CAPÍTULO 42

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El polvo se había acumulado sobre los muebles tras los últimos meses en mi ausencia. Había tenido la oportunidad de cubrir los sofás y las camas con plástico para preservarlos en mejor estado, pero aún así daba la sensación de el real abandono. Cosa que no quería que pasara, yo había tenido en mente regresar cuando mi vida tuviera un poco de orden. Lo planeé cuando lo único que me preocupaba era que los horarios de mi trabajo se ajustaran, claramente antes de aquella noche. Ahora todo eso ya no tenía relevancia. Ya habían otros asuntos que tenía que resolver antes de retomar esos planes.

Además, sabía que los tendría que modificar un poco. En pocos meses mucho había cambiado la perspectiva sobre mi futuro. Tener a Logan de nuevo conmigo me hizo ver que aquella vida que en algún momento vi perfecta, ya no tenía nada que ver conmigo. Ahora la visualizaba muy vacía, sin vida. No me pertenecía más.

¿Por qué querría volver cuando lo estaba dando todo ahora? Apostar por un mañana que valga la pena es una buena inversión para ir en contra de todo lo que hoy nos atormenta. Tengo la esperanza que algún día solo será un mal recuerdo y estos escasos momentos felices serán los que más importancia tendrán.

–¡Demonios! –la maldición por parte de Logan se escucha por lo alto, provocando que me apresure a ir hasta él. Hacía minutos habíamos ido por nuestro lado por las diferentes zonas de la casa para ampliar la búsqueda. Yo estaría en el segundo piso, en lo que solía ser la habitación de mis padres y Logan abajo, comenzando por la pequeña biblioteca del salón.

Bajo los escalones a prisa intuyendo lo que pudo haber sucedido y al llegar, aguanto la risa al ser testigo de cómo una pequeña estantería que se conformaba de un par de clavos y unas tablas, se ha desplomado. Era un poco inestable y podría apostar que Logan ha metido mano confiándose de la resistencia del objeto. Pero lo peor era que yo había dejado unos botes de pintura semi-vacíos y muy mal tapados en el lugar. Y le han caído encima, ensuciándole la camisa.

–¿Te parece cómico? –pregunta fingiendo molestia, pero su expresión me daba ternura. Además tenía las manos alzadas dispuesto a no ensuciarse más y también estaba luchando por no reírse.

–Veré si tengo algo para prestarte –le informo, girándome no pudiendo soportar mirarlo más, estaba apunto estallar en carcajadas.

–¡Ya verás! –se dejó venir, tomándome por la cintura desde atrás para alzarme en el aire.

–¡No! ¡bájame! –pero me estaba riendo y no creía que eso me ayudara a que se tomara en serio mi petición porque ya estaba restregando una de sus manos por mi cuello –. Sí me ensucias me las vas a pagar –logré decir entre risas.

–Sé lavar, no te preocupes.

–¡No! –continué riéndome hasta que por fin decidió bajarme al piso. Apenas pude sostenerme en pie, me alejé para mirarme. Mis brazos y blusa, todas manchadas de color durazno, la misma que había usado para pintar el salón. Ahora combinábamos con las paredes, pero no quería ni imaginarme el cuello y un costado de mi cara. Le dirigí una mirada asesina a Logan, a lo que él solo se echó a reír. Segundos después, me le uní. Ambos estábamos igual.

Niego divertida. Ahora tendría que buscar ropa para mi también. Por suerte no me había llevado toda al mudarme, aún quedaba una que otra prenda por mis cajones.

Logan me acompaña hasta mi habitación y me esperó en lo que seleccionaba la ropa que me pondría. Entro al baño para limpiarme la pintura, por suerte era a base de agua lo que facilitó el trabajo. Al terminar, fue su turno de pasar al baño para lavarse mientras yo iba a buscarle una camisa limpia. Cuando sale, me doy cuenta que se ha quitado la prenda manchada y yo contemplo sin vergüenza cada parte de piel descubierta ante mis ojos llenos de admiración. Me acerco y le extiendo la que se pondrá aunque preferiría mil veces que se quedara así.

Malas Decisiones [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora