Yo solo gritaba y lloraba intentando soltar el agarre que mi padre tenía sobre mí.
Pero no podía, era imposible. Simplemente porque me saca el doble de fuerza, de altura y de peso.
De un momento a otro abre la puerta principal, ya sé cuáles son sus intenciones. No le voy a dejar arruinar mi vida, no más.
Empiezo a gritar por ayuda, está claro que Dylan no iba a ayudarme; el muy cobarde se a largado.
El coche que está aparcado enfrente, es abierto por mi padre. Sigo gritando.
En un momento siento un golpe en la cabeza, muy fuerte. Siento como de un lado de mi cara baja una especie de líquido espeso.
Me suelta el cabello, y mi cabeza cae hacia adelante. Apoyo una mano en la herida y otra en el suelo, según la pongo la levantó y miro q está llena de cristales.
Me había golpeado con una botella. Creo q su intención era dejarme inconsciente, pero me movía demasiado como para apuntar bien.
Menos mal.
Cuando veo que se vuelve a acercar, me arrastro por el suelo intentado alejarme de él. Y cuando me tiene acorralada alguien tira de mi brazo hacia la derecha, y me salva de un gran golpe.
Miró a mi rescatador, y es nada más y nada menos que Dylan. Me arrastra hasta su pecho, y yo solo lloro. Que es algo que no había hecho hasta entonces.
Mi padre se acerca, Dylan se levanta, un golpe seco...
El más mayor cae al suelo, el chico de gafas le lanza una mirada matadora y se vuelve ha hacercar a mí.
Al hijo de mi abuela no le da tiempo a levantase para golpearnos, gracias a Dios llega la policía antes.
Levantó la cabeza y veo que el chico tiene una sonrisa victoriosa en la cara.
—Jamás me iría y te dejaría.
Nos sonreímos y nos abrazamos más fuerte contra el otro.
Se oyen las sirenas de los policías y las ambulancias.
Con cuidado soy levantada y metida en una ambulancia. A mi lado van Dylan y dos paramédicos.
Me colocan un objeto raro en la boca y nariz, me susurran algo y caigo dormida.
***
Me despierto con un gran dolor de cabeza. Así que la palpó despacio, pero no encuentro ninguna venda, solo un extraño bulto que duele como mil demonios.
Miró la habitación y rápidamente me doy cuenta de que estoy en un hospital. Intento levantarme pero hay una aguja en mi brazo. La saco.
Duele un poco pero no tanto como lo de la cabeza. Salgo de la habitación y hay una pequeña recepción con sillas y otra puerta.
Veo que en una de las sillas hay una pareja de chicos con una niña pequeña. Y en el otro lado, un chico con un gorrito y la cabeza agachada. Probablemente este dormido.
Pero, yo reconozco ese gorro. Dylan. Sonrió inconscientemente.
Me acerco y lo zarandeo suavemente.
—Dylan, Dylaan, Dyl... ¡Dylan O'brien!
Se despierta de golpe y da un salto en la silla.
Me mira y sonríe, se acerca a mí pues me he alejado en cuanto he gritado.Abre los brazos, yo también me acerco. Pero cuando estoy a punto de sentir sus brazos rodearme, siento sus labios contra los mios y sus manos en mi cabeza.
Sin querer, pongo mis manos en su pecho. Cuando corta el beso por falta de aire *maldito aire*, me mira y sonríe pasando sus brazos por mi cuello. Creando un abrazo un tanto extraño.
—No voy a dejarte sola otra vez, a la siguiente no voy a ser inteligente y voy a liarme a golpes con cualquier idiota que se sobrepase contigo.
Río. Jamás nadie había sido tan protector conmigo. Lo único que viene a mi mente, es el acto de amor de hace unos momentos.
—¿Qué va a pasar con...— no me deja acabar por ya vuelvo a tener sus labios encima de los mios haciendo presión.
—¿Tú qué opinas? Por mi podríamos intentarlo.
—Concuerdo.
Y otra vez volvemos a lo mismo de antes. Jamás me cansaría de decir lo mal padre que fue el mío, pero la suerte que tuve de tener a alguien como Dylan mi lado protegiéndome.
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One shots multifandom
Fiksi PenggemarPequeñas historias de todo tipo, cada una con diferente sentimiento. PEDIDOS ABIERTOS