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Nota #14

No sabía que pasaría una Navidad en mi vida en la que fuera tan feliz, Hee no he parado de sonreír. En realidad, nunca lo hago contigo y la abuela. 

No me quiero ir de tu lado. Nunca me quiero ir de ti. 


Taehyung caminaba rápidamente con las manos en los bolsillos, muchas de las calles por las que pasaba estaban a oscuras y él sabía que algunas de ellas eran peligrosas. Después de todos el barrio donde vivía con su madre y padrastro era peligroso de por sí.

Pensó en que sólo se daría una vuelta por su casa, su padrastro probablemente estaba bebiendo en la calle como siempre y su madre debería estar acostada en la colcha esperando que la noche pasara rápido.

Sí, así eran todas las navidades en su casa aunque agradecía que lo fueran porque la mayoría de las veces el desgraciado de su padrastro se quedaba hasta el amanecer fuera. Eso le ahorraba muchos dolores de cabeza a su mamá y a él.

Se detuvo en una de las tiendas de conveniencia, no se había venido preparado pero tenía algún dinero en el bolsillo y le sirvió para comprar un pedazo de pastel para su madre. De chocolate, su favorito. Seguramente eso la alegraría. Salió con la bolsa en una mano y se colocó la capucha del suéter, no quería que nadie de su barrio lo reconociera para ahorrarse preguntas incómodas o líos innecesarios. Subió por la colina pero ya el cansancio empezaba a hacer que le dolieran los músculos de las piernas. Las casas se pegaban unas a las otras, eran realmente pequeñas y algunas fachadas eran viejas, de la época en la que Corea todavía no era una súper potencia. La de Taehyung era más o menos de ese estilo pero más pequeña que muchas de las otras de hecho, sólo se veía una reja negra y la ventana del segundo piso.

Se quedó de pie conteniendo el aliento mientras miraba hacia la ventana del único cuarto que tenía aquel lugar. La noche era fría, Taehyung lo notó a medida que transcurría el tiempo. En casa de Hee todo era cálido pero una vez estuvo unos metros lejos del hanok el frío era tal que se arrepintió de no usar algo más abrigado.

Ahora mismo sentía que se estaba congelando.

Permiso —dijo corriendo la reja negra. No era costumbre de su familia cerrarla con llave, no tenían nada de valor que pudieran robarles.

El lugar era un desastre como siempre, platos sucios, desechos en el piso. Una manta arrojada en el suelo que se le hacía familiar, la manta que su madre usaba cuando tenía mucho frío porque por supuesto, no tenían calefacción.

El castaño caminó hacia la estrecha escalera de madera cuyos escalones crujían, subió lo más despacio posible y llegó hasta la habitación. Como sospechó su madre estaba tendida en la colcha, dormida. O eso creyó. A medida que se iba acercando a ella escuchó un leve sollozo que se hizo más fuerte cuando estuvo a su lado, agachado.

¿Mamá? —Tae la tomó por el hombro.

El sollozo de su madre se hizo más sonoro.

Mamá, ¿qué tienes... —y no hizo falta que ella respondiera cuando Taehyung sintió la cólera recorrer cada parte de su cuerpo.

El rostro de su madre estaba tan hinchado y magullado que pensó que de hecho la mujer que tenía enfrente no era su madre, su ojo derecho tenía un hematoma alrededor y sus labios estaban rotos y con sangre seca.

Ella lloró más al ver que su hijo estaba allí, lo abrazó y empezó a llorar con fuerzas. Incluso debajo de las mangas de la franela, los brazos tenían moretones viejos que ya eran amarillos y verdes.

eden → park jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora