eden → park jimin

10

Y por donde la muerte rondara, oscuridad abundaría.

— Cuando la abuela te describió supe exactamente que eras tú —dijo Hee en la esquina de la calle mirando hacia el poste sin luz donde una silueta estaba recostada.

— Esa anciana no se acuerda de mí pero yo sí la recuerdo bien —respondió el hombre de abrigo y sombrero negro —Saengmyeong ¿te gusta rodearte de muertos que reviven luego, no?

Hee frunció el ceño.

— Aquí soy Hee, ¿entiendes, Yoongi?

Yoongi soltó una risa burlona y caminó despacio hasta donde estaba Hee dejando ver su rostro pálido y de porcelana.

— De verdad te estás creyendo el cuento de ser humana —se quitó el sombrero y dejó ver su alborotada cabellera negra que caía sobre su frente y sus oscuros ojos que la miraban con malicia.

— ¿Por qué estás rondando por aquí? Donde la muerte ronda no puede haber más que caos y oscuridad. Dime... —Hee temía hacer la pregunta que estaba atorada en su garganta —¿Has venido por la abuela?

Yoongi volvió a reír burlescamente mientras negaba con la cabeza.

— ¿Crees que tengo ganas de perder el tiempo? Tranquila, Hee... —pronunció el hombre de la de cabellos dorados con sarcasmo.

— Entonces ¿por qué has venido?

— Tú misma lo has dicho, cuando estoy yo sólo puede haber caos —la retó con la mirada.

— ¿Me estás pidiendo que adivine?

Yoongi asintió lentamente sin quitarle la mirada de encima.

— No.

El pelinegro levantó una ceja expectante.

— No, ¿qué? —tenía una sonrisa cínica en los labios.

Hee se le acercó tanto que sus rostros quedaron muy cerca, quería empujarlo lejos y hacer que desapareciera pero la muerte no perece.

— No te lo vas a llevar.

— ¿De qué hablas? —Yoongi soltó una carcajada mientras se volvía a poner el sombrero.

— No te vas a llevar a Jungkook, Min Yoongi.

***

Hee volvió al Hanok devastada.

¿Por qué la vida sólo podía sentarse y observar? Luego de dar vida no había nada más que hacer que ver perecer lo que la rodeaba.

Hee estaba casi segura de que Yoongi le había venido a dar una advertencia, un presagio porque si no, ¿por qué otra razón había venido a visitarla?

Luego de que le juró mil veces de que no iba a permitir que se llevara a Jungkook, Yoongi soltó una risa seca y se perdió de la vista de Hee. No le dio explicaciones ni respuestas así que la de cabellos dorados asumió que definitivamente había atinado.

Yoongi quería llevarse a Jungkook.

Sus pies estaban tocando la madera fría del suelo y su espalda ya dolía por estar sentada en el suelo contra la pared con el corazón destrozado. No podía hacer otra cosa que pensar en Jungkook y llorar internamente. Su pecho dolía, tenía deseos de no sentir tan intensamente por los humanos como lo hacía.

Pero es que los amaba. Amaba la vida que poseían, amaba la risa, amaba a los humanos.

Se levantó con lentitud del suelo y abrió la puerta de la habitación con delicadeza para ir a la cocina creyendo que estaría sola a esas horas de la noche pero contrario a lo que pensaba se consiguió con una pequeña silueta sentada en la cocina ocupada en quién sabe qué cosa.