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Después de esa noche de karaoke vinieron más y vinieron más veces en las que Hee llevaba la cena de Jimin a su sitio de ensayo y en las que él se apresuraba para salir de la clase y recibirla con una sonrisa. Entonces se había vuelto un hábito para los dos aquellos encuentros nocturnos que terminaban en una comida en algún puesto de la calle, una noche de karaoke o una caminata por algún lugar de la ciudad para finalmente volver a casa.

Las pocas veces que Hee no pudo ir por Jimin se sintieron raras para él, ya era costumbre que luego de despedirse de sus compañeros Hee le esperaba con algo nuevo para comer o él sugería una idea sobre cómo pasar el resto de la noche.

Por suerte hoy no era una de esas noches y Hee iba camino a la academia de baile, sin embargo, estaba lloviendo muchísimo y había tráfico por lo que iba a llegar tarde. Así que, como el mismo Jimin le había enseñado meses atrás con ayuda de Seokjin le envió un mensaje dejándole saber que había tráfico y que la esperara en el restaurante debajo de la academia.

Las cornetas de los autos eran incesantes, las luces de los semáforos cambiaban una y otra vez sin que el autobús donde iba ella se moviera ni siquiera un poco. Hee empezaba a sentirse impaciente mientras miraba la lluvia incesante por la ventana.

En el autobús iban ella y tres o cuatro personas más solamente. Cada vez se estaba haciendo más tarde y no quería hacer esperar tanto a Jimin ni que él se devolviera solo a la casa. Así que tomó una decisión muy tonta y se bajó del autobús para ir el resto del camino caminando intentando esquivar la lluvia metiéndose en los locales que encontraba. La academia no estaba tan lejos desde allí pero el camino parecía interminable con el frío y la lluvia.

Mandó otro mensaje a Jimin prometiéndole que llegaría en breves.

Hee no conocía mucho la ciudad pero desde que había empezado a ir por Jimin conocía alguno que otro atajo para acortar camino y fue justamente lo que hizo. Pasó por una zona llena de restaurantes pequeños y se metió por el callejón trasero sin saber que aquel lugar no era muy bueno para que una chica como ella estuviese a esa hora allí, sin embargo, como estaba lloviendo la probabilidad de encontrarse con borrachos era escasa. Pero no lo suficientemente escasa cuando sin darse cuenta se chocó contra un gran hombre que estaba a las afueras de un lugar de dudosa procedencia.

El impacto fue tal que Hee cayó hacia atrás y se llenó el kimono de agua del suelo.

— ¿Y si te fijas por donde caminas, perra? —dijo el gran hombre escupiendo al suelo, llevaba una chaqueta de cuero negro y tenía una cicatriz en la cara. Estaba empapado por la lluvia.

Hee se levantó temblorosa y presa del pánico cuando fue consciente de que la calle estaba casi desolada a no ser por ese hombre que estaba golpeando a un chico castaño y menudo que yacía en el suelo adolorido.

— Oh, por Dios —dijo ella llevándose las manos a la boca —¿Qué está haciendo, señor? —tenía el corazón en la garganta y la lluvia ya se había cernido sobre ella mojándola por completo haciendo que su piel estuviese fría.

— Te sugiero que empieces a correr antes de que te meta allí dentro y nadie más vuelva a saber de ti —amenazó el hombre acercándose a ella mientras se refería al lugar que tenían en frente. Parecía por supuesto, un prostíbulo.

Hee se quedó callada y no podía moverse presa del miedo. Por un lado quería ayudar a aquel chico menudo que estaba lastimado en el suelo y por otro quería correr pero sus piernas no respondían.

— ¿¡Me estás escuchando!? —el hombre la empujó con fuerzas y ella cayó de bruces al suelo en cuatro, sus manos se lastimaron por las pequeñas piedras de la calle.

eden → park jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora