Capitulo 33

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Capítulo 33

Al llegar a la dichosa mansión, Miko me dice qué tenía que regresar por Michael ya qué su deber era estár con él, antes de irse me abraza según él para tranquilizarme pero todo lo contrario estaba alterada.

Entré a la sala de la mansión ya qué tenía pensado esperarlo aquí. Comencé a caminar a mi alrededor mordiéndome las uñas, tomé asiento y muevo mis piernas con desesperación, me levanté de nuevo y volví a caminar a mi alrededor. Mis nervios siguen alterados y siento cómo mis manos se agitan sin control.

- Señorita.. ¿Le sucede algo? - esa voz provino detrás de mí.

- Estoy bien no te preocupes. - respondí sin girarme sobre ella.

- ¿No le gustaría un té para los nervios?

Me caería de perlas.

- Sí por favor.

- Bien, ahora se lo traigo señorita. - asentí y ella se va.

Miré el reloj de mickey mouse qué esta colgado en la pared, eran las cinco de la tarde, ¿porqué no vienen? Ya llevan media hora allá y no tengo noticias de ellos si estaban o no bien, eso me altera más los nervios.

- Aquí tiene señorita.

- Muchas gracias. - tomé la taza de sus manos y le agradecí con una sonrisa.

- Permiso.

Sople y sople para qué éste se enfriara qué estaba hirviendo, me lo tomé por pequeños tragos luego dejé la taza ya vacía sobre en la mesa. De pronto escuché ruidos de autos qué vienen allá afuera así qué me levanté y me fuí hacía a la ventana, abrí un poco la cortina y era Michael bajando del coche, se compone su chaqueta y su sombrero totalmente serio. Dejé de respirar en cuánto lo vi, dejé la cortina y volví a mi lugar casi tropezandome, me senté en el sillón aún nerviosa en espera de su presencia, no sabía si alegrarme qué estuviera ya en casa o ponerme a llorar porque no sé lo qué se vendría.

Michael por fin entró a casa y me busca con la mirada, él se da cuenta qué estoy esperándolo en la sala así qué se se acerca en dónde estoy, sin decirme nada él tomó asiento a mi lado y soltó un suspiro, yo bajé la mirada porque no sabía lo qué sucedería. Se incorpora hacía adelante juntando sus manos y las entrelazó. Había un silenció muy incómodo entre ambos, él ambiente era tenso y frío.

- ¿No vas a decirme nada?

No sé dónde logré sacar fuerzas de mi cuerpo para abrir la boca al fin, sintiendo cómo quema ese nudo en mi garganta.

Él suspiró con pesadez y bajó la mirada, no me tenía buenas noticias, su actitud hace que comience a llorar, él tenía planeado dejarme.

- No puedo. - dijo aturdido, por fin pronunció unas palabras.

Al escuchar esas dos cortas palabras de sus labios, la sangre se me congeló, acaso no podía decirme qué iba a dejarme o no podía decirme qué nos diéramos un tiempo, giré mi rostro hacía otro extremo ya que no quería qué él me viese llorando sufriendo de amor por él.

- No te preocupes qué yo entiendo Michael, yo sé qué prefieres a tú familia, Joe te ha pedido qué me dejes, comprendo. No te preocupes qué yo entiendo. - me puse de pie dispuesta a dejarlo.

- ¿De qué estás hablando? - pregunta serio tomando mi mano.

- Qué no soy lo qué tú familia esperaba, soy un desastre qué yo no soy la mujer qué tú esperas casarte algún día.. Tú padre tiene razón, no soy para ti. - le dije llorando.

Michael se levantó rápidamente posando uno de sus dedos sobre en mis labios callando mis palabras. Me sentí confundida en cuánto agarró mis manos y entrelazó nuestros dedos, su frente descansa sobre la mía y cerró los ojos.

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