49- Nico di Angelo (MARATÓN)

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Dedicado a patymerryash 

Creo que ha quedado bastante bien, ¡espero que te guste!

—No me puedo creer que hayas ganado de nuevo Nico, ¡eres el mejor en esto!

—Gracias Phoebe, deberías probar a jugar; quiero decir, estamos en un casino y jamás de he vito  jugar a nada. 

—No soy muy fan de estas cosas... Además tampoco llevas tanto tiempo aquí. 

—Como mucho un mes, la verdad. 

La niña asintió dejando ahí la conversación con su amigo. Cuando vio que el moreno se encaminaba a otro juego le entregó otra flor. Él se la comió con gusto, como siempre que Phoebe le daba una. 

—Ahora que lo pienso tampoco te he visto comer una de estas— dijo señalando su flor a medias.

—Es que no me gustan— dijo haciendo una mueca de asco.

—Pues a mí me encantan, es como si tuvieran droga o algo así— mientras decía esto analizaba el pedazo de flor de loto que aún le quedaba, la rubia a su lado se asustó— es como si tuvieran algún tipo de adictivo. 

Al acabar de decir aquello, se metió a la boca lo que le quedaba para acabar y soltó una risotada. Al fin y al cabo era solo un pastel popular de aquel hotel, o eso es lo que todo el mundo pensaba. 

—¡Phoebe!— llamaron a la chica desde la barra. Esta se despidió de su amigo y acudió a su llamada— Ten cuidado con los chavales con los que andas, acaba de llegar un abogado trajeado preguntando por ellos. Ten la bandeja y haz que coman de esta porquería hasta que no recuerden ni su nombre. 

Era imposible para ella decirle que no. No podía permitiese ese lujo de hacer lo que quisiera, porque si así fuera ya estaría en la otra punta del mundo. Pero para eso necesitaba cumplir el contrato que su padre no acabó para el jefe del Hotel Casino Loto.  

Maldecía al difunto idiota de su padre por no haber cumplido su parte del trato. También maldecía a todos los estúpidos que entraban en este lugar. Ni siquiera sabía como era posible que siguiera viva; no comía flores de mierda y seguía siendo una niña, además de que llevaba 95 años metida ahí dentro. 

Los primeros veinticinco años fueron terriblemente aburridos, pero cuando Nico y Bianca aparecieron todo cambió. Phoebe se podía hasta permitir llamarles amigos, incluso algunos sentimientos se agrandaron hacia Nico. Pero era imposible que algo pasara, él solo la veía como una hermana más. 

Repartió flores por toda el salón hasta que encontró a Nico jugando al poker. Una gran sonrisa asomó en su rostro, se acercó a  él corriendo haciendo que el chico se asustara. 

—Hey Phebs. ¿Quieres jugar?

—Am... No. Prefiero ver como lo haces tú— le sonrió y él le sonrió de vuelta. 

Jugó por horas, pero solo le parecieron cinco minutos. En cambio en todo ese tiempo la chica repartió treinta bandejas. Una vez Nico se cansó lo acompañó hasta su habitación. Bianca aún no se encontraba allí, por lo que dedujeron que seguía por el casino. 

—¿Qué tal te lo has pasado hoy?— le preguntó Phoebe, era la trigésima vez que dormía desde que se encontraba en el hotel. Más o menos se sentía cansado cada 850 días, lo sabía bien pues contaba cada vez que se iban a dormir. 

One shots multifandomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora