—Bien chicos, esta es la llave de vuestra habitación— nos dijo Robert entregándonos una tarjeta— recordad, la cena es a las 8:30 y os la van a llevar a la habitación. No podéis salir bajo ningún concepto.
Nosotros solo asentimos para salir corriendo hacia el ascensor.
—¿A quién invitamos?— pregunté.
—Tengo un par de amigos cera de aquí podría...— me dijo Aimee, pero Sarah la cortó.
—No. Nada de eso. Robert ha dicho que no podíamos salir.
—Ya, pero no ha dicho que no podamos hacer que entre gente— espeté yo.
—Sois tal para cual, enserio chicos.
Salió rápidamente del ascensor y abrió la puerta que nos correspondía. Nosotros la seguimos por detrás abrazados.
—Creo que esta vez deberíamos hacerle caso— me comentó la rubia— está en sus días y no es recomendable molestarla mientras tanto.
—Serán nuestros primeros días de relax.
Entramos a la habitación, no era muy lujosa pero tampoco era como un viejo motel; era bastante acogedora. Solo había dos habitaciones, así que lógicamente, Sarah se quedó con una y nosotros con la otra.
—¿Qué hacemos?— dije después de estar cinco minutos tumbados en la cama.
—Podríamos hacerle una pequeña broma al que venga con nuestra cena...— la miré con una sonrisa y asentí, empezando a pensar todo lo que podíamos hacerle a la pobre persona que nos iba a subir la cena.
—Podríamos decirle para unirsenos a hacer algo...— me miró con una sonrisa cargada de maldad.
—¿Te refieres a estar "haciéndolo" y decirle que entre al cuarto para después proponerle a que se nos una?— yo asentí— Se te da bien pensar cuando quieres...
—Tenemos que empezar ya, solo quedan cinco minutos para y media.
Rápidamente nos deshicimos de nuestras camisetas y nuestros pantalones. Aimee quitó los tirantes de su sujetador para que pareciera más real. Me coloqué encima de ella y al momento de escuchar el sonido de la puerta abriéndose empezamos a gemir.
Para que la persona que había entrado se enterara de que lo habíamos escuchado chillé que entrara a la habitación.
—¿Estáis seguros de que es necesario que entre?— nos preguntó desde el otro lado de la puerta. Los dos le gritamos que sí, pero yo tuve que esconder la cara en la almohada para no soltar una carcajada.
El pobre chico entró a la habitación con los ojos entrecerrados. Cuando el carrito con la comida estuvo dentro, el chico se dispuso a cerrar la puerta pero Aimee lo paró:
—¿Por qué no te nos unes? —le dijo palmeando la cama, al chaval casi se le salieron los ojos. No entendí porque, hasta que vi que la morena no tenía la sábana cubriendo sus piernas— tómate un descanso, no pasará nada por un par de minutos...
***
Spoiler: no fue buena idea. El chaval fue a bajarse los pantalones y tiró todo la comida. Lo que acabó en gritos por parte de Aimee por haber tirado su comida, gritos de mi parte porque al malnacido se le había despertado su amigo mirando a mi novia, gritos por parte de él cagado de miedo, y gritos por parte de Sarah indicando que nos calláramos.
—Vale mala idea— me dijo la rubia mientras se vestía— Mmmm... ¿Y si hacemos una sesión de fotos casera?
—¿A qué te refieres?
—Saquémonos fotos sin preparar, espontáneas— la miré sin entender— Ay chico, fotos en las que salgamos haciendo el tonto pero que parezcamos una pareja y no dos vacas peleando.
—¡Ah!— rodó los ojos y me golpeó con un cojín.
Spoiler 2: La cosa acabó en una guerra de almohadas y el piso lleno de plumas.
—¡Ya está bien.. Para!— reía Aimee mientras yo movía mis manos a lo largo de sus costillas provocándole cosquillas— ¡Me voy a mear encima!
—¡No seas cochina!
—¡Parad ya los dos!— gritó Sarah— ¡Recógela y llévatela de aquí!— asentí, cogí a Aimee por las piernas y saltó a mi espalda con la manta colgando de sus hombros como si fuera una super heroína.
La llevé a nuestra habitación y la tumbé en mi pecho. Nos relajamos durante una media hora viendo películas y dándonos algún que otro beso, hasta que nuestros móviles nos sacaron de el precioso momento:
—Mi móvil parece que va a explotar— me comentó— será hija de su madre...
—¿Qué pasa?
Me mostró su teléfono haciéndome saber porque se estaban volviendo locos: Sarah había subido una foto de nuestra sesión casera. Tampoco me extrañó que a la gente le encantara, pues salíamos genial.
—Esta va directamente a mi fondo de pantalla... — le sonreí y la atraje hacia mí para juntar nuestros labios, cuando el beso comenzó a encenderse y nuestros cuerpos nos pedían más, unos estridentes gritos hicieron que nos separásemos:
—¡Pero quién te crees que eres eh! ¡No eres nadie, no tienes derecho sobre mí, no puedes obligarme, te voy a matar...!
****
Spoiler 3: Al final acabaron corriéndonos del hotel por culpa de Sarah, pues se había puesto a gritar a la pantalla del televisor mientras veía un culebrón. Los de al lado se quejaron los muy cabrones y nos tuvieron que pedir amablemente que nos fuéramos.
—Creo que pasaremos las siguientes dos noches en un motel— comentó Robert con cierta desgana en su voz.
—No te preocupes amigo— le dije apoyando una mano en su hombro— las paredes son bastante gruesas como para que no oigas los gritos de Sarah... o nuestros sonidos...
Sarah chilló, Aimee se puso colorada a más no poder y Robert rió conmigo.
—No es como si nunca os hubiéramos oído chicos, las paredes del último hotel no eran tan gruesas como parecían...
Esas palabras fueron suficientes para que la rubia me abrazara e intentara esconderse en mi pecho.
—No te pongas así rubita— le dijo nuestro mánager— mientras no salgas embarazada no pasa nada...
—¡Calla!— chilló con la voz distorsionada a cusa de estar contra mi pecho, reímos y le dejé un beso en la coronilla.
—No te pongas así, que algún día va a pasar...
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One shots multifandom
FanfictionPequeñas historias de todo tipo, cada una con diferente sentimiento. PEDIDOS ABIERTOS