Capítulo 21

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Capítulo 21


Desperté por la alarma, aún era de noche, eran las cinco de la madrugada. Él seguía durmiendo. Anoche pensé las cosas y quizá él tenía razón, era el momento perfecto para nos dejáramos ambos para siempre, cortar todo lazo qué nos interpone a los dos incluso perder su amistad.

Me puse de pie y lo miré por última vez, con mis lágrimas en los ojos me fui de ahí dejándolo solo como me lo pidió.

Sin decirle adiós a nadie regresé a casa y la casa estaba vacía.

- Buenos días señorita. - ni tan vacía estaban solo los empleados.

- Buenos días, ¿y mis padres?

- Le dejaron una nota. - Sara me la entrega y la leí.

Ellos habían tenido qué salir de viaje urgente, había pasado algo en la empresa y tenían qué resolverlo. Le di las gracias a Sara y me fui a la habitación.

Eran las once de la noche, el día se había ido volando, no he salido de casa pensando qué iba ser de mi vida ahora. Lo había perdido todo. Quizá lo mejor era irme a Londres cómo había quedado en un principio. Intentaba controlar mi preocupación y mis nervios mientras limpiaba mi habitación, desechando lo qué ya no servía para hacer mis maletas.

Escuché un coche, salí de la habitación, los empleados ya se habían ido a sus casas, estaba sola. Baje las gradas esperando que fuera mis padres, quité las cortinas, levanté la vista, me asomé por la ventana y vi un coche raro. Mi corazón fue rápido y corrí a la entrada. Abrí la puerta y me quedé mirando de quién se trataba. Al notar una sombra bajarse del auto, mis ojos se abrieron como platos al ver la presencia de ese demonio, no podía creerlo, mi cuerpo empezó a temblar, temí que todos me dejaran sola con ese demonio de carne y hueso. La puerta se cerró y éste se giró para mirarme.

- Sube a la habitación Alexandra. - lo miré y lo esquivé para subir las escaleras.

Entré en mi habitación y éste cerró la puerta de la habitación con fuerza, haciendo que los cuadros colgados de la pared temblaran. Lo miré asustada, al verlo este no era el mismo que había dejado por años. Parecía el mismísimo demonio. Cabello ahora claro casi rapado por completo, lleva varios tatuajes pero hay uno del cuál llamó mi atención, lo había notado en aquellos hombres que me agredieron ese día, quizá ese tatuaje era una representación de su cartel.

Me miró y sus ojos, ahora oscuros por la rabia me miraron haciéndome sentir inferior y muy asustada.

- Después de mucho tiempo, por fin vuelvo a ver a mi mujer.

- ¿Que haces aquí? ¿Como supiste qué estaba sola?

- Te estuve vigilando.

- ¿Qué quieres? ¿Que quieres de mi lan?

- Vengo a recuperar lo que es mío, vengo a recuperarte. Ya qué tú me perteneces.

- No, ya no. - pude desafiarlo sin temor a pesar que tenía pánico.

- ¿Ah no? Yo no recuerdo que hayamos terminado nuestra relación Alexandra, sólo te fuiste, me dejaste.

- Si lo hice, corte contigo cuando llevaste a esa mujer a la bodega o ¿ya se te olvidó?

- Sólo yo decido cuándo se termina nuestra relación ¿acaso ya se te olvido qué soy yo el qué manda esta mierda?

- Ya no me mandas, yo no soy tu maldito juguete, no más.. Se acabó ¿me oíste? - éste río.

- Que agresiva te has vuelto y eso me gusta, me gusta las mujeres salvajes porque sé qué son las mejores en la cama.. - me mira de pies a cabeza cosa qué no me gustó, tenía miedo. - Extraño hacerte mía.. - pone su mano sobre mi cintura pero yo se la quite de un golpe.

Bad Girl Donde viven las historias. Descúbrelo ahora