampoco-Marco sonrió.
-Lo lamento, señor, no vamos a cambiar de salón. Tendrá que tolerarnos otro año-Gio se había estirado hacia atrás y lo miraba, desafiante y divertido.
En la realidad, Marco no notó que Alex estaba frente a él.
- ¿Marco? -llamó Alex, notándolo demasiado ensimismado- ¿te quedas a cenar?
-No, gracias. Me gustaría-agregó con rapidez-pero mi madre quiere hacer una cena especial pre-cumpleaños y si no aparezco, será mi última cena pre-cumpleaños.
-Bueno-dijo, sentándose en la silla frente a él-parecías muy interesado en los números hace un segundo, ¿evocando recuerdos?
-De hecho-comentó, tomando un sorbo de agua-estaba pensando en mi primo-Mason inspiró fuerte y Marco lo miró, extrañado. Era un tipo raro.
-Tu primo-dijo Alex, pidiéndole claramente que clarificara quién era el chico.
-Giovanni, el que...nació el mismo día que yo-Alex asintió, recordando que él se lo había comentado.
- ¡Que puntería! -dijo Alex, divertida.
-A la misma hora-Alex perdió la sonrisa.
-Parece un cuento. Cuéntame más.
-No hay mucho que contar, en realidad.
- ¿Cómo es él? -Marco sonrió.
-Gio es...es muy liberal. Más bien, divertido. Tiene una obsesión con Armani-comentó divertido-hemos hecho todo juntos desde que nacimos. Hasta dormíamos en la misma cuna.
- ¿Cómo dormían en la misma cuna? Eso no me parece posible. No son del mismo padre, ni de la misma madre.
-Cierto. Pero, según nos cuentan nuestros padres, hubo un tiempo en que no podíamos dormir separados. Teníamos que dormir en la misma cuna-Marco pensó que, una persona normal, pensaría que estaba loco y enamorado de su primo, Miranda lo había hecho, pero Alex no. Alex parecía entenderlo, por motivos ajenos a él.
- ¿Cómo superas...que están alejados en su cumpleaños?
-El año pasado no supe cómo reaccionar. Me encerré en la habitación donde guardaron mi piano y simplemente toqué. Toqué todo el día y hablé con él toda la noche.
- ¿Por eso no fuiste a la escuela al día siguiente?
-Sumado a mi insomnio, no dormir me había arruinado. Desperté dos horas antes de ir a clases, a los dos días de mi cumpleaños-miró su reloj-y, hablando de cumpleaños, debería irme. Miranda y yo vamos a ir a buscar el regalo de Santino. Lo que me recuerda-y sacó de su mochila una cajita de terciopelo negra. Se la tendió-no te diré feliz cumpleaños, pero lo abrirás mañana.
- ¡Eso no es para nada justo!
-Me encargaré de que no la abra-dijo el novio de Alex, divertido, tomando la caja. Marco sonrió.
-Ahora sí, debo irme.
- ¡Envíale saludos! -dijo. Marco la abrazó.
-Te enviaré saludos también -ella sonrió y lo miró.
-No es justo que me des el regalo bajo la regla de no abrirlo hasta después de las doce.
-Confío en que tu novio te prohibirá abrirlo hasta que sea mañana. ¡Háblame de puntería! Santino y tú cumplen el mismo día-Alex sonrió. Mason saludó a Marco con un apretón de manos, muy masculino, y el italiano siguió a Alex hacia la puerta del edificio.
-Gracias por ayudarme, Marco. Realmente estoy perdida en física.
-Cuando quieras.
-Avísame cuando llegues, por favor-Marco la miró, divertido y extrañado.
- ¿Qué?
-Entiendo que en Milán es más seguro, aquí no. Sobre todo, con un auto como el tuyo, ten cuidado.
-Tranquila, lo tendré.

Jaque Mate [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora