46- Brett Talbot

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Dedicado a patymerryash

-Tiene que encontrar una forma de tranquilizarse, Brina.

-¿Qué se supone que debo hacer Satomi? Ni siquiera soy de tú manada, no puedo estar de niñera cada vez que hay luna llena...

-Entiéndendelo, está débil desde la muerte de Lori. No puede contratar su lado animal, necesita un ancla.

-Pues que se compre una- se quejó Brina- entiendo que este dolido; Lori también era mi amiga, pero no sé puede cambiar el pasado.

-Haz lo que quieras, pero mientras tú estás con tus amigos recuerda que él lo está pasando mal.

Sin dejar que la alfa siguiera hablando, se subió la cremallera de su chaqueta y salió por la puerta. Brina ha sido mi mejor amiga desde siempre, ni siquiera que se mudara y se cambiara de manada pudo contra nuestra relación.

Ahora qué se aproxima la guerra todo a cambiado; todos hemos cambiado. Los cazadores consiguieron matar a mi hermana, por poco también a mí. Pero Liam consiguió salvarme antes de que diera mi último aliento.

Todavía me estoy recuperando, es muy doloroso pero no me quejo. No puedo quejarme; lo último que necesitamos ahora es un niño quejica con problemas de corazón.

Bajé la cabeza apenado al verla salir y saber que no quería nada que ver conmigo. Satomi se acercó para posar una mano en mi hombro como muestra de apoyo.

-Está bien, ¿cuál es el plan?

De repente la rubia volvió a entrar a la pequeña habitación, mientras se cruzaba de brazos. Sonreí. Satomi era la mejor en cuanto a conseguir lo que quería.

-Mantenlo relajado, el apartamento es cálido y tiene de todo. Haz lo que sea necesario para mantenerlo estable.

-A veces te odio alfa- le dijo divertida.

-Confío en tí.

-Gracias- respondí. Brina me miró con mala cara.

-No te lo decía a tí, egocéntrico.

-¿A no? Pues ha verás que tus súplicas diciéndome que pare si serán para mí...

Dejando las palabras en el aire me levanté de la silla, la cogí de las piernas y comencé a dar vueltas.

-Para idiota, me vas ha hacer vomitar- dijo riendo.

-Que cochina- comenté parando y dejándola en el suelo. Los dos teníamos la voz agitada de tanto reír. Lentamente pasé uno de sus mechones dorados detrás de su oreja haciendo que me mirase.

-¿Qué te va a pasar cuando salga la luna? 

-No lo sé, no recuerdo nada de la vez anterior. Siento que no puedas estar con tus amigos...

-¡Hey! Está bien, tú también eres mi amigo. Solo espero que no reacciones como Liam en su primera luna llena.

-Joder, todavía recuerdo a Hayden reír después de que Scott contra que se paseó desnudo corriendo como un loco...

-Que tiempos...

-¿Recuerdas cuando Lori y yo te empujamos a la piscina el día que te enfadarte con Liam?

-Sí, me bajo bastante los humos la verdad. Pero que sepas que él empezó...

-Sí claro, deja a mi hermanito en paz. Y ahora que lo dices me has dado una idea- la miré expectante- si te enfadas y te vuelves loco voy a meterte en la ducha.

-¿Eso no es lo que hicieron Stiles y Scott en un partido cuando Liam perdió el control?

-Al parecer a los tíos os gusta el agua para bajaros la calentura... ¡No iba en ese sentido estúpido!

Me gritó cuando puse cara pervertida y moví los cejas. Iba a ser una noche divertida.

*****

-¿Sientes algo?

-Tengo hambre.

-Te has comido cuatro hamburguesas, dos pizzas, tres batidos y una bolsa de patatas fritas; aún no sé cómo es que no te ha dado una sobredosis de grasa.

-Creo que la luna ya está haciendo su efecto.

Asintió en respuesta. Minutos en silencio después, sentí como mis instintos se disparaban: todo olía más fuerte, veía más hayá, oía todo hasta un kilómetro a la redonda...

De mi garganta se escapó un gruñido, que hizo que Brina se pudiera de pié de un salto.

-Deberias irte, no sé cuánto tiempo voy a poder retener todo...

-No pienso dejarte...- me miró a los ojos, se posicionó de rodillas entre mis piernas, levantó mi rostro acunadolo con sus suaves manos y acarició mi cabello- No voy a irme a ningún lado...

Agarré sus manos, y ella gritó. Cuando abrí los ojos se asustó aún más. Miré sus muñecas siendo rasgadas por mis garras y mis ojos amarillos reflejados en sus azules ojos. Había perdido el control.

Sin esperar a otro ataque de mi parte, golpeó mi entrepierna y me agarró por los hombro. Me arrastró por el pasillo cómo pudo hasta llegar a la ducha.

Gruñí, grité, la arañé hasta que conseguí soltarme de su agarre. Vi que la puerta del balcón estaba abierta y me dirigí hacia allí.

Una vez fuera aullé alto dejando ver mis colmillos. Estaba a punto de saltar por la ventana cuando oí que gritaban mí nombre. Al principio vi a Lori, pero después su figura fue creciendo hasta convertirse en un chica con la que he compartido mi vida desde niños.

-Tranquilo, Brett. Soy yo... Estoy bien, pero necesito que vengas hasta mí...

Estaba de cuclillas cuando me di la vuelta y la miré a los ojos dejándole ver mis ojos. Ella me mostró los suyos; azules eléctricos.

-No fue tú culpa- le dije- ellos la mataron...

-Puede haberlo impedido...- cayó de rodillas llorando. Me acerqué y la abracé. Olvidando por completo la luna, sintiendo como su alma y la mía se completaban.

-Yo también pude haberlo impedido, pero estaba medio muerto en la mitad de la carretera... Scott y Malia pudieron haber hecho algo si no fuera porque estaban perdidos en los tuneles... Todos pudimos haber hecho algo, pero no pudimos porque estábamos luchando por nuestras vidas.

-Sé que nada va a cambiar...

Secó sus lágrimas, aunque no fue de mucha ayuda pues las gotas de lluvia mojaban su cara. Cuando me arrodillé frente a ella, saltó a mis brazos. Sin pensarlo la rodeé y apreté contra mí pecho.

-¿Por qué siento que te necesito para calmar mis demonios?

-Por lo mismo que Satomi te dijo que yo te necesitaba. Lori era nuestra ancla, y ahora nosotros somos nuestras propias anclas... Nos necesitamos.

-¿Así que vas a calmar mis demonios?- apartó mi pelo de mi frente suavemente.

-No, voy a hacerlos desaparecer...

Sonrió contra mi rostro, paso una de sus manos por mi pecho y hombro y la otra la posó en mi mandíbula. Despacio cerramos nuestros labios, formando un beso tranquilo.

Porque era cierto, aquel era un momento tranquilo en tiempos de guerra. Nunca mejor dicho. La batalla final se estaba acercando, y nos nos quedaban muchos momentos como ese. Necesitábamos él uno del otro, por lo que disfrutamos el que pudo haber sido nuestro último beso.

Gracias a Dios que no fue así. Aquella noche acabó mejor de lo que Satomi piensa, o por lo menos no acabe desnudo corriendo por la calle. Bueno, lo primero sí; pero lo segundo no.



One shots multifandomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora