Capitulo 80

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Capítulo 80

Michael

Me encontraba con Alexandra en nuestra habitación, había decidido tomarme un descanso. Ella ha pasado por mucho y necesita descansar. Acariciaba la espalda de mi esposa haciendo que se estremeciera. Estaba apoyado en una almohada en el suelo cerca de la ventana, Alexandra se encontraba apoyada en mi pecho mientras qué tocaba con sus dedos mi pecho. Amaba tenerla desnuda juntó a mi, era un momento maravilloso, siento qué la protejo de todo el mal.

Bajé mis manos acariciando hasta la parte baja de la espalda y ella soltó una risita. Sonreí y besé su coronilla aspirando su delicioso perfume. Ella se movió amoldando su cuerpo al mío.

- Me encanta estár así contigo - suspiró. - Estár entre tus brazos me siento segura y protegida por ti. Te has portado tan bien conmigo en estos últimos días qué no sé cómo pagarte. Me has defendido, protegido, es demasiado para mí. Estoy aquí contigo disfrutando mi tiempo juntos y qué me hagas el amor. - susurra. - Eres lo mejor qué me pasó en la vida. Gracias a ti es qué yo existo Michael, te debo la vida. 

- Tú no me debes nada chica, es mi deber cuidarte, protegerte, qué te sientas segura a mi lado. No dejaré qué nadie te haga daño, eres todo lo qué tengo, a ti y a mi hijo son lo mejor qué me sucedió en la vida. - ella puso un beso largo en mi pecho. - Me encantan tus besos Alexandra.  - Suspiré. Ella dejó un camino de besos hasta llegar a mis labios. - Te amo. - subió la mirada y me miro. - Te amo demasiado. - murmure.

Ella miró mis labios, poco a poco llegó a mis labios y yo la besé lentamente disfrutando de sus besos. Sostuve su cabeza para pegarla más a mis labios. Sentí su lengua pasar en mis labios, me giré para ponerme encima suya midiendo mi peso para no aplastarla.

- Me vuelves loco nena. - Murmuré. Ella sonrió. 

Bajé un poco para llegar a su cuello, le di pequeños besos pero lentos.

- Gracias por defenderme y estar conmigo Michael. - dice sensible.

- No tienes nada qué agradecer Alexandra. Eres mi esposa, mi mujer, estoy dispuesto hacer cualquier cosa por ti. Me cuesta creer qué estas aquí conmigo entre mis brazos después de qué tuve qué rogarte por mucho tiempo. Esto es un sueño para mi..

Alexandra no dice nada sólo acerca su rostro para tomar mis labios. Respondí su beso con necesidad porque la necesitaba, una de sus piernas estaba descubierta y cómo si fuera un imán, mi mano se acercó acariciarla. Tan suave y fina era su piel.

- Eres mi dulce droga Alexandra.. no puedo estár ni un segundo sin tocarte - susurré ronco y subí mi mano en su muslo.

- Eres mi bebé.. - sonreí. - Te amo.

- Te amo..

Me senté en la cama y la incite qué se sentará sobre mi regazo. La miré a los ojos y acaricié su rostro, ella era demasiado hermosa, demasiado perfecta para mí. Me dio un beso corto haciéndolo ruidoso. 

- Quiero volver hacerte el amor Alexandra. - susurré encima de su boca y ella se sonrojo. Era demasiado tierna.

Quité lentamente la sábana qué nos estorba a ambos de nuestros cuerpos. La hice un lado y Alexandra soltó un áspero gemido al sentir mi miembro erecto rozar en su interior. Besé sus labios una vez más, la besé con hambre haciendo qué sus labios luzcan rojos e hinchados. Me alejé para ver sus pechos, estaban completamente erecto, estaban listos para mí. Bajé mis labios a uno de ellos y succione su pezón. Ella soltó silenciosos gemidos. Enrede mis brazos en su cuerpo, la encadene con ellos y la pegue más a mí boca.

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