Capitulo 22

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Capitulo 22

Vi el depósito en reserva, así que decidí parar en la próxima gasolinera que vi. Entré y aparqué. Me bajé arreglando mis cabellos dejando sin seguro a las puertas. Me dirigí a la ventanilla y le di el dinero al chico qué estaba detrás.

Eché gasolina mientras qué respiraba hondo tratando de tranquilizar mi cuerpo tembloroso y miraba como corrían los números.

Cuando llegó a cero saqué rápidamente la mangera del depósito y la coloqué en su sitio. Me dirigí de nuevo a mi asiento y entré cerrando la puerta. Me dejé caer sobre el volante respirando profundamente. Levanté la cabeza y levanté la mirada para mirar por él espejo retrovisor cuándo vi a alguien. Me sobresalté y mi corazón latió fuertemente contra mi pecho.

- Conduce o si no, te mataré.

- ¿Quién eres? - fuí a mirar hacía atrás.

- No mires atrás, sólo arranca y conduce, no esperaré mucho más.

Hice lo qué me pedía mientras qué mis manos temblaban. Salí de la gasolinera, encendí las luces y volví a la oscura carretera. Estaba aterrada. El aire se me quedaba atrapado y ni siquiera podía respirar bien.

- ¿Que quieres? - le pregunté lo suficientemente alto.

- Alexandra Mendoza. - chasqueó la lengua. - He oido hablar mucho de ti, demasiado, has llegado a ser un dolor en el culo.

- Creo qué no tengo el placer de saber con quién estoy hablando.

- Y no lo sabrás, no ahora. Conduce hasta que veas la primera salida. Dónde te llevo no es por la autopista.

Mi móvil sonó y miré hacia mi derecha para ver mi móvil vibrando en el asiento del copiloto. En la pantalla ponía "Daniel." Mordí mi labio y me golpeé mentalmente. Quería llorar de la impotencia.

- Eres muy guapa. - miré por el espejo y vi qué iba a tocarme.

- No me toques. - gruñí.

- Tranquila. - volvió a poner la mano sobre el arma qué llevaba.

- ¿Que quieres? ¿Que haces aquí?

- Cumplo ordenes. - se encogió de hombros. - Y mis ordenes son qué te lleve de vuelta. Si cambias de dirección, te mato, si intentas huir, te mato, y si haces cualquier cosa estúpida...

- Me matas, lo he entendido. - suspiré y cogí la próxima salida, vuelta a la bodega.

Lamí mis labios. Miraba por el espejo retrovisor de vez en cuándo, mirando a ese hombre. Rezaba mentalmente para qué todo esto saliera bien, aunque estaba practicamente atrapada, ni siquiera podía hacer un movimiento para poder sacar el arma, y aunque pudiera sacar, él sería más rápido qué yo y me mataría.

- Si haces todo lo qué te digo, saldrás viva de todo esto. Aumenta la velocidad.

Lo hice, pero reduje la velocidad cuándo pasaba por los radares.

- ¿Que clase de bicho raro eres? - No contesté. - ¿Que edad tienes? - me preguntó.

- Veinte y dos. - murmuré.

- Veinte y dos. - repitió asintiendo. - Gira a la derecha. - así lo hice. Subí por una carretera y seguí recto, alejandome de la autopista. - En esta rotonda siguiente tira recto. - asentí.

Miré el cielo, ya estaba amaneciendo.

- Por cierto me llamo David, un placer conocerte. - me estremecí.

Mi móvil volvió a sonar y me sobresalté.

Necesitaba coger la llamada. Hice un movimiento brusco con el volante haciendo qué el coche derrapara y en ese momento de confusión arrastré mi dedo por la pantalla táctil.

Bad Girl Donde viven las historias. Descúbrelo ahora