.Capitolo Quattordici.

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Giulietta sabía que ese día era el cumpleaños de Santino, por más de una razón. Primero, Miranda se lo había dicho. Segundo, su prima lo había dicho. Tercero, toda la escuela parecía estar consciente de que el Di Paolo rubio cumplía años. Y cuarto, su hermana lo había mencionado.
- ¿Vas a regalarle algo? -preguntó Ghala, su hermana mayor, desde el otro lado del teléfono.
-La pregunta es si tú vas a regalarme algo.
- ¿Por qué yo debería regalarte algo?
-Eh, ¿será porque hace mil años que no te veo y estuviste en Rusia todos estos años? ¡Quiero una matrioshka! -dijo, exagerando las consonantes como había aprendido que hacían los rusos. Su hermana se rio.
-Tienes mil.
-Me pregunto qué tenemos con el número mil.
-Es un número perfecto-sentenció su hermana-es suficientemente grande para satisfacer a cualquiera y es redondo.
-Prefiero un millón.
-Si hablamos de dinero, yo también lo prefiero-Ghala sonrió y dijo un par de palabras en ruso a alguien que evidentemente estaba a su lado- ¿cómo estás, Giuli? ¿Tus heridas? ¿Gabriela está internada? ¿Está tratada?
-Estás hablando de la misma familia que dejaste, Ghala. Gabriela está internada, pero papá cree que si la tiene bajo sus alas no podrá hacer nada-o eso creía ella.
- ¡Eso es una idiotez! La primera vez que te cortó lo hizo bajo su mismo techo.
-Ve tú a decirle eso, porque no parece satisfacerlo si se lo digo yo.
-No entiendo qué tiene contigo, ¿por qué contigo? Jamás nos trató así a nosotras.
-No sé y tampoco quiero preguntárselo. No me interesa.
- ¡¿Cómo que no te interesa?! -preguntó, exaltada. Lo cierto es que Ghala era...era la mejor persona que Giulietta había conocido alguna vez, pero era su hermana y no entendía ni aceptaba como la trataba su padre, aunque fuera una situación irremediable, y era insistente cuando se trataba de intentar persuadirla para que lo averiguara.
-No me interesa, Ghala, eso es todo. Punto final del asunto-Tea y Cameron pasaron por su lado, pero su primo se detuvo a saludarla y a enviarle saludos a Ghala.
- ¿Por qué no me pasaste con él?
-No habla italiano, Ghala, menos ruso. ¿Cómo iba a comunicarse contigo?
- ¿Esa es su excusa para no haber preguntado por nuestra existencia a lo largo de los años?
-Creo que sí...debo irme, te llamo luego. ¿Dónde estás ahora?
-Es Moscú, cuando terminemos de filmar las escenas finales todo estará listo para que vaya a visitarte-a Giulietta el corazón se le llenó de emoción; lo notaba latir más rápido, contento y constante. Si realmente quería algo, ese algo era poder ver a su hermana.
- ¡Por favor! Te extraño que no tienes idea.
-Creo que me hago una idea-comentó, divertida-Cuídate, Giuli. No quiero recibir otra llamada desesperada del hospital diciendo que no saben si vas a sobrevivir la noche, ¿entendiste?

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Santino depositó el libro en el casillero abierto delante de su rostro y logró apartar la cabeza el tiempo suficiente para que el portazo no le diera de lleno. Lucía Santana estaba mirándolo con atención y con una sonrisa coqueta en el rostro.
-Hola, cumpleañero-Santino había oído a mujeres con las que se había acostado tener un tono de voz menos excitante en pleno momento de emoción que el que usaba Lucía en ese mismo momento.
-Lucía-dijo, a modo de saludo.
- ¿Recibiste la foto? -Santino abrió momentáneamente la boca, suspiró y sonrió. No planeaba hacerla sentir incómoda, aunque creía que pocas cosas realmente podían incomodar a alguien como Lucía en situaciones así.
-La recibí. Gracias por el regalo-la sugestiva foto había sido eliminada en cuanto su lento cerebro había procesado lo que era. Ciertamente no se notaba realmente qué era lo que había sido fotografiado y Santino no había querido tener la certeza.
-Oh, ese no era el regalo. Si quieres que te dé tu regalo...-Santino iba a declinar tranquilamente la oferta cuando alguien se le adelantó.
- ¿Foto? ¿Las mujeres aún hacen esa estupidez? -la femenina y sobradamente irónica voz de Giulietta le llegó directo desde su espalda-Adiós, Lucía-ella la miró con detenimiento. Giulietta había pasado sin mucho esfuerzo el complicado examen de imagen que las Santana aplicaban a todas. Su elegancia, su porte de chica carismática e inteligente, su ropa de marca y su collar de perlas las había comprado en el momento en que la habían visto entrar. Santino vio a Lucía sonreír y alejarse; se volteó y se apoyó en la línea de casilleros.
- ¿Esa eras tú defendiendo mi honor? -dijo, divertido. Giulietta sonrió.
-No creo que tengas honor que defender-Santino asintió, corroborándolo.
-Te voy a conceder eso-dijo, divertido.
-Feliz cumpleaños, rubio-él hizo un asentimiento largo y lento.
-Gracias, ¿tú también tienes un regalo?
-Si lo que estás esperando es una foto, no creo poder complacerte-Santino sonrió.
-Jamás se me cruzó por la mente.
-Qué triste...-Santino realmente no sabía si estaban coqueteando o no, pero, dado que le parecía que sí, prefirió evitarlo-pero sí, sí tengo algo para ti-y le tendió un paquete de gomitas. Santino se rio.
-Pues gracias-las tomó-de hecho, me gustan estas gomitas.
-Más te vale, me quedé sin otra cosa en el auto-Santino desencajó la mandíbula, fingiendo indignación-si esperabas que gastara dinero en un regalo especial, déjame decirte que no eres tan especial.
-Es cierto, no tengo por qué ser especial.
-Exacto, porque no lo eres.
- ¿Me acompañas?
Santino vio a Alex ir hacia él y la abrazó.
- ¡Feliz cumpleaños, italiano! -dijo, dándole un beso en la mejilla.
- ¡Feliz cumpleaños, extraña! -ella se rio. Santino decía que ella no era de ese país porque sus ojos eran de otro mundo. Marco se acercó con Miranda a su lado a saludarlos a ambos.
- ¡Feliz cumpleaños, Alex! -ella abrazó a Marco y le dio un beso en cada mejilla- ¿abriste mi regalo? ¿te gustó? -ella levantó la muñeca, mostrándole el brazalete de plata con el dije de la amatista.
-Me encantó. Es... ¿cómo dicen ustedes?
- E bellissimo, Alessandra-dijo Santino.
- ¡Eso mismo! -dijo, divertida. Estaba tan de bueno humor que contagiaba a todos-debo irme, ¿vienes, Marco? -él asintió. Saludó a cada uno y luego se alejó con Alex.
-Reitero la pregunta-dijo Santino, dirigiéndose a Giulietta- ¿me acompañas?
- ¿A dónde vas? -Santino la miró, divertido y desencajado.
-A clase, tenemos política.
-Presiento que será una clase divertida.
Tuvo razón, por supuesto. La pizarra decía: "Día de debate" y Giulietta suspiró; se sentó, al lado de su prima, detrás de la que consideraba su amiga. Santino se sentó del otro lado.
Tea miraba fijamente su espalda, y Giulietta no sabía si era porque tenía un lindo suéter color azul real, dado que era una mañana fría o a que era su cumpleaños y no lograba decidir si saludarlo o no.
-Hoy hablaremos de...leyes-sentenció el profesor, entrando. Llevaba la camisa apretada sobre su prominente barriga y los pantalones sueltos. Santino susurró algo en el oído de Miranda y ella se rio- ¿qué son las leyes, señor...Di Paolo? Hoy cumple años, ¿verdad?
-Así es, señor.
- ¿Cuántos cumples?
-Uno, los demás los tenía-aunque el comentario no fue excesivamente divertido, la gente se rio y eso irritó al profesor.
-Bien, ese año que suma, ¿en cuánto deja la cuenta?
-En dieciocho.
-Dieciocho años para nada, señor Di Paolo. Responda la pregunta.
-Las leyes, ¿qué puedo decir de las leyes? ¿Habla de las leyes instituidas por el hombre, por Dios o por la naturaleza?
-Me gustaría una clarificación, si podría dármela.
-El hombre dice que serás penado si matas, Dios estipula que no debes matar o tu alma será condenada a una eternidad de tormento y la naturaleza estipula que debes hacerlo si quieres sobrevivir.
- ¿Realmente es tan difícil para usted explicármelo?
- ¿No se entendió algo de lo que dije?
- ¿En qué sistema vivimos, señor Di Paolo?
-En el sistema capitalista, que nos ha dado tanto a los emprendedores-dijo, sonriendo. Miranda lo miraba y sonreía, consciente de que Santino estaba disfrutando con estar fastidiando al profesor.
- ¿Cómo relacionas el sistema capitalista con las leyes que no son las instituidas por el hombre?
-Las de Dios, técnicamente son instituidas por el hombre. No sé con exactitud, y creo que nadie más sabe, si él realmente lo dijo o si él realmente existe...hasta que no lo compruebe, son leyes instituidas por el hombre para mí. Y las de la naturaleza... ¿cómo puede preguntarme eso? El sistema capitalista es el más salvaje que hay.
-Lo siento-dijo Giulietta, interrumpiendo. Santino se volteó a verla, al igual que todos- ¿estás diciendo que, si tienes que matar a alguien, lo harías y no lo dudarías?
-En este sistema, tienes dos opciones, ignorando la clase baja: estar en la clase media, con un salario normal y sin nada muy desastroso como tu estilo de vida, pero vivir mordiéndote las uñas o estar en la clase alta, donde esas cosas son pequeñeces. Si quieres estar en el segundo grupo, tienes que o nacer en cuna de oro o construírtela desde cero. Eso se hace con inteligencia; suponiendo que logres un trato multimillonario de casualidad, cosa muy poco probable, pero luego no puedas mantenerlo porque sin poder pensar como empresario, no dudarías ni cinco minutos en un grupo organizado, inteligente y persuasivo. Es como sentirse un pez gordo, pero estar en un pozo lleno de tiburones-Giulietta quería debatir esto. Miranda, por su parte, lo miraba, siendo consciente de que él estaba contando sus opiniones total y completamente.
-Si quieres hacer una analogía a la naturaleza, rubio, ¿crees posible comparar un secuestro de alta cuna con, no lo sé, el asesinato de un bebé león?
-Exactamente-dijo, mirando y señalándola con el dedo índice- ¿quién es para la gente el malo de la historia? ¿El león, astuto y asesino o el pobre búfalo indefenso y sin recursos? Trasladémoslo a la vida humana: un hombre de pocos recursos choca su auto y un abogado debe defenderlo. El malo es el abogado que se aprovecha de su protegido, aunque esté haciendo su trabajo. No todos tienen ni mental ni moralmente lo que hace falta para estar en una posición de poder, no se puede todo en la vida. Obviamente, que seas de alto nivel, no significa que nada puede pasarte, pero lo más probable es que lo peor no te toque a ti...ciertamente, tener más recursos siempre ganó en la naturaleza, y, para el capitalista, el dinero compra los recursos. Es así de simple.
-No estás exento de perder a un familiar o a un ser querido.
-La vida y la naturaleza son igual de duras. La diferencia es que una está regida por leyes del humano y otras no, pero, la naturaleza siempre encuentra una forma de entrar y perforar en la mente humana, para hacer valer su lugar como nuestra dueña, aunque no nos demos cuenta de ello.
-En eso podemos coincidir-Santino le sonrió y se volteó lentamente, y luego mirándola sobre su hombro, le guiñó un ojo con complicidad. Giulietta se mordió el labio, sonriendo entretenida y, sosteniendo su collar, apoyó los codos en el banco.
-El que estuvo dispuesto a cualquier cosa siempre fue el que ganó todo-esa frase fue usada como broche de su discurso.
-Interesante debate, ¿alguien tiene algo que agregar?

Jaque Mate [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora