.Capitolo Otto.

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Marco era un gran devoto de los viajes largos, aún más, en auto, mejoraba si conducía él y sobre todo si era en su intocable Camaro, por lo que, cuando su padre lo llamó a su oficina la tarde del viernes, supo que le gustaría su proposición, porque no lucía traje, lucía ropa cómoda. Elegante, pero cómoda.
- ¡Marco! Oh, ahí estás. No te vi-se acercó hacia él-hay un retiro de tres días, comienza mañana en la mañana.
- ¿Quiénes van?
-Solo tú, yo, tu hermano y el vino.
- ¿Tres días, dijiste? -lo primero que le cruzó la mente, contra todas sus intenciones de evitar que así fuera, fue que esos tres días no vería ni una pieza de Miranda y eso no le gustaba excesivamente- ¿puedo invitar a Miranda? -su padre sonrió, como si hubiera estado esperando esa pregunta.
-Santino ya lo planteó, y ya di mi afirmativo-así llamaba, con simpleza, a su afirmación a algo-ve a preparar el bolso, llámala y pregúntale. Estoy seguro que quiere venir-su padre se alejó cuando su madre lo llamó, y antes de desaparecer por el pasillo, se frenó y dijo: -pero que no le diga a su madre que viene con nosotros. No creo que le permita venir, si esa es la situación-su padre se había ido a ese retiro vitivinícola el viernes en la noche, puesto que requerían su presencia para decidir qué vinos iban a utilizar para mejorar el paladar de los catadores y Marco, luego de esa aclaración fugaz, se debatía si llamar a Miranda o simplemente aparecer en su casa. Se decidió por la primera, dado el rencor para nada superado que su madre tenía hacia él. No sabía qué había hecho, pero lo que sea, claramente no era bueno. Miranda contestó al segundo timbrazo.
-Marco, ¿cómo estás?
- ¿Estuviste llorando? -no le fue difícil notarlo, su voz la delataba.
-Estoy bien-aseguró- ¿cómo estás?
-Vitto, Santino y yo vamos a ir a una bodega. Es un retiro de tres días, podrías alejarte de todo por un tiempo. Y no es lejos de aquí. Además, te vendría bien un tiempo lejos de las discusiones por el color de la sudadera del año que viene y del viaje de fin de curso...
-Tu no haces ninguna de las dos cosas-Marco sonrió.
-Verdad, pero porque llegué justo para que lo hicieran, era una estupidez. No es parte de...de mí-Miranda cambió de tema.
- ¿Qué tan lejos?
-Tres horas de viaje en auto-claramente, Miranda se lo estaba pensando.
- ¿Cómo convenzo a mi madre de que me deje ir? -Santino ya había previsto esa situación.
-Podrías decirle que te vas con tu hermana un tiempo-lo cierto era que Marco desconocía si su madre sabía a lo que obligaba a Miranda a enfrentar cuando la mantenía encerrada en su casa los fines de semana con su hermana, pero, si lo supiera, era cruel-con Nadia-Miranda hizo un gesto de asentimiento con la voz.
-Podría. No haría preguntas y no iría a visitarme...y si lo hiciera, Nadia me respaldaría.
-Exacto, está cubierto.
- ¿Cómo llego hasta tu casa? -el hecho de que Miranda haya estado tan dispuesta a mentirle a su madre le recordaba un poco a la Miranda que Kaz le contó que ella había sido antes de la muerte de su nonna.
-Podrías alejarte cinco o seis cuadras de tu casa, y paso por ti, ¿te parece?
-Tienes un trato. Dame una hora y me tienes afuera.
-Nos vamos mañana en la mañana, ¿bien?
-Te espero.

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Santino entró en la habitación de Marco y lo observó con minuciosa atención mientras su hermano decidía si un traje o el otro.
- ¿Por qué traje? Estarás en el medio del campo, la idea no es el traje-Marco lo miró.
-Pensé que nunca está de más llevar uno-luego de levantar unos cuantos para ver qué opinaba su hermano, Marco tomó un simple traje negro opaco y lo dobló magnánimamente. Lo metió dentro de una de las cajas de plástico que usaba justamente para guardar trajes y luego se sentó en la silla- ¿qué tienes? ¿terminaste?
-Terminé, pero...tengo un problema-Marco lo miró, dudoso.
- ¿Tienes...un problema?
-Sí, tengo un problema-respondió, quejoso.
-Lo siento. Bien, dispara. Metafóricamente hablando, por supuesto.
-Pareces ser un imán para las balas-Marco se rio con ironía-mi problema es...esta relación casual.
- ¿Sara? -preguntó Marco, sorprendido. Por lo poco que Santino comentaba sobre sus relaciones casuales, o de él mismo en general, el Di Paolo mayor no le veía nada de malo a la chica. Para él, de todas maneras, una relación recurrente con la misma mujer no contaba como casual; para su hermano tampoco, pero prefería denominarla así porque no...no era seria, simplemente.
-En realidad, mentí en eso-Marco lo miró, sorprendido. Santino jamás mentía, no importaba lo insignificante de la mentira.
- ¿Por qué mentiste? ¿Quién es la chica?
-Gabriela. Gabriela Bitalli-Marco se estiró tanto para atrás en el banco redondo del piano que se cayó, dado que no tenía respaldo. Santino lo ayudó a levantarse, mediando entre la risa y los movimientos para ayudarlo.
- ¿Cómo te...? ¿Cómo te fuiste a meter con una Bitalli? -lo primero que cruzó la mente de Marco fue la chica con la que Miranda había hablado, pero ella le había especificado que su nombre no era Gabriela, era Giulietta.
-Sólo pasó.
- ¿Desde cuándo a ti las cosas sólo te pasan?
-Fuimos a un evento, se me acercó, hablamos y me besó. No tengo ni idea de cómo llegó hasta esto. Me envió un mensaje a los días.
- ¿Qué evento fue?
-El mismo evento donde conocimos a los Bitalli.
- "Noches de diamante", entendí. ¿Por qué no me lo dijiste?
-Si tengo que ser honesto, no sabía que iba a llegar a esto.
- ¿Cuál es el problema?
-Me preocupa mi integridad...física.
- ¿Te mordió la entrepierna? -Santino sonrió con ironía.
-No seas bruto-Marco se rio-no es el punto. La situación es que...hablé con Giuli y...-a Marco no le pasó desapercibido que hablara de una de las Bitalli con tanta familiaridad.
-Oh, Giuli-comentó, burlón.
-Concéntrate en el punto, Marco, por favor. Hablé con Giulietta y ella está lastimada. No me dijo de dónde salieron, sospecho que cree que no tiene por qué interesarme...
- ¿Por qué te interesa?
-Sucede que no soy un gran fan de que la gente resulte gravemente herida.
- ¿Qué tan herida es gravemente herida?
-Corte vendado en el brazo-Marco hizo una mueca de dolor-exactamente. La situación es que, estoy más que seguro de que eso es causa de su hermana.
- ¿Qué tan bien conoces a las Bitalli como para sacar conclusiones?
-Giulietta me dijo que use protección...
-No es como si acostarte con ella fuera tu intención.
-Eso mismo dije, y me dijo que no se refería a esa protección-Marco hizo una mueca de desconcierto.
- ¿Qué clase de protección?
-Bueno, luego de eso comenzó a bromear sobre ollas y cacerolas, no lo sé. Creo que, en cierto punto, la asusta su hermana-Marco se estremeció.
-Debe ser horrible vivir temiendo que tu hermana...no lo sé, algo.
-Te hiera, gravemente-sentenció Santino, cruzándose de brazos.
-Bueno, ¿en qué puedo ayudarte?
-Nada, sólo quería decírtelo. Estaba...pensando cuándo decírselo a los demás.
- ¿Vas a comentarlo? -Santino se pasó una mano sobre la nuca y asintió.
-Eventualmente.
- ¿Por qué mentiste sobre ella?
-Concordamos en que era la mejor opción.
- ¿Cómo que concordaron?
-Hablamos de que, si se iba a repetir, tenía que ser un secreto. No podían saber que los Di Paolo y los Bitalli estaban juntándose.
- ¿Quién no podía? ¿La prensa?
-Nuestros padres.
-Concuerdo-Marco notó que Santino estaba incómodo hablando de él, así que cambió de tema- ¿terminaste de armar tu bolso? -Santino se levantó y asintió.
-Terminé-asintió-preparé tu kit de viaje-dijo el rubio- ¿Quieres que lleve tus pastillas o simplemente llevo otros auriculares?
-Lleva auriculares extra. Pero...por si acaso, lleva mis pastillas.

Jaque Mate [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora