Jaque Mate [Completa]

.Capitolo Trentacinque.

Giulietta recordaba cada día que alguien la había invitado a salir. La cantidad de veces era considerable, por supuesto; alguien con su prontuario no podía no haber sido invitada a salir, pero, jamás había salido con alguien con quien no debería salir.
Un alemán que le pidió en trece idiomas que saliera con él, un ruso que le obsequió una campera para la nieve, un italiano que le regaló un frasco de Nutella, con el que definitivamente había salido, un egipcio que insistió en compararla con la antigua diosa Isis, un español adicto a las metanfetaminas que le ofreció, en más de una ocasión, conseguirle si dormía con él una vez, un parisino que había insistido en que salir con él sería la mejor experiencia cultural de su vida, un londinense con el que salió durante unos cuantos meses en una relación abierta...en fin, unos cuantos. Pero ninguno se lo había pedido con la seguridad que Santino exhibía en su mirada, como si tuviera claro que ella saldría con él.
- ¡Hola! -exclamó sorprendida. Esa era la segunda vez que Santino entraba en el hotel de sus amigos específicamente buscándola a ella- ¿pasó algo?
-Quería verte-dijo, sonriendo con inocencia-es sábado, terminó el partido, te duchaste toda-dijo, haciendo alusión a que había lavado el cabello también, no solo el cuerpo como otras veces, pero a Giulietta le generó algo que él hablara de su desnudez, lo que era raro que le sucediera-y no tengo nada que hacer.
-O sea que vienes a buscarme cuando estás aburrido-Santino sonrió ante el tono que usó y le preguntó, muy claramente, si lo dejaba pasar.
- ¿Está Ghala?
-No, salió con Nadia.
- ¿Vas a aceptar salir conmigo o tendré que insistir más? -preguntó, sonriendo levemente.
-Preferiría no salir juntos, ¿recuerdas? No jugué hoy justamente por eso-Santino se estremeció y asintió.
-De acuerdo-él entró detrás de ella, que llevaba pijama de satén pero de mangas largas-estoy seguro que te extrañaron en la cancha-aseguró. Ella sonrió.
-Estoy segura que no soy tan necesaria, Miranda se manejó bien.
-Miri es genial, pero...falta algo cuanto tu no estás, ¿sabes? -ella lo miró. Él sonrió- ¿qué?
-Nada-afirmó-realmente no me estaba esperando una visita así que...-Santino observó lo extraño y revoltoso que lucía el interior de la habitación.
-Tu hermana es un volcán-ella se rio y se tomó el estómago. Santino perdió la sonrisa-Giuli, lo siento.
- ¿Qué sientes?
-Que tu hermana te haya lastimado.
-Si no eras tú, iba a ser cualquier otro que considere un juguete.
-Eso no me hace sentir mejor.
-Si viniste por la visita de calidad para sentirte menos culpable...-Santino la interrumpió.
- ¿Me crees si te digo que realmente tenía ganas de verte? -ella se atragantó.
-Te...te creo, me sucede-él enarcó una ceja-a veces extraño a todo el mundo.
-Pero no amerita que vayas a verlos, ¿verdad?
-Verdad-Santino evitaba ciertos comentarios porque verla lastimada por culpa de él era muy molesto, muy doloroso y no valían la pena, sobre todo porque sospechaba que a Giulietta no le gustarían; aunque tampoco confiaba en saber cómo reaccionar ante ella, pero, a veces, se le escapaban solos, no los controlaba.
-Pero yo sí vine a verte.
- ¿Por qué pasó eso? Mi hermana me envió al hospital por algo que no pasó, imagínate si cree que viniste a verme para acostarte conmigo-la idea le generó hormigueo en el estómago-realmente va a matarme.
-Hice todo lo más escondido posible-afirmó-pero creo que no lo pensé bien.
-No pareces pensar bien cuando estoy metida en el medio, ¿por qué? -Santino la miró con intensidad.
-No tengo idea de qué estás haciendo conmigo, Giuli, realmente no lo sé-ella lo miró, soltó los labios y suspiró.
- ¿Qué se supone que significa eso? -quería saberlo, lo necesitaba; después de todo, él era la razón por la que seguía ahí siendo que su vida corría riesgo.
-Significa que no sé cómo reaccionar cuando te tengo delante, eso significa-Giulietta tragó saliva.
- ¿Por qué estás diciéndome esto?
-Porque considero que deberías saberlo-ella evitó volver esa visita algo incómodo, así que sonrió.
-Estaba pensando en que, ya que estás, podrías ayudarme a ordenar. Eres la personificación del orden-él sonrió.
-De acuerdo, tú no mueves un sólo dedo, yo hago todo, ¿de acuerdo?
-No estoy inválida.
-Siéntate en el sofá-ella intentó hacerlo para probar que podía moverse pero él tuvo que tomarla en el aire mientras se dejaba caer porque lanzó un grito de dolor que le rompió los tímpanos. La enderezó y la dejó sola. Giulietta añoraba sus brazos cerca-probé mi punto te quedas quieta yo hago todo. Dime qué puedo tocar y qué no. No sé qué puedo encontrar en una habitación femenina.
- ¿Qué podrías encontrar? Protectores, tampones y toallas higiénicas, nada del otro mundo-Santino sopesó que tenía razón.
- ¿Nada sexoso?
- ¿Sexoso? -repitió, divertida-esa palabra no era real, Santi, los chicos la usan pero no es real.
-En tanto tenga letras y la gente entienda de qué hablo, es una palabra real para mí.
-Que conciso.
-Por supuesto-afirmó, divertido.
-Bueno, ciertamente, más que desesperación por ordenar, tengo hambre. Tengo una receta deliciosa que le robé a una monja-Santino enarcó una ceja, divertido.
- ¿Robarle a una monja? ¿No es como...empeorar un pecado a la décima potencia?
-Soy pecadora desde mi nacimiento, Santi-él lanzó una risa leve y ella sonrió-te ríes como si no fuera cierto.
-No lo es, que te hayas acostado con unos cuantos no te quita el papel de persona decente.
-Pues gracias. Me han insultado por mi modo de vida-Santino hizo una mueca que insultaba a esas personas, e hizo un gesto con la mano, desestimando sus opiniones.
-Incluso si fueras virgen ahora, encontrarían algo para insultarte-ella debía admitir que era cierto.
-El asunto es que tengo una receta que jamás hice.
-Vamos a hacer un cliché, ¿verdad?
- ¿Qué?
-Ya sabes, de esos donde se arrojan harina en el rostro y se ríen y...cosas.
-Espero que esas cosas no sean iguales a la razón por la que estoy vendada-Santino se estremeció.
- ¿Por qué sigues vendada? Eran dos horas, ¿se te saltaron los puntos?
-Oye, tranquilo-dijo, divertida, calmándolo-no, no saltó nada. Está todo quieto en su lugar, no estoy vendada, pero no existe algo sobre los puntos que tenga esa terminación, ¿entiendes? No existe algo como...punteada o algo así-él asintió.
-Pues bien, entonces, cocinemos.