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Hee se quedó un rato más observando las flores de almendro pensando en lo que había pasado con Jimin y eso involuntariamente la hizo pensar en Taehyung y en muchos de los recuerdos que atesoraba de él. Entre ellos, las últimas palabras que le había dicho antes de morir.

Se estremeció.

El sol que antes se filtraba por la puerta ya no se asomaba por el hanok y ahora el cabello de Hee no brillaba tanto como antes, parecía más bien opacado por la oscuridad de la noche ya que las luces del jardín aún no estaban encendidas.

— Hee, ¿no vendrás a comer? —preguntó la abuela sacándola de sus pensamientos tortuosos sobre Taehyung. Se calmó un poco al escuchar la voz de la anciana y la miró con dulzura, aunque con los ojos bañados en lágrimas.

¿Qué sentido tenía ser la vida si la misma no quería vivir sin Taehyung?

— ¿Cómo está él? —fue lo que preguntó la chica mientras la abuela le colocaba una manta pequeña sobre los hombros y le acariciaba el cabello.

— Estás más preocupada por él que por ti.

— ¿Por qué debería estarlo, abuela? Yo estoy bien.

— Eso es mentira, llevo muchos años conociéndote para saber que no lo estás —la anciana se sentó lentamente a su lado y miró hacia el árbol de almendro que destacaba entre la oscuridad —Estás llorando mucho y ni siquiera te le has acercado a ese ángel que ahora come solo y tiene los mismos ojos inocentes y temerosos que el niño Tae cuando llegó aquí la primera vez.

Hee rió suavemente con tristeza.

— Es en el niño en lo que piensas, ¿verdad?

— Siempre —suspiró poniendo un trozo de la manta sobre los hombros de la abuela para que ella también se calentara —¿Qué otra cosa podría hacer? Siempre estoy pensando en Taehyung.

— Hee, mi niña —la anciana arrugó el ceño y suspiró cansada —Sé que lo haces y por él me has dicho que ese ángel está aquí, pero... estás siendo dura contigo misma, ¿qué es eso que me ocultas que te hace sentir tan culpable que ni siquiera quieres verlo a la cara?

— ¿Cómo lo sabes todo? —dijo con una sonrisa infantil que la delataba e inmediatamente su semblante se volvió serio —Yoongi me ha hecho una apuesta para devolverme a Taehyung.

— Eso ya me lo habías dicho, pero ¿qué clase de apuesta?

— Es que... él —dijo refiriéndose a Jimin como si le costara llamarlo por su nombre.

No se sentía apta para llamarlo por su nombre, sentía que podría mancharlo.

— Había muerto tan trágico y toda su vida fue tan miserable, abuela.

— ¿Y por qué lo has traído de nuevo? Tenía la oportunidad de entrar al cielo ¿no?

— Y se la quité —dijo cabizbaja —Porque Yoongi ha dicho que, si lograba que el alma de ese chico cobrara las ganas de vivir, entonces me devolvería a Taehyung antes de que entrara al cielo.

— No entiendo, ¿cómo es eso?

— Ese chico...

Seguía sin pronunciar su nombre.

— Él nunca, nunca, nunca, quiso hacerlo. Siempre sufrió, siempre tuvo la muerte a sus espaldas y en su alma jamás existió el disfrute por la vida. Lo supe cuando lo saqué de las aguas, incluso... —se mordió el labio inferior —Cuando saqué su cuerpo, sentí toda su tristeza, todo su pesar... lloré por él.

eden → park jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora