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21 años atrás.

Jungkook era un pedacito de cielo en la tierra, tan puro, tan noble y tan risueño. Por eso durante su nacimiento, Hee no se pudo maravillar más con la propia obra de sí misma cuando aquel bebé llegó al mundo. Tan pequeño e inofensivo, con cabello castaño escaso pero que allí estaba, de ojos grandes e inocentes, negros como la noche... Y ni un diente, sólo esas mejillas rosadas y esos labios chiquitos con algo de baba.

Por lo general el milagro de la vida era eso, un milagro y Hee sólo esperaba que el pequeño castaño nombrado Jeon Jungkook viviera feliz, creciera sano y fuera un hombre de bien porque sentía que tras aquellos ojos inocentes un futuro prometedor se escondía.

Pero no todos los bebés venían a la vida con un ángel guardián y Jungkook era uno de los que de hecho, tenía a su lado a uno de ellos. Y eso sólo podía significar una cosa: Aquel bebé iba a necesitar guía, consuelo y ayuda porque cosas muy difíciles le aguardaban.

— ¿Serás su ángel guardián? —preguntó Hee al moreno que estaba allí. Este sólo asintió. Hee lo escrutó con sus ojos avellana.

Los ángeles guardianes tiene el deber de proteger y guiar a aquellos que en su vida tendrán muchos obstáculos y vivirán muy cerca de la oscuridad, es por ello que es el mismo Dios quien asigna a un ángel guardián a estas personas. Claro que, los elegidos nunca sabrán que tuvieron a su lado a alguien que los protegía porque no pueden verlos.

Ahora bien, una vez el humano perece, su ángel guardián cumplió con su cometido y es libre de volver al cielo, ya que mientras tanto sólo puede tener una vida terrenal junto a la persona con quien le corresponde estar.

Kim Namjoon —dijo el ángel moreno. Era él quien estaría por siempre con Jungkook, hasta el día de su muerte donde por fin podría regresar al cielo.

El caso de Namjoon era posiblemente muy especial porque Jungkook era el último humano que le había asignado Dios antes de ascenderlo como Arcángel, una entidad más poderosa y que gozaba de más prestigio en el mundo celestial. Al ser Arcángel debía estar en el cielo con la misión específica de salvaguardar al mismo, no tendría que bajar más a la tierra a cuidar de nadie.

Jungkook era su último.

Y usted debe ser Saengmyeong —Namjoon hincó una rodilla —Disculpe mi atrevimiento —dijo mirándola desde abajo.

Hee lo miró confundida, ¿por qué un ángel guardián se inclinaba ante ella?

Pero es que no existe nada más celestial y hermoso que usted —admitió aún inclinado reconocimiento que, la vida misma era lo más sublime que existía y que él estaba completamente fascinado por ella.

— Levántate, Namjoon —dijo con respeto. A los ángeles hay que tratarlos con respeto, después de todo son seres sumamente nobles gracias a la labor que cumplen. Hee de cierta forma los admiraba.

Namjoon obedeció y en silencio ambos miraron hacia el bebé castaño que yacía en su pequeña cuna del hospital esperando ser reclamado por su madre.

— Normalmente no visita todos los nacimientos en su forma humana, ¿o sí?

— Así es, no lo hago —dijo Hee mirando al bebé que se removía de un lado a otro. Era tan hermoso —Pero hoy he sentido la necesidad de venir aquí. Los bebés me producen la calma más sincera que puedo sentir cuando estoy así —pegó las manos del vidrio que la separaba de las cunas de los bebés —Y ese pequeño Jungkook, no lo sé pero él luce tan... vulnerable —arrugó el ceño y un atisbo de tristeza se dibujó en su rostro —El hecho de que usted esté aquí con él significa que Jungkook la tendrá difícil, ¿no?

Namjoon asintió lentamente acercándose al vidrio mirando al castaño.

— ¿Ya sabes a lo que se enfrentará? ¿Te lo ha contado Dios?

— No es así, aún no lo sé. Seguramente puede que alguna enfermedad —dijo el moreno con pesar. Sentía que Jungkook tendría una gran lucha por librar, si había sido enviado justamente él significaba que el castañito no la tendría fácil. Mientras más difícil el obstáculo para el humano, más fuerte es el ángel guardián enviado y Namjoon era realmente fuerte.

Se giró y miró embelesado a la de cabellos rubios.

— Usted es tan buena con los humanos, ¿no le causa daño?

Hee miró al moreno con tristeza.

Claro que le causaba daño, en el pasado por querer devolverle los recuerdos a una anciana humana había sido cruelmente castigada por Dios. Ella había aprendido la lección pero sabía que estaba tan enamorada de los humanos que probablemente en un futuro volvería a romper las reglas.

Y vaya que lo hizo.

— Es un precio que estoy dispuesta a pagar —dijo llevándose una mano al pecho —Ahora...

Namjoon la miró curioso cuando le vio sonreír levemente mientras se alejaba.

Espero que cual sea el destino que tenga ese bebé sea el mejor y que usted lo cuide. Kim Namjoon, ¿estás próximo a ser Arcángel, no? Ya había oído de ti... Es realmente noble y protector —bajó la mirada mientras apretaba los labios —Si, Dios no pudo haber hecho mejor que enviarte para cuidar a esa criatura.

El pecho del moreno se infló, estaba recibiendo halagos de la misma vida a la que tanto admiraba.

— Cuídalo bien, por favor. Cuídalo... —dijo dando una última mirada a Jungkook y recitando en silencio unas últimas palabras que dirigiría al castañito —Y tú... vive, lucha... sea cual sea el obstáculo que tendrás que enfrentar, lograrás vencerlo Jungkook.

Y así se despidió Hee de Jungkook y Namjoon creyendo que, no los vería más en el futuro. Lo cierto era que, en aquel momento la chica no se imaginó que de hecho uno de ellos sería su prisionero y el otro se apoderaría de la mitad de su corazón. 




¡atención mis chiquis! así como hice con tae, a partir de aquí contaré la historia de jungkook. por lo que todo será recuerdos, ¿cómo saberlo? fácil los diálogos están en cursiva.

así que, si tienen preguntas con respecto a este episodio háganlas que estaré respondiendo todo y sino lo hago es porque seguramente es un spoiler.

¿entendieron la labor de namjoon? ¿qué piensan?

por cierto, me gustaría saber cómo se imaginan a hee, me pueden dejar nombres o links si quieren. ¡lxs quiero!

eden → park jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora