Capitulo 49

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Capítulo 49

Michael

Acariciaba la espalda de la que ahora podía llamar mi esposa haciendo qué se estremeciera. Ella estaba apoyada en mi pecho mientras qué tocaba con sus dedos mi abdomen. Tenerla desnuda junto a mi era un momento dichoso y perfecto.

Bajé mis dedos acariciando hasta la parte baja de su espalda y ella soltó una risita, sonreí y lo hice otra vez. Ella se movió.

- Basta, no hagas eso. - dijo tierna. - Me hace cosquilla.

- Amo hacerte reir. - acaricié su cabello, ella me puso un beso en mi pecho. - Me encantan tus besos chica.. - Suspiré. Ella dejó un camino de besos hasta llegar a mi cuello. - Sobre todo cuando me besas ahí y lo sabes. - chasqueó su lengua en mi cuello luego sentí sus dientes y gemí en voz baja. Sentí su lengua dónde me habia mordido. - Vas a llevarme a la locura. - murmuré. 

Ella se subió un poco encima mía para llegar hasta la parte baja detrás de mi oreja y besar ahí.

- ¿Te provoca una segunda ronda? - susurró contra mi oido. 

La miré y ella estaba muy sonriente.

- Tú sabes qué me gusta repetir.. - le dije con mi voz enroquecida.

Sonrió y se puso de nuevo encima de mi, me besó para luego morderme el labio, coloque mis manos en su espalda y giré sobre la cama a modo de ponerla a ella por debajo, mire hacia abajo sólo para colocar mi miembro en su entrada y entre lentamente. Ella enreda sus piernas en mis caderas y empecé a moverse mientras qué la llevaba al delirio. Guardé en mi memoría la textura de su piel, de su aroma, cómo su cuerpo se amoldaba perfectamente bien con el mío y cómo se sentía tan increible en mi.

Mire sus labios y la besé, mezclamos nuestras lenguas haciéndolo más placentero. Soltamos nuestros labios para expulsar nuestros gemidos, ambos cargamos la boca semi abierta, empezaba a estar un poco sediento. 

...................

- ¿Nena? - decidí hablar después de que caímos rendidos en la cama una vez más después de hacer el amor.

Ella estaba tumbada boca abajo a mi lado.

- ¿Mmmmm?

-Tenemos un problema. - ella se incorporó dejándome ver sus pechos desnudos. 

Subió la sabana hasta cubrirse.

- ¿Qué ocurre? - miré su rostro, ella era preciosa, su pelo negro estaba desordenado y caía por sus hombros en ondas desformadas pero sexys.

- Olvidalo. - me levanté de la cama y me puse mis calzoncillos junto con mis pantalones. 

Me senté en el borde de la cama de espalda a ella.

- ¿Michael?

Ella se acercó a mi y me rodeó por la espalda, la fina sabana separaba nuestros cuerpos. Sentí sus pequeñas manos en el pecho, su respiración en mi cuello y su pelo en mis brazos.
Decidí no pensarlo más y decirselo.

- Tenemos que regresar a los Ángeles. - dejé de sentir la cálida respiración de Alexandra en mi cuello. 

Ella había dejado de respirar. Se separó de mi.

- ¿Porqué? Pensé que nos quedaríamos de vacaciones acá disfrutando nuestra luna de miel juntos. - dice decepcionada. - Lo prometiste.

- Lo sé y lo siento. Sandy, mi madre, mi gente aún no saben qué... Me casé contigo. No sé cómo se lo tomarán Alexandra y debo afrontar las consecuencias. No podemos escondernos todo el tiempo. - la miré. - Tenemos que irnos y decir... qué nos casamos.

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