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Había pedido a la muerte una vez más encontrarse en el purgatorio. Sólo que esta vez no había cinismo en la forma en que Yoongi miraba a Hee, mientras que en ella no había desespero en su mirada.

Los dos llegaron al purgatorio en silencio con la mirada gacha y varios pensamientos cruzándose en sus cabezas.

Yoongi sabía que Hee le había pedido ir hasta allá para traer de vuelta a Kim Taehyung y Hee por su lado había estado esperando por ese momento mucho tiempo. Era hora de que resolviera por fin uno de los conflictos que había en su corazón.

El agua calma y negra del purgatorio estaba tan serena y silenciosa como siempre mientras ambos se suspendían sobre ella mirando hacia la profundidad que no dejaba ver más allá de la superficie que prometía tragarse a toda aquella alma que tuviera que expiar sus pecados.

— Henos aquí, Hee —dijo Yoongi mirándola fijamente.

Ambos parecían parte de aquella inmensa oscuridad que se extendía sin límites ni forma en el purgatorio. Yoongi vestido de su característico negro y Hee con aquel kimono que no le hacía juicio a su labor de vida porque era igual de negro que el ropaje de la muerte. Lo único que alumbraba el escenario era su larga cabellera dorada y sus ojos avellana.

Hee no levantó la vista ante las palabras de Yoongi, miraba las aguas del purgatorio como si sólo quisiera sumergirse en ellas.

— ¿Sigue aquí, no es así? —preguntó Hee. El borde del largo kimono empezó a sumergirse en las negras aguas. De pronto, Hee tuvo el recuerdo de ella misma buscando el alma de Jimin.

Yoongi miró hacia la nada y entrecerró los ojos.

— Hasta hoy. Has llegado justo a tiempo para llevártelo —dijo él mirando lo que hacia Hee.

Ella estaba empezando a sumergir su cuerpo humano en las aguas del purgatorio, su mirada buscaba a Kim Taehyung por supuesto, mientras extendía los brazos y los movía como si quisiera dar en algún momento con él. Así como había hecho cuando estaba buscando a Jimin.

Las ondas en el agua provocadas por la presencia de Hee iban y venían en la superficie, chocaban unas contra otras y se esparcían hasta perderse en la lejanía hasta donde el ojo ya no podía alcanzar.

— ¿Quieres que lo busque por ti? —preguntó Yoongi al ver que los intentos de Hee eran en vano y que Taehyung no se asomaba por ningún lado a donde los brazos de Hee pudieran alcanzarlo. Pero ella negó una vez, quería seguir intentándolo. Jimin también había sido difícil de encontrar pero lo había encontrado.

Taehyung no podía ser muy diferente.

El agua ya llegaba hasta las pálidas clavículas de Hee y no fue hasta que sintió el toque de la mano de Yoongi contra su hombro que se detuvo y miró por primera vez a la muerte a los ojos durante todo ese rato.

— Lo traeré por ti, Saengmyeong —Yoongi levantó su mano sobre el agua muy cerca de donde estaba Hee. Ella miró con atención mientras apretaba ligeramente sus labios para evitar que estos temblaran.

Yoongi metió su mano a la oscura agua y creó una sola onda que en escasos segundos desapareció a la vista de ambos. El resto de las aguas permanecían quietas sin ninguna onda que las adornara.

El silencio reinó al igual que la quietud, sólo el pecho de Hee se balanceaba suavemente de arriba hacia abajo.

Y de la oscuridad resurgió.

Kim Taehyung.

La silueta del joven apareció debajo del agua a escasos centímetros de la superficie, el castaño tenía los ojos cerrados y su cuerpo sólo era cubierto por una tela blanca sin forma. El flequillo se le pegaba a la frente y los labios eran del mismo rosado que Hee los recordaba.

eden → park jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora