Bad Girl

Capitulo 56

Capítulo 56

 Michael

Aún no podía creer qué tenía a mi lado a mi mujer y de qué ella me perdonará y me diera una segunda oportunidad. He sido demasiado inmaduro e injusto con ella, hasta ahora me doy cuenta de eso. No volveré a cometer una estupidez alejarme de ella de nuevo, no podría, quizá una próxima vez ya no lo pueda contar, estuve mal mucho tiempo por ella, casi toco fondo pero mi hermana y María me hicieron abrir los ojos, Janet me comentó qué Alexandra estaba más delgada de lo normal y María me dijo qué Alexandra estaba yendo al psicólogo por una fuerte depresión, eso me hizo sentirme mal y verdaderamente culpable. Me sentí cómo un completo basura.

Ahora estoy aquí, buscando una reconciliación con mi nena, rogándole qué me perdone y buscando una segunda oportunidad. Pero ella me ama demasiado así qué no tuve qué rogarle mucho.

La acosté lentamente mientras mis manos exploran esas curvas que me hacen temblar, voy repartiendo besos desde su hombro hasta su vientre, rozando su piel con mi lengua, jugando con la poca ropa que tiene puesta, mientras va cogiendo temperatura. Noto cómo se va calentando y empiezo a sacarle pieza por pieza toda la ropa que me impide ver su cuerpo el cuál admiro al cabar mi tarea, dejando las marcas de mis uñas en sus piernas delgadas más de lo normal. Me mira y se sonroja, evita mi mirada, no pienso detenerme no ahora nena que estoy ardiendo en deseos de tenerte, tengo hambre y pienso comerte aquí y ahora.

- Alexandra.. - pronuncie su nombre con deseo.

Sujete sus muñecas y las sostuve sobre encima de su cabeza mientras muerdo su fino cuello, desciendo mi lengua a la copa de sus senos, lamo, chupo y muerdo lo qué quiero. Me alejé un poco para posar mis manos sobre sus pechos, me detuve un momento para tocarlos y acariciarlos, usando la yema de mis dedos toqué sus pezones y aureolas para acentuar el placer qué ella sentía. Sentí sus jadeos y gemidos constantes que a veces era sustituido por pequeños gritos.

Arquea su cuerpo contra el mío incitandome a más, ella me da a entender que le gusta que mi lengua recorra su cuerpo, satisfecha le permito ver mi satisfacción por tenerla así, con una pequeña sonrisa la cuál se esfuma en cuanto mis ojos se posan sobre los suyos.

Invado su boca, pues ansío encontrarme con su lengua, empiezan un baile que ambos sabemos que durarían horas. Estoy impaciente por conseguir oír sus gemidos, no aguanto más y bajo mi boca a su sexo, puse sus manos a mi espalda para qué ella pudiese arañar lo qué se plazca. Muerdo su clitoris suavemente, pasó mi lengua y presionandolo para que crezca ese fuego que lleva dentro. Levanté mi cabeza y ella posa su mano en mi cabello dándome entender qué no pare, a ella le gusta. La lamo entera mientras miro sus ojos noto como su cara se funde bajo mi roce, tiñendo su piel de carmesí, arquea su cuerpo contra mi boca. Sonreí y disfruto de verla tan caliente, y decido no torturarla más por ser buena chica.

Me alejó de ella a lo cuál me abraza y me incita a qué la bese.

- Penetrame ya bebé, por favor te necesito, ¡métela ya! - dice desesperada.

Y eso hice, la penetre de golpe provocándole un gemido del cuál pudo haber oído su vecino. Comencé a moverme despacio, suavemente, ella tapaba su rostro por los sonidos qué le estaba provocando.

De repente empecé a embestirla más rápido, con ritmo fuerte y brusco, la hice gemir demasiado y eso a mi me excito más, con lo cuál di más fuerte para qué ella siguiera aumentando sus gemidos. Metía y sacaba una y otra vez, después de unas cuántas embestidas más decidió provocarme mordiendo mi cuello pasando su lengua hasta llegar a mi oreja, la mordió suavemente, dejé escapar un gemido y eso la excito aún más, con el calor de la chimenea. Embesti más y más, di una fuerte embestida antes de correrme luego llegó ella arqueando su espalda y gritó, la había hechado tanto de menos, había extrañado esto, hacerle el amor, hacerla mía después de tanto meses de tortura.