27-Colin Ford

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Allí estaba Colin Ford, el chico más deseado de todo el instituto pero también el chico que más demonios tenía. Mucha gente los tiene, pero los suyos son todo un misterio. Los cuales a mí me gustaría resolver.

No puedo decir que soy la chica con más suerte del mundo, pero creo que una vez lo fui. Antes de que empezáramos el tercer año de universidad, Colin y yo solíamos ser los mejores amigos. Pero desde que se metió entre los populares, todo lo que teníamos desapareció.

Y me duele pensar que todos esos recuerdos también desaparecieran, pero en parte fue culpa mía pues deje que se borraran. Creo que ahora necesita un amigo tanto como yo, así que voy a acercarme. Tampoco es que me importe lo que alguien me diga por acercarme al popular siendo una nerd, además , está solo en la mesa.

—Hey, Colin. ¿Qué te cuentas?— al escuchar mi llamado levantó la cabeza, dejándome apreciar sus ojeras— ¿Qué te ha pasado?

—No quiero hablar de ello.

—Pues es una pena que yo si quiera. Ahora suéltalo, no es bueno aguantar mierda.

—Sigues siendo igual a hace unos años... Espero que nunca cambies... Ojalá pudiéramos...

—¿Seguir siendo amigos?— éasintió— Yo también lo deseo. Pero no podemos cambiar el pasado...

—Pero sí el futuro, necesito que me ayudes a investigar un problema con mis padres— los dos nos mirábamos a los ojos como si nuestras vidas dependieran de ello— Pasa algo raro con mi madre, necesito saber qué es. Mi padre también lo ha notado y está molesto, he estado investigando pero nada. Llevo días sin pegar ojo pos sus gritos...

—Me necesitas para resolver un misterio... ¿Como en los viejos tiempos?

—Como en los viejos tiempos...

Por primera vez desde hacía mucho tiempo lo vi sonreír de verdad. Jamás me cansaría de esa pequeña muestra de aprecio.

*****

—¿Qué estamos haciendo en la biblioteca? Creía que íbamos a ir a tu casa, o a algún motel...

—¿Estás diciendo que mi madre está engañado a mi padre?

—Es lo que parece...

—Pues no, yo creo que es algo mucho peor... ¡Ay viene, escóndete!— justo en el pasillo de enfrente, se encontraban la madre de Colin y un hombre trajeado. Parecía una conversación acalorada, y el tema era serio, pues la mujer estaba a punto de llorar.

Noté como Colin hacía un movimiento de querer levantarse, pero lo detuve. Para mi mala suerte unos cuantos libros se cayeron, haciendo que la pareja se diera la vuelta. Rápidamente, tomé a Colin por el pecho y lo besé. Pero fue un para que no nos vieran, o eso intento pensar.

Al parecer mi amigo lo entendió pues no dijo nada. Cuando los otros dos se fueron, dejaron algo en un libro; no tardamos más de medio segundo en cogerlo.

—¿Qué pone?— era una carta, y por la mueca que hizo, no contenía nada bueno.

—Mi madre está haciendo de mula... está metiendo droga en el estado...— su voz sonaba rota— eso es lo que lleva haciendo durante años...— Abrí los brazos automáticamente se lanzó a ellos.

—Tranquilo, saldremos de esto juntos. Justo como en los viejos tiempos... Ya lo verás...

—Recuérdame porqué nos alejamos...

—Cambiaste, y yo lo permití. Te dejé ir... Ahora me arrepiento.

—También es culpa mía, cambié... Y te deje ir...

—Sobre todo es culpa tuya idiota...— nos echamos a reír, puede que fuera verdad lo que dije, pero el modo en el que lo dije no fue de regaño; sino de cariño. No se como explicar la manera de insultar a alguien sin que se ofenda y se enfade, pero ese inexplicable sentimiento ayuda muchas veces sin que nos demos cuenta.

—No voy a dejarte ir otra vez, te voy a mantener a mi lado...— besó mi cabeza, y después me apretó más contra él y apoyó su cabeza en la mía.

—Estoy muy feliz de que por fin hayas recapacitado, pero estoy segura de que Mike y Daniella se van a alegrar más aún. Pero... recuerda que hay que solucionar lo de tu madre...

—Al llegar a casa me espera una charla muy larga, no creas que mi madre nos nos ha visto. Ha parte de que tu pelo se reconoce fácilmente...

—¿Nos ha visto...?

—Síp, pero estoy seguro de que la bibliotecaria no. Así que, ¿Qué te parece si se lo enseñamos?

—Colin no...— pero sus labios interrumpieron mis palabras.

—¡fuera de aquí, degenerados!— gritó la señora— ¡Buscaos una habitación!— Nos separamos bruscamente mientras reíamos.

—Eres un idiota...— fije mientras me daba la vuelta dispuesta a salir, pero me cogió de la mano he hizo que quedara de nuevo contra su pecho.

—Puede que lo sea, peor soy TU idiota...— y nos volvimos a besar.

—¡Largo de aquí!

—¡Cállese señora! ¿No ve que nos estamos reconciliando?— no creo que nadie haya visto un tomate más rojo que mi cara en aquel momento.

One shots multifandomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora