Dan's Girl {#BieberAwards}

45.Friendzone

 —Megan Kanter, regresa aquí ahora mismo—dice mi papá desde la cocina.

Y justo cuando pensaba que había salido victoriosa de la situación, e iba a poder irme a la escuela sin explicarle toda esta situación.

Regreso a la cocina, arrastrando mi mochila por el suelo. Es lunes, no me pueden culpar, además después de anoche había dormido menos de las ocho horas que necesitaba para tener una sonrisa de oreja a oreja.

—Buen día, papi—lo saludo, sentándome en uno de los taburetes.

Un vaso de jugo de naranja con una magdalena, están enfrente de mí con una manzana verde.

— ¿Me explicas tu o te pregunto?

— ¿A qué te refieres?—le pregunto, haciéndome la loca.

— ¿Por qué está Justin Bieber durmiendo en una de las habitaciones de la casa?—me pregunta.

Sabía que era algo difícil que papá esté en casa y no se percatara de la presencia de Justin.

— ¿Enserio? ¿Qué hace aquí? No tenía idea. —digo, antes de levantar el vaso de naranja y empezar a tomarlo, como si fuera el ultimo vaso de jugo de naranja en el mundo, lentamente.

—Pues…Dan tampoco sabe qué hace él aquí…—lo interrumpo, dejando el vaso de jugo en la mesa de un golpe, felizmente el vaso no se rompió.

— ¿Qué?—pregunto, abriendo los ojos como platos. — ¿Dan sabe que Justin está aquí?

Como verán, Dan Kanter, mi tío favorito, el de los rulos, el guitarrista; o como sea que lo recuerden…pues, él no sabía de la situación de hace una semana.

Cuando yo regresé a Canadá, él ya no estaba aquí. Y él con Yael tenían programadas unas vacaciones al Caribe, a donde se fueron la semana pasada. No había hablado con él desde que subí ese avión rumbo a Los Ángeles, para la premiación.

Y contarle de que Justin y yo habíamos terminado no estaba arriba de mi lista de cosas por hacer.

—Él piensa que probablemente vino a visitarte…—me dice. —Aunque con el olor a alcohol que se siente desde arriba…pues, no creo que sea eso, ¿no Megan?

Miro la hora en el reloj enorme de la cocina, si quiero llegar a la escuela temprano tengo que salir ahora.

En otros casos, no me hubiera preocupado ni en lo más mínimo por llegar temprano a la escuela, pero iba a hacer todo lo posible para mantener esta conversación estancada el mayor tiempo posible.

—Me encantaría hablar de esto, papá…—digo, tomándome lo que queda de jugo de un solo sorbo. Le doy un mordisco a la magdalena, y guardo la manzana en mi mochila de la escuela—pero se me hace tarde.

Me acerco a él y deposito un beso en su mejilla.