52- Travis Maddox (MARATÓN)

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Dedicado a @patymerryash ¡espero que te guste! 

Tampoco he tenido ocasión de leer "Maravilloso Desastre" pero lleva en mi lista de lectura bastante tiempo, así que por favor las que hayáis leído decidme si debería de cambiar algo. Siento mucho haber tardado tanto en publicar esta última parte de la maratón, pero he estado nadando entre exámenes y no he tenido tiempo. Espero que disfrutéis el capítulo.

—Eres un idiota, ¿Cómo se te ocurre hacer algo así? 

-Elara yo no...

—¡¿Tú no qué, Travis?! ¿Por qué aceptar esa mierda de ser boxeador? 

—Tú también lo aceptaste, además  Adam me ha comentado que me iban a pagar mejor. 

—¡Eso es porque a él también le van a pagar más! 

—No soy estúpido, sé porqué ha estado diciéndome esas cosas. 

—Pues lo pareces, no te hace falta ese dinero. 

—A ti tampoco. 

—¿Por qué no puedes entenderlo de una puta vez? Yo nací dentro de ese ring, mi padre, por si  no te has dado cuenta— dije golpeándole el pecho, haciendo que se fuera para atrás- es el jefe de toda esa mierda, estaba destinada ha entrar en el mundo de las pelas.

—¿No eres tú la que siempre dice que podemos ser quién queramos sin importar lo que digan los demás?

—Eso es diferente, una cosa es lo que yo te diga a ti y otra muy diferente la realidad. 

—¿Te das cuenta de que te estás contradiciendo?— me dijo sacarrón como siempre queriendo enfadarme. Y como siempre, lo consiguió. 

—No pienso tener compasión contigo. 

Después de amenazarlo, me di la vuelta y salí de esa pequeña habitación en la que nos encontrábamos. La cosa es que Benny le había ofrecido trabajo como boxeador, el idiota había aceptado. Al principio pensé que era una broma, pero después de la seria conversación con Shep me di cuenta de lo mala decisión que Travis había tomado. 

Además de que su debut como boxeador iba a ser contra mí. Iba a perder y ha quedar en ridículo, como el resto de debutantes que se enfrentan contra un veterano. Lo que estaba claro era que no iba a tener piedad, aunque fuera el mejor aspirante a novio que jamás hubiera tenido.

Aquella fue la peor noche de mi vida; por primera vez pensé en cómo me sentía y en cómo íbamos a acabar después de la pelea.

Todo se resumió a que él lo quiso así, él eligió coger la maldita oferta de ese idiota. Y lo iba a lamentar.

A la mañana siguiente mi padre llamó a mi puerta diciendo que debía perder. Obviamente le respondí que así sería. Siempre es así.

Él dice algo y el resto tenemos que obedecer como perritos falderos. Esta vez sería diferente. Cogí lo que necesitaba para la pelea y me subí al coche. No iba a comenzar hasta la noche, pero debía prepararme.

*****

—¡... Y a nuestra izquierda de azul, tenemos a Elara Davis!

El público aplaudió, yo salí con la capucha y el bucal puesto. Subí al ring , quité mi capucha y vi a Travis golpeando sus guantes uno contra el otro. Se creía que iba a ganarme.

Los cojones.

Después de las presentación y toda la mierda que soltó el juez, comenzó la pelea. Él dio el primer golpe, y el segundo, y el tercero... La cosa es que ninguno dio en el blanco.

—Menuda puntería Madox...— le dije en el descanso— creo que deberíamos a postear, si tú ganas lo dejo si yo gano me quedo tu moto.

Se lo pensó, pero sé que había hablando con mi padre. Se creía que lo iba a dejar ganar.

—Trato hecho.

Travis aguantó hasta el 7 asalto. Después de eso, no pudo levantarse.

—Vas a tener que darme tus llames chaval.

Al marcharme de allí, pude ver las caras de todos. Decepción, enfado, sorpresa... Muchas emociones para mi gusto.

Una vez en casa me duche. Fue la ducha más relajante que había tomado jamás. Nada me preocupaba en ese momento, ni siquiera Travis.

O bueno, así fue hasta que los recuerdos llenaron mi mente: Travis y yo en aquella misma ducha, en aquella misma casa... Joder. Puto amor.

¿Lo amaba? Sí, definitivamente lo amaba. Amar más aba. En pasado. Por muchos sentimientos encontrados que tuviera hacia él, jamás iba a perdonarle lo que había hecho.

Sequé mi cuerpo y me coloqué ropa cómoda. Total no iba a salir. Las verduras que Madox me había causado eran superficiales y poco notorias, por lo que ni me molesté en curarlas.

El canal de deportes era una buena compañía y pasatiempo, jamás decepcionaba. Minutos después de que la pelea televisada comenzara, llamaron a mi puerta.

—Dios mío Travis...

—Elara... Yo, lo siento...— sangre salía de su boca, y toda su cara estaba herida.

Lo metí arrastras al ver que no podía siquiera levantarse. Lo metí a la bañera de la planta de abajo, no iba a arriesgarme a subir las escaleras con él en ese estado.

Encendí el grifo y quité su ropa. Tardo unos minutos en volver en sí. Vacíe lentamente la bañera y curé un poco sus heridas.

—¿Qué te ha pasado?— le pregunté.

—Intenté hacer lo correcto... Luché contra los que me habían comido la cabeza.

—Eres idiota, eran unos 30 hombres. Es imposible que salieras bien de ahí.
¿Pero por qué lo hiciste?

—Por ti. Prefiero no volver a pelear a no estar contigo. Sé que es tarde— añadió al ver que me levantaba de su lado— pero no es el final.

—No, Travis. El final lo marcaste tú al aceptar.

—Elara yo de verdad que lo...

—Sé acabó Travis, vete a casa.

—Tú eres mi casa. Tú eres mi hogar...

Sin decir nada más salí de allí. Sabía perfectamente que no iba a irse hasta que yo regresara por lo que me fui con Abby. Ella jamás me fallaría.

Puede que en el fondo siga enamorada perdidamente del chico, pero aquella era una relación tóxica. No valía la pena. Bastante habíamos durado.

Además, él no estaba hecho para estar con una persona como yo. Y yo no estaba hecha para estar con alguien. Los polos opuestos se atraen, pero los iguales se alejan. El nuestro era un caso parecido, acababa igual que los imanes: separados por la fuerza del destino.

One shots multifandomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora