1-Noah Centineo

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—Esta bien Noah, ahora mueve el mismo dedo una cuerda más abajo... ¡No hombre no! ¡Así no!— me estaba desesperando, no entiendo cómo alguien no puede bajar un dedo un par de centímetros más abajo.

—Pero es que ¡el ritmo es más rápido!— se quejó quitando los dedos de las cuerdas— no entiendo porque tú si puedes y ¡yo no! No parece difícil cuando tú lo haces...

—A ver, está bien, tranquilizate. ¿Tú crees que yo nací sabiendo tocar la guitarra?— él asintió despacito, no sé si por el miedo a que le volviera a gritar o no se...— Pues bien, no lo hice. He pasado más horas tocando esta cosa que tú has pasado rodando películas.

—Eso es imposible, son muchísimas horas...

—Tampoco te creas aquí George Cloonie.

Después de ese comentario se le cambió la cara por completo. Dejo la guitarra a un lado y salió de la habitación dando un portazo. Upss... Creo que alguien se a enfadado...

Simplemente seguí sus fuertes pasos hasta la cocina, donde tomó asiento en un taburete que estaba debajo de la isla del medio.

—¿No te habrás enfadado por ese comentario no?— intenté colocar mi mano sobre su hombro, pero hizo un movimiento brusco indicando que no lo tocara.

—Noah, dime, ¿enserio te has enfadado por eso?— intenté poner toda la calma de mi cuerpo en esa pregunta, buscando tranquilizarlo— Es solo un estúpido comentario del que ahora mismo me arrepiento haber dicho, si hubieras sabido que te pondrías así jamás lo hubiera hecho.

Me miró con ojitos de perro mojado, esa mirada la solía poner cuando quería algo; siempre se lo que quiere, pero esta vez, no tengo ni la más remota idea.

Mientras estaba absorta en mis pensamientos, se levantó de su asiento y me estrecho entre sus brazos. Apoyé mi cabeza en su pecho, sus latidos eran constantes, no estaba nervioso, sabía lo que iba a pasar.

En un ágil movimiento de cabeza, bajó la cabeza en busca de mi boca.
Y cuando me besó, transmitió a mi sistema su miedo interno, así que decidí separarme.

Coloqué mi mano en su mandíbula, y separé la cabeza despacio. Él, en un acto reflejo, escondió su cabeza entre mi hombro y mi cuallo.

—¿Qué es lo que te trae tan inseguro cielo?— pregunté en un susurro en su oído al escuchar leves sollozos.

Noté un temblor de su parte así que le empuje un poco y le hice sentarse en el mismo taburete del que hace unos minutos se había levantado.

Y con ese acto, me atrajo a su cuerpo. Haciendo que cayera sentada sobre su regazo. Volvió a esconder la cabeza en el mismo hueco de antes.

—Es solo que... El otro día estuve leyendo algunos comentarios de las fotos que subí del rodaje de la nueva película... Y encontré algunos comentarios...

Su llanto se hizo presente. Solo puede abrazarlo y susurrarle cuanto lo amaba en el oído.

—Además... También había comentarios sobre nuestra relación... Todos decían lo mismo... Decían que yo no te merecia, que eras demasiado para mí...

Lo abrazé aún más fuerte.

—Shhhh... En todos caso yo soy la que no te merce. Y sobre lo otro, no puedes pretender caerle bien a todo el mundo; el planeta es grande, hay mucha gente, distintas opiniones... Es imposible. Solo quiero que sepas que siempre va a haber un ca*rón haciendo pasar mal a gente, nadie puede evitarlo. Pero lo que se debe hacer es hacer lo que te dice que no puedes, simplemente porque eso le a a jod*r más que otra cosa. Demuestra lo que puedes hacer, simplemente para enseñarles lo que vales a aquellos que quieren verte caer.

Hacia la mitad del discurso había levantado su rostro dejándome ver aquellos hermosos ojos que enloquecerían a cualquiera. Y debajo de ellos sus carnosas mejillas mojadas por las saladas y estúpidas lágrimas.

Simplemente me dolía verlo en ese estado, así que agaché la cabeza, y me incliné para juntar nuestros labios en un beso que transmitía pasión, amor y lujuria.

Cuando el aire se nos hizo necesario separamos nuestros labios, pero él volvió a unirlos, esta vez con más fiereza.

Mordió un poco mi labio en señal de permiso, se lo concedí. En ese momento una guerra comenzó con nuestras lenguas como guerreros.

Me sentí aorcajadas sobre sus piernas y me abrazó por la cintura, pegándome más a su cuerpo.

En un movimiento inesperado para mí, se levantó y empezó a caminar. Quien sabe a dónde, simplemente note las suaves sábanas de mi cama contra mi espalda.

Le quite la camiseta, al igual que él a mí. Repartió besos por todo mi cuello y mejillas, la temperatura subió de golpe.

Cuando comenzó a desabrocharse el pantalón, un estruendo nos hizo separarnos.

Mi guitarra estaba en el suelo, y se le había roto una cuerda.

—Empieza a correr porque como te pille esos dientes tan perfectos te van a durar menos de lo que imaginas— después de esas palabras salió corriendo y yo por detrás.

Daba igual si salíamos sin camisa alguna a la calle, daba igual a donde íbamos, lo único importante es que estábamos juntos.

One shots multifandomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora