Capítulo 129

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Capítulo 31

Estábamos en la gran mansión de Sam, habíamos llevado a Howard dónde Sam nos indicó. Me encontraba sentada en uno de sus sillones de sala pensando qué debía hacer con él, no me atrevía matarlo, se qué dije qué lo haría pero jamás había disparado alguien mirándolo a los ojos o suplicandome qué no lo matará, jamás lo había hecho. Me encontraba echa un mar de lágrimas pero eran de odio, cada vez esto se ponía peor.

- ¿Estás lista Alex? - escuché una voz delante de mi, era la voz de Sam.

Negué, negué con mi cabeza, sólo eso pude lograr hacer sin levantar la mirada hacía el.

- Alex, no te obligues si no quieres, nosotros nos encargamos de él, tú.. deberías de ir a casa.

- No quiero ir a casa. - le dije llorando.

- Mendoza... estas frustrada, debes descansar.

- Quiero hacerlo maldita sea - le grité un poco y luego lo miré. - Quiero matar a ese demonio al qué le hizo daño a mi hija.

- Se cómo te sientes, se qué quieres justicia, pero no éstas bien, mirate cómo éstas.

- Debo ir con él. - me levanté.

- ¿Estás segura de esto?

- Completamente.

- Bien.. vamos. - dice no muy convencido de mis palabras.

No sé de dónde saqué fuerzas para poder enfrentarme a ese desgraciado. Seque mis lágrimas con mis puños siguiendo el camino de Sam, aún me encontraba vestida con ese lindo vestido, no había tenido la oportunidad de quitarlo de mi cuerpo y ponerme mi ropa casual.

Al acercarnos más a la puerta, escuchaba los gritos aterradores de ese tipo suplicando qué ya no le siguieran haciendo daño, eran lamentos de su parte, era la primera vez qué experimentaba algo así en mi vida. Al entrar el olor a humedad me llegó a mis fosas nasales, manchas de sangre secas derramadas en el piso y en las paredes, eso me dió muchos escalofríos. El lugar era muy pequeño, sin ventanas en ninguna parte, un sólo foco alumbraba el lugar, las paredes que alguna vez fueron blancas. Supongo qué aquí la gente de Sam torturaban a las personas o incluso las mataban. Al verme su gente se detuvo entre risas de lo qué le estaban haciendo a Howard, había sangre en él suelo reciente de parte de el. Al verlo él estaba atado de pies y manos, su rostro ya no era el mismo tipo qué había visto en el club nocturno, era otro por los golpes qué le habían proporcionado.

Trague saliva sonoramente acercándome más a él, pude verlo bien y allí me di cuenta lo qué le habían hecho, el tipo temblaba, sus labios tiritiaban a una velocidad increíble, en ese momento tuve un poco de lástima por ese tipo al verlo de lo aterrado qué se encontraba, no tenía ni la menor idea qué iban hacerle todo éste tipo de torturas al hombre. En sus brazos, pecho y cuello habían quemaduras de cigarros, su nariz había sido rota ya qué la sangre no paraba de salir en ella, el me miró y yo lo miré a él.

- Es una lástima qué no voy a poder disfrutar tener sexo con la madre, sólo con la hija tuve la dicha. - sonrió al menos lo intentó ya qué por los golpes se lo impedían.

Mis lágrimas aparecieron una vez más sin pedir permiso salieron resbalándose en mis mejillas, había tenido un poco de lastima por éste tipo hace un momento pero después de lo qué me dijo algo dentro de mí se encendió cómo un fuego. Lo golpe con el dorso de mi mano con todas mis fuerzas apretando mis dientes, el tipo comenzó a reír de una manera sádica qué no entendía cuál era la gracia aquí.

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