—Lo siento chicos— mis ojos se aguaron ante las palabras del doctor.
—Gracias doc, vamos Cori— dijo Uriah mientras me levantaba de un brazo.
Al llegar al coche los dos estábamos derramando lágrimas como si de una catarata se tratara.
—No puedo creer que...— la voz se me cortó antes de que pudiera acabar la frase, y sollozos salieron desde lo más profundo de mi garganta.
—Shh... Tranquila cariño, volveremos a intentarlo. Cuando estés preparada.
Se estiró y me abrazó, su camisa quedó mojada al momento. Cuando consiguió que me calmara un poco, arrancó el coche hacia nuestra casa.
Puede que fueran las tres del mediodía, pero nos acostamos los dos. La noticia de que había perdido al bebé era demasiado para ambos.
****
—Necesito superarlo, Kris. Hace días que no veo a Uriah sonreír. Y todo por mi culpa...
—Vuelve a quedarte embarazada— dijo con simpleza la estúpida de mi mejor amiga.
—No sé si te has dado cuenta, pero hace 15 días que han perdido al fruto de su amor— le respondió Samuel, el mejor a migo de mi novio.
Kris solo asintió comprensivamente.—Tengo que hacer algo— dije.
—Sabes Corinne, cuando las mujeres pierden un bebé sus parejas suelen intentar hacerlas sonreír— dijo Kris, y antes de que me parecerá cierto o una opción para dejar mi idea de un regalo Samu la contradijo:
—Ya, pero aquí la más fuerte, valiente y loca es ella. Es la que tiene los pantalones en la relación. Incluso, ¿Estás segura de que el emabarazado no ha sido él?
Los tres reímos— Idiota— le dije entre risas y proporcionándole un puño en el hombro— ¿Qué puede suplantar a un bebé?
—Otro.
—¡Qué no, Kris!
—¿Un pez?
—Cuando alguien les pregunte porqué pasean una pecera vas a responder tú.
—¡Una mascota!— grité cogiendo a Samu por los hombros y sacudiendolo— ¡Una mascota Samu, eso es! Eres un genio Kris...
—Lo se.
—Claro, chica pecera lo que tú digas...
—Jo, pero Uriah es alérgico a los gatos.
—¿Y a los perros?— Kris y yo nos miramos, Samu sacó las llaves del coche y las agitó— al coche, ya.
—¡Con dirección a la perrera!
—¿Qué?
—No voy a comprar un perro cuando puedo salvar a otro...
Estoy segura de que la morena iba a soltar otra tontería, pero gracias a Dios Samuel puso la radio a tope.
—Gracias— Kris puso cara de ofendida y nosotros nos limitamos a reír.
***
—¿Cariño, estás en casa?— dije cuando conseguí abrir la puerta con mi mano libre— ¿Uriah?
Me dirigí hacia nuestra habitación y vi la luz del baño encendida. Seguro estaba llorando de nuevo. Cómo no quería que lo viera, se escondía ahí dentro. Desde hacía dos semanas.
Con paso lento y cuidadoso, llegué a la puerta y la abrí despacio.
—¡Corinne!
—¡Oh Dios mío, lo siento!— dije cuando vi que estaba meando. Rápidamente se subió los boxers junto a los jeans, dejando la bragueta bajada.
—¿Qué haces loca?— sus palabras quedaron suspendidas en el aire cuando su vista se fijó en el pequeño animalito que dormía contra mi pecho— ¿Qué...
—Llevas dos semanas depresivas, necesitabas sonreír... Necesitaba verte sonreír. He hablado con nuestros amigos, no te creas que se nos iban a ocurrir cosas normales como una fiesta...
—¿Me estás diciendo que...
—Te presento a nuestro bebé de otra madre— le sonreí y el me devolvió el gesto— no sabes lo bien que se siente verte sonreír de nuevo...
Se acercó a mí y me dio un tierno beso en los labios, saboreando todo lo que pudo. Pero una pequeña sensación de mojado nos hizo separar.
Al mirar abajo, el pequeño cachorro nos sorprendió despierto y con la lengua fuera. Al ver que no nos movíamos, lanzó un pequeño ladrido.
—¿Qué pasa pequeño angelito?— dijo mi compañero de vida acariciando la cabecita rubia del cachorro. Le extendí los brazos y lo cogió como si fuera un bebé. Ojalá fuera nuestro bebé.
Con ese pensamiento una traicionera lágrima resbaló por mi mejilla, pero antes de que tocará mis labios desapareció gracias al pulgar de mi chico.
Rápidamente plantó un beso en ellos y me dijo:
—Me gustan salados, pero prefiero su sabor natural. No sabes lo feliz que me haces... Qué me hacéis—Espero que algún día sea un bebé humano— él río y apretó más al animal contra su pecho.
—Tenemos que educar bien a este primero... Luego ya podemos empezar a formar nuestro propio equipo de fútbol...
—Ni de coña, como mucho tres.
—Sí, tres más tres más tres más tres...
—¡Oh calla!— fui a golpearlo pero fue más rápido y enganchó mi muñeca para después tirar de ella. Quedando así abrazados— te quiero...
—Yo también, os quiero a ambos...
—¡Guau!
—¡Sus primeras palabras!— gritó emocionado. Me limité a reír y dejar un beso en su mejilla. Esperaba poder crear algún día nuestro propio equipo, pero bueno, ya hemos empezado por la mascota del equipo Justus.
ESTÁS LEYENDO
One shots multifandom
FanfictionPequeñas historias de todo tipo, cada una con diferente sentimiento. PEDIDOS ABIERTOS