Dan's Girl {#BieberAwards}

38.La pareja del momento

No lo soporto más y exploto en risas.

Es que…yo…realmente…no puedo.

—Estas rompiendo mi corazón en este momento, Meggy. ¿No me veo sexy?—pregunta.

Asiento con la cabeza, frenéticamente, tratando de controlarme. Pero cada vez que elevo la cabeza y lo veo…vuelvo a reír. Cuando creo que ya puedo controlar mi ataque de risa, me levanto del sofá y me acerco a él.

—Te ves…diferente. —comento, observándolo de pies a cabeza.

El traje rosa pastel que llevaba encima era sorprendente, tenía hasta brillos incluidos. Y aunque probablemente con ese traje pueda terminar una carrera en la universidad pagándola entera, solo Adam tendría el suficiente valor como para ponérselo.

Y no se le ve nada mal realmente.

Pero después pienso, ¿Qué se le vería mal a Adam Levine?

—Eres una mentirosa. Este no es mi traje de bodas, pero debería serlo, ¿cierto?—pregunta él, observándose en el espejo que tenía enfrente de él.

—Si yo fuera Behati, me iría corriendo de la iglesia si te veo con eso.

—Fue exactamente lo que ella dijo. —Dice el pensativo, —bueno, ahora, me iré a probar mi traje verdadero.

Me guiña un ojo antes de regresar de nuevo al vestidor.

Un minuto más tarde sale del mismo, y bueno esta vez, es un “wow” elevado a la mil potencia.

Si la carrera musical de Adam no hubiera funcionado, él fácilmente puede haberse dedicado al modelaje o a la fotografía. El traje es un tradicional, todo negro. Una corbata negra cuelga de su cuello, y la tela del traje se ve finísima.

— ¿Ahora sí? ¿O con este mi novia también va a salir huyendo?—pregunta él, posicionándose enfrente del espejo.

—Probablemente, con este traje, se olvide de la marcha nupcial y corra hacia tus brazos. —bromeo con él, y lo hago reír.

— ¿Tienes alguna corrección, Adam?—pregunta, le anciano que se encuentra vestido elegantemente y que nos recibió en la puerta, acercándose hacia donde esta él.

—Sí...las mangas…

—Lo sé, lo corregiré en este momento. Alicia, ven aquí un momento. —ordena el anciano.

—Meggy, ¿me puedes tomar una foto?—me pregunta Adam.

—Por supuesto. —le digo.

Busco en mi bolsillo mi teléfono y lo desbloqueo. Presiono el icono de la cámara, y coloco el teléfono enfrente de mí.