74- Connor Brashier

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Dedicado a shamed_rdz
Espero que te guste!!!

-¿Y qué tal tu día libre, Connor?- Shawn formuló la pregunta que tanto esperaba. 

-Bueno pues...



"-Riley Scott. Violinista de una banda irlandesa. 

-Yo soy...

-Lo sé. Me gusta tu jefe- la miré triste-. Pero tranquilo, me he enamorado de un chico de California- la sonrisa que se me escapó fue tan grande que incluso me dolió.

La conocí en Grafton Street, junto a la salida de un bar. Compartimos un cigarrilo ¡Y ni siquiera fumo! Pero no pude evitarlo. Había un chico tocando la guitarra en una esquina, bastante bueno. Pero cantaba muy mal. 

-Sería mejor si no cantase.

-Es mi hermano- se me cayó el alma a los pies. La miré apenado, pero solamente rió-. No pasa nada, es una crítica constructiva. Ya se la comentaré. 

-¿Te apetece tomar algo?- Riley asintió y tomó mi mano para llevarme al bar. Era bastante pequeño, pero tenía su encanto. También había una banda alegrando el ambiente, pero a diferencia de su hermano los cuatro cantaban muy bien- Una cerveza y... ¿Qué quieres tú?

-Empezaré el calentamiento con un chupito de Jamie. No me mires así, soy joven no voy a desperdiciar mi dinero en una cerveza- lo que recuerdo perfectamente es que tenía un temperamento que jamás había visto. Era una chica muy difícil, como si intentases acabar un puzzle sin una pieza. Imposible.

-¿Te apetece bailar?- asintió no sin antes haber pedido un Jack y haberme vuelto a dejar en evidencia por mi cerveza. 

Siendo sincero, para la tercera canción estaba agotado. Los chicos de la banda le metían caña al asunto. Era casi imposible aguantar más de cuatro canciones a su ritmo, pero Riley parecía que lo hacía sin esfuerzo alguno. No dije nada y aguanté como un campeón. Incluso conseguí robarle un beso.

-Mira que has tardado, idiota- su beso de vuelta no fue nada comparado con mi beso casto. 

Así estuvimos en una esquina de la taberna por una media hora. Hasta que una canción totalmente desconocida para mí empezó a sonar, haciendo que mi acompañante se separase y nos volviera a meter entre la multitud.

-Jamás había escuchado esta canción- le dije al oído para que pudiera oírme sobre la música. 

-Yo tampoco, pero me gusta el ritmo- como ya os he dicho, era especial. Inalcanzable. La canción duro como cinco minutos, aunque para mí fueron suficientes y quería ir a sentarme un rato, Riley tiró de mí hasta donde había unos hombre jugando a lanzar dardos. 

Nos ganó a todos. Incluso se echó a reír cuando un hombre con complejo de vikingo casi se puso a llorar. Después jugamos al billar. Donde también nos ganó. Hacer que los hombres se tragasen su orgullo parecía ser su pasatiempo favorito.

-Tienes que enseñarme a jugar así- le dije después de que parara de burlarse de los hombres. 

-No hay truco. Es simplemente un don- pasó sus brazos por mis hombros hasta entrelazar sus manos en mi cuello-. A parte, eres muy malo. Dedícate a la fotografía. 

Rodé los ojos y la besé. No es que yo quisiera, fue ella la que empezó todo. Perdí la noción del tiempo hasta que el barman anunció que aquella era la última ronda de la noche. En ese momento volvió a empujarme para ir a por otra bebida. 

Ahí fue cuando se subió a una de las mesas y comenzó a bailar. Lo hacía como si estuviera sola, sin una pizca de vergüenza. Lo que no me esperaba es que se pudiera a cantar. No lo hacía del todo bien, pero creo que ninguno le dio importancia. Nos tenía a todos como perros mirando una chuleta. La voz no era su fuerte, pero la manera en la que se movía en tan reducido espacio era mágica. 

A decir verdad, no me hubiera importado haber grabado ese espectáculo y verlo una y otra vez por una semana entera. Puedo jurar que en ese extraño bar, lleno de gente, solo estaba cantando para mí. Sentía sus ojos en los míos todo el tiempo. Puede que solo fuera mi imaginación, pero no quiero darle tantas vueltas. 

Cuando hubo acabado, el barman echó a todo el mundo. Salimos entre gente sudorosa y borracha, por suerte conseguí sostener su mano para evitar que nos separasen. 

Cuando ya llevábamos un tiempo en la calle, empecé a sentir el frió. Ambos olíamos humo, whisky y vino; a la gente que pasaba cerca nuestro parecía molestarle pero eso no iba a joderme la mejor noche de mi vida. Riley parecía incluso pasárselo bien con las caras de la gente. 

-¿¡Has visto la cara de esa señora!?- rió- Se parecía más al bulldog francés que llevaba de la correa que el propio perro a los de su especie.

-Estás loca- el aire que salía de mi boca chocó notoriamente con su mejilla, haciéndola estremecer- ¿Acabas de ponerte nerviosa?

-Ni en tus mejores sueños, Brashier- soltó mi mano y echó a correr. No dudé en seguirla- ¿Me acompañas a casa?

Asentí como idiota. Puede que se me estuviera insinuando pero el casto beso que me regaló después hizo que me olvidase de la pregunta por completo.  Una vez en la puerta, me invitó a pasar. Absolutamente todo olía a ella, incluso el cojín que me aventó por no prestarle atención.

-¿Quieres los Doritos o no?

-Sí, claro.

Al final acabamos la noche con aquel paquete y otra botella de vino. No recuerdo mucho más, pero tengo que decir que ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida. A la mañana siguiente, yo me encontraba tirado en el suelo con Riley en mi regazo. Cuando la he despertado ni siquiera me a reprochado por haberla tirado al suelo"


-¡Ahhh..! Por eso has llegado tarde- concluyó Shawn. 

-¿Y qué a pasado con vuestro flechazo?- preguntaron todos los curiosos que se habían acercado a escucharme. 

No dije nada. Simplemente saqué un pequeño trozo de servilleta con un número y un nombre: Riley (Brashier) Scott ;-).

One shots multifandomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora