Capitulo 72

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Capítulo 72

Alexandra

Era un precioso día soleado, hacía un fuerte calor en Munich. Tenía tantas ganas de probar la alberca qué estaba allá abajo en él hotel. Cambiaba él pañal de mi hijo ya qué la niñera había salido por más pañales. El vibrador de mi móvil me hizo sobresaltarme un poco ya qué lo tenía detrás de los bolsillos de mi pantalón, lo saqué y era una llamada de Elizabeth Taylor.

- Hey Liz ¿cómo éstas? qué alegría escucharte - sostuve él teléfono en mi hombro mientras seguía con Prince.

- Bien linda espero que ustedes también, te llamaba porque les tengo una invitación. 

- Gracias por la invitación pero lamento decirte qué en este momento estamos con Michael en Munich.

- Es qué yo me encuentro en Munich querida. - sonreí.

- ¿De verdad? - pregunté sorprendida.

- Si linda, así que ponte guapa para está noche porqué tendrás una fiesta.

- Me encantaría pero sabes qué tengo qué cuidar a mi hijo.

Grace entró con varias bolsas en mano, sonreí al verla entrar, ella las dejó en la mesa y tiró todo él desorden que dejé en la cama respecto a Prince, me hizo una señal que iba a llevarlo al balcón y asentí con una sonrisa, ella salió dejándome sola en la habitación.

- ¡Oh! Vamos cariño, necesitas salir, distraerte un poco, sólo será esta noche. Te hará bien.

 - Liz..

- No aceptó un no por respuesta. - me interrumpe. - Te veo en la noche. - apuesto que Liz estaba sonriendo del otro lado de la línea. - Te mandaré la invitación, esperala.

- Está bien. - acepté de mala gana.

- Adiós cariño, saludos a Michael.

Colgué la llamada y dejé el teléfono sobre en la cama, Elizabeth era muy necia y no había quien le llevara la contraria. 

- Grace. 

- Dígame señora.

- Voy a estar en la alberca un rato. - le avise.

- Está bien señora. - sonrió y le sonreí de vuelta.

Me aliste antes de salir. Busqué entre mi armario mi traje de baño de dos piezas qué Michael me había comprado cuando estábamos en Chicago. Cuando estuve lista me coloqué una bata y tomé dos toallas. Llegue a la alberca y estaba completamente vacía ya qué exclusivamente era para mí y para Michael. Puse mis cosas sobre en la mesa. Me saqué la bata y me metí a la alberca.

Metí un pie primero y los escalofríos recorrieron en todo mi cuerpo, estaba muy fría. Me metí al agua de un chapuzon y nade un par de minutos. Fui a la parte baja de la alberca para poder recostarme un poco, acomodé los brazos afuera del balcón en la orilla de ella.

- Buenas tardes, ¿se le ofrece una bebida especial? - preguntó un hombre vestido de mesero, sonreí sin mostrarle mis dientes.

- Por favor, un jugo de naranja.

- Enseguida.

Pasaron varios minutos y él hombre de unos cuarenta años dejó mi bebida en la mesa.

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