Nota #7
Yo... he vuelto...
Lo siento, creí que esta vez las cosas cambiarían pero... él volvió.
Y yo volví a la jaula.
Hee, ¿estarás triste si ves mis moretones?
Taehyung había vuelto a la jaula una vez más. Otra vez su piel estaba pintada de moretones que no serían sanados esta vez.
Las heridas de Kim Taehyung no sólo dolían en su piel, en los moretones de sus mejillas y en su labio inferior partido, ni siquiera dolía tanto el párpado del ojo izquierdo medio roto. Todo se minimizaba en comparación a lo que realmente le estaba matando por dentro: Haber vuelto al infierno.
¿Había caído en las garras del odio y la ira nuevamente? Sí, desde que su padrastro había vuelto a casa y su madre lo había recibido como si nada; desde que las peleas aparecieron nuevamente y él tenía que salir huyendo por las noches por la impotencia de ver como su madre era maltratada y aún así defendía a aquella bestia de los deseos asesinos de Taehyung.
Ya tenía un mes y medio sin pisar del hanok, sin ver a Hee y a la abuela. El tiempo transcurría entre las cuatro paredes de su habitación, los tormentosos gritos en la cocina y los golpes que recibía en la jaula.
Al menos los golpes lo distraían cuando por suerte perdía la conciencia y se olvidaba del mundo en el que estaba viviendo.
— Has peleado bien hoy, V —dijo uno de los hombres que siempre apostaba por él —Por ti he ganado tanto dinero la noche de hoy que te dejaré un fajo de dinero extra —comentó el sujeto ajustándose la corbata.
Taehyung estaba acostumbrado a las adulaciones tras las peleas en la jaula, después de todo era bueno con los puños.
Él sólo soltó una sonrisa amarga mientras extendía su mano para recibir el envenenado dinero ganado gracias a su dolor. —Qué bien por usted.
Al sujeto lo siguieron un par más de aduladores que esa noche se habían llenado los bolsillos a costa de Taehyung mientras que este último descansaba en una banca dentro del club mientras su entrenador le curaba las heridas.
— ¿Vamos a beber una cerveza, entonces? —le dijo el hombre de no más de cincuenta años.
— La verdad es que no, alguien me ha dicho hace un tiempo que eso me afecta el estómago y el cerebro así que... paso —dijo agitando su mano.
— ¿Fue esa chica, la de cabello de oro de la que me hablaste alguna vez? —con cuidado pasó el algodón por el ojo magullado de Taehyung y este se quejó levemente.
El entrenador suspiró con tristeza al ver que Taehyung cargaba un mar contenido en sus ojos incapaz de bajar por sus mejillas. A pesar de que el castaño era reservado y por lo general no contaba a nadie sobre su vida, había hablado un par de veces con el señor Kang sobre su madre, su padrastro e incluso de Hee y la abuela.
— V... digo, Taehyung. ¿Por qué no vuelves allí, a donde fuiste feliz? —el señor Kang cerró el kit de primeros auxilios luego de terminar de medio curar las heridas del castaño y lo miró con cierto aire paternal en los ojos.
Taehyung soltó una risa amarga e incluso sintió que la bilis podría llegar hasta su esófago de tan sólo pensar en lo mal que se pondría Hee si lo volvía a ver herido.
— ¿Tú quieres que me muera de la preocupación? —le preguntó la de cabellos dorados una vez que lo vio cortarse un dedo con el cuchillo más grande la cocina.
— Hee, sólo intentaba hacer ensalada —se disculpó él mientras cubría el dedo con un gran pañuelo que se empapó de sangre inmediatamente.
Suspiró acercándose al castaño mientras colocaba su mano bajo el chorro de agua.
—Qué angustia Taehyung, ¿por que siento que podrías matarme del miedo cada vez que te lastimas?
Irónico, la vida hablando de morir.
Pero Hee sentía como cualquier ser humano que su pecho apretaba y dolía cuando algo le ocurría a Taehyung. Esa era una de las razones por las cuáles él se negaba a volver a hanok, porque sabía que iba a hacerle daño.
Porque sabía que Hee iba a llorar.
— Yo no puedo volver más allí, señor entrenador —dijo Taehyung levantándose de la banca cogiendo su chaqueta de cuero negro —Por más que quiera, yo no puedo regresar a mi hogar.
Porque hogar era donde podía sentarse en la soledad de la cocina y escuchar a los grillos cantar, ver a la abuela cocinar y a Hee admirar las flores del jardín luego de regresar del instituto.
Y ese hogar ya no estaba a su alcance.
Caminó y caminó por una hora esa noche mientras sentía como sus ojos picaban por querer llorar pero no se atrevió porque sabía que no merecía ese privilegio, él sólo se había metido en eso y había tomado la decisión de volver, entonces ¿por qué lloraba cobardemente?
Se quedó de pie mirando a la nada por varios minutos en un callejón que tenía varios letreros de pequeños restaurantes caseros que a esa hora estaban bastante vacíos. Pensó en lo patético que se veía todo golpeado ahuyentando a la gente que le pasaba a un lado y se sintió asqueado consigo mismo de no poder tener una vida normal y hundirse cada vez más en la miseria.
Pero no era el único que a esa hora de la noche en la cual las estrellas arañaban el cielo de Seúl se sentía miserable. El chico que estaba sentado a un lado de la basura cerca de la puerta trasera de uno de los locales seguramente estaba igual de obstinado de vivir que él.
Taehyung no se había percatado de su presencia hasta que el extraño había tenido un acceso de tos sacando al castaño de su nube fúnebre de pensamientos.
— Tú... ¿qué haces ahí? —preguntó señalándolo pero el chico se veía más allá que de acá, tenía la ropa rasgada y el rostro sucio, temblaba de pies a cabeza y se abrazaba así mismo justo a lado del bote de la basura.
¿Debía ayudarlo?
El extraño sólo levantó la mirada y la clavó por escasos segundos en el rostro de Taehyung quien se sintió profundamente incómodo cuando aquellas perlas negras lo miraron vacíamente.
Taehyung siguió mirando a la silueta oscurecida del chico el cual seguía en la misma posición, con los mismos temblores y la misma mirada vacía en su rostro que se situaba en un punto fijo de la pared del frente del callejón.
Algo se revolvió dentro del estómago del castaño y fue el irremediable miedo de verse así mismo de igual forma en un futuro si continuaba con el tipo de vida que llevaba.
¿Se rendiría así alguna vez?
¿Se dejaría tragar también, por la oscuridad de las calles?
¿Se sentaría a esperar la muerte?
— No importa que lo sepas pero me llamo Kim Taehyung aunque me dicen V —dijo acercándose al chico que ahora lo miraba aterrado —Y creo... —se inclinó hacia él y el otro cerró los ojos como si esperara ser lastimado.
Taehyung retrocedió levemente y lo miró con lástima.
¿Estaría acostumbrado a ser golpeado?
— Creo que esto lo necesitas más tú que yo.
Y a un lado le dejó el fajo de billetes que había ganado esa noche y la chaqueta de cuero negro que tanto le gustaba para luego girar sobre sus talones y dejar a aquella alma moribunda que suavemente y sin dejar que Taehyung lo escuchara le había susurrado ya sin miedo su nombre de vuelta.
— Me llamo... me llamo Park Jimin.
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eden → park jimin
Fanfic❝Te prometo que la vida no es tan aburrida como parece.❞ La vida y la muerte habían hecho una apuesta por Park Jimin. → Historia original. → Ganadora de la 6ta edición KAW categoría drama.