.Capitolo Sette.

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-No sabía que cocinabas-comentó Miranda, entrando en la cocina luego de haberse lavado las manos.
-Por supuesto que cocino. Soy multiusos-comentó Marco, divertido.
-Tus múltiples usos no son parte de algo que me interese por el momento-Marco la miró, fingiendo indignación.
-Lo que sucede es que estás ciega. Ese es el problema-Miranda se rio-de todas formas, sé cocinar lo básico.
-No diría que cocinar pasta es algo básico.
-Es prácticamente lo único que sé cocinar, lo cierto es que el que cocina es Gio-Miranda se apoyó en la isla de la cocina, mirando atentamente la espalda de Marco mientras se movía.
-Cuéntame de tu primo.
- ¿De Gio?
-Del que es prácticamente el amor de tu vida-Marco se volteó momentáneamente, divertido.
-Quieres que hable de Gio entonces-Miranda sonrió y asintió.
-Ya lo tomas como si fuera una situación inevitable, ni siquiera dudaste de quién te hablaba. ¿Qué tienes con él? En el Grupo son seis.
-No lo sé. Estamos... ¿conectados? -preguntó- desde el nacimiento.
- ¿Me estás preguntando si están conectados?
-No creo que esté preguntándote, pero sí. Es algo así. Sé todo lo que pasa con él y es recíproco.
- ¿Podrías ejemplificarlo? -el ejemplo más claro que se le ocurría habían sido las balas y, aunque no quería comentarlo, no se le ocurría una mejor forma de esclarecer la situación.
-Bueno, hace cosa de dos años, me balearon-Miranda se enderezó.
- ¿Te balea...? -sacudió la cabeza, como si la idea de haber baleado a Marco le resultara completamente inconcebible, que era el caso- ¿Qué?
-Me dispararon. La idea no fue matarme, fue molestar a Gio.
- ¿Quién demonios le dispara a alguien sólo para molestar a otra persona? -Marco no iba a explicarle la situación.
-La situación es que Gio llamó desesperado a mi padre, lo supo antes que todo el mundo.
- ¿Cómo?
-Sintió el disparo en su propio cuerpo. Sabía que era yo, no podía ser él. Bueno, en ese caso era obvio, pero, hay veces que lo notamos aún si no es tan obvio. Sé si le duele la cabeza, si le duele un diente, si le duele un brazo, si está cansado, triste o enfadado. Lo siento en mi propio cuerpo-dijo, tocándose el pecho, enfatizando la situación, como si no pudiera explicarlo con palabras y usara su anatomía como pizarra de clases-pero sé que no es mi dolor. En mi...no sé cómo explicarlo, es como si una parte de mi cabeza me dijera: "Oye, a Gio le duele la cabeza" Simplemente lo sé...-Miranda se quedó sin decir nada un rato, simplemente mirando a Marco, quien se había volteado, había apoyado el trasero en la encimera, se había cruzado de brazos y miraba el piso-no sé por qué, sólo sé que es así. Todo tiene sentido cuando estoy con Gio.
- ¿Seguro que no estás enamorado de tu primo? -Marco sonrió-porque eso sería morboso. Morboso y enfermo.
-No me acostaría con Gio, si eso es lo que estás pensando. No estoy enamorado de él-comentó, divertido-pero...no lo sé. Diría que es la forma más clara de decir que alguien es tu otra mitad...él es mi parte más vibrante. El resto se divide entre el resto de mi familia.
-Pero Ottavio...-dijo, tanteando a ver si se equivocaba con el nombre. Lo terminó con seguridad cuando él asintió-Ottavio y Valentino no son tu familia de sangre.
-La sangre no es la única cosa que hace a la familia-Miranda no siguió hablando del tema y lo dejó continuar-pero Gio...él no tiene que discutir con nadie, sabe que es la parte más grande.
Miranda asintió. Era soberanamente difícil para Marco poner eso en palabras y Miranda, pese a que lo notaba, agradecía que lo hubiera intentado.
-Creo que estás enfermo-Marco se rio.
- Esto lleva pasándome desde que nací. Si no te lo hubiera dicho, ¿pensarías que soy un enfermo? -Miranda sonrió.
-Ese es un gran punto, de hecho. Termina de cocinar, tengo hambre.
-Ven aquí-ella se adelantó hacia el lado de él y le prestó atención-te enseño.
-Soy un asco cocinando.
-No mientas, cocinaste hace un par de meses y cocinaste bien.
-Usé recetas de la nonna.
-Qué bonito-sentenció, divertido.
-Bien, me hablaste de tu primo. ¿Y el resto?
-Bueno, son todos mis hermanos de otra madre. Valentino es el divertido, él hace bromas y exagera todo. Si te sientes mal, tienes que hablar con él, porque se te pasa todo. Ottavio es el suicida, él es muy propenso a las cosas...extremas. Saltó en paracaídas, nadó con tiburones...tiene una mordida de cocodrilo en el brazo-Miranda hizo una mueca de dolor y Marco se rio-fue un bebé el que lo mordió, pero igual, tiene la marca. Pietro es mi primo directo, el padre del Grupo. Es responsable y todos oímos siempre lo que tiene que decir. Es...es muy contundente. Cuando discutimos sobre algún tema, Pietro da la última palabra. Si dice que no, es no y punto final. Luego, luego está Gio. Gio es...bueno, ya expliqué quién es Gio.
- ¿Quién es Gio, Marco?
-Gio es, en pocas palabras, el que corta. Digamos que íbamos a una fiesta. La fiesta la encontraba Ottavio, Valentino nos convencía de ir, Pietro nos controlaba o controlaba que tengamos suerte-dijo, en inglés.
- ¿Cuántos idiomas hablas, Marco?
-Hablo italiano, español, inglés, francés y portugués. Santino es el que habla ruso, yo digo algunas cosas.
- ¿Por qué tantos? -preguntó, impresionada.
-Es más fácil entrar en confianza cuando hablas el idioma de las personas con las que quieres hacer negocios.
-Entendí.
-Giorgio, el padre de Ottavio y Valentino, habla diez. Incluye griego, latín y alemán. ¡Nadie sabe cómo los aprendió! Viajaba, volvía y hablaba un idioma nuevo. Aprende muy rápido.
-Son un grupo muy instruido.
-Por supuesto. Cuanto más sabes, más piensas. Cuanto más piensas, menos posible es que te engañen en los negocios.
- ¿Todo en su vida se basa en los negocios?
-Somos herederos, Miranda. Será nuestro trabajo controlar todo esto.
-Sigue con lo de la fiesta-Marco tardó un segundo en recordar de qué estaban hablando.
-Ottavio, Gio y yo teníamos suerte. Pietro, Santino y Valentino se mantenían al margen, tomando y riéndose. Diría que ellos la pasaban mejor que nosotros.
- "Teníamos suerte" ¿Qué tanta suerte tenían?
-Mucha suerte-agregó, sonriendo-éramos muy propensos a las relaciones casuales. Apostábamos, era divertido; hasta que jugaba Santino-Marco sacudió la cabeza y siguió con la conversación tan rápido que Miranda no tuvo tiempo de preguntarle a qué se refería-Hubo un tiempo en que quise detenerme. Ya no estaba para eso...-Marco se alejó unos pasos, abrió la canilla y dejó el paso del agua, limpiándose la harina de las manos.
- ¿Qué te pasó?
-Me enamoré-comentó, como si no fuera nada. Miranda se sentó en la isla y lo miró.
- ¿Quieres...hablar de eso?
-Se llamaba Valeria y era mayor que yo. Me enseñó todo lo que sé.
- ¿No que habías tenido suerte antes?
-Lo cierto es que cada mujer es distinta y a ella le iba bien todo. Era buena, muy buena-Miranda puso sus manos debajo de sus muslos y lo miró, esperando que siguiera.
- ¿Qué pasó?
-Prefirió a otra persona-dijo, sonriendo levemente, como si no pudiera creer que ese hubiera sido el desenlace.
-Déjame ver si entendí-sacó su mano de donde estaba y comenzó a enumerar usando sus dedos- te tenía, te habías enamorado de ella y ¿prefirió a otro?
-No sé quién era, jamás me lo dijo.
- ¿Cómo sabes que te dejó por otro?
-Porque esas fueron sus palabras exactas: "Hay otro" -Miranda no la conocía, pero ya sentía desprecio por la chica-la verdad, ya la superé.
- ¿Qué tanto tardaste?
-Unos meses...llegué aquí, baleado y con el corazón roto-Miranda no había tenido esa impresión cuando lo había visto, pero sí recordó que él estaba enojado.
-Recuerdo eso-dijo, sonriendo sin alegría-cuando te conocí. Estabas enojado; hasta me sorprendió que estuvieras tan enojado siendo el primer día.
-Esa era la situación: estaba lejos de mis amigos, en una ciudad desconocida, la mujer que amaba me había cambiado por otro, y, para colmo, no podía hacer prácticamente nada por la sutura de la cirugía-Miranda, si tenía que ser honesta, no se habría imaginado que Marco estaba pasándola tan mal el primer día de clases del año anterior.
-Lo siento-Marco, que mientras hablaba se había apoyado al lado de ella, la miró.
- ¿Por qué lo sientes?
-No lo sé, supongo que es lo que se dice normalmente-se corrió un mechón de cabello y lo metió detrás de su oreja.
Marco quería besarla.
¡Dios! Realmente quería besarla. Recordaba esa tirantez en los músculos, que deseaban estirarse hacia la persona a la que quería comerse a besos; en este caso, no quería que pensara que aprovechaba su mala situación emocional, pero se encontró siendo incapaz de frenar su lento movimiento hacia adelante...Miranda parecía estar respondiendo, igual que él. Luego, ella se detuvo y se alejó. Marco envió a las ganas de besarla al demonio para no arruinar lo que quedaba de tarde, se lamió el labio y se lo mordió, algo que hacía cuando se sentía impotente, frustrado o como una topadora capaz de ganar cualquier cosa.
- ¿Quieres conocer a Gio? -preguntó. Miranda lo miró.
- ¿Cómo?
-Son las doce de la noche en Milán, puedo llamarlo y ver qué está haciendo. De todas formas, mis padres deben estar por llegar-Miranda se bajó de la isla con rapidez, motivada a conocerlo.
- ¡Claro que sí!

Jaque Mate [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora