Capítulo 2

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Dentro de la base de Élite, los participantes tenían todo lo que necesitaban, por lo que no salían para nada. Les habían hecho creer que en el exterior no había nada que les interesase.

Hell y Alec fueron a la cafetería principal, que era donde la mayoría de los participantes pasaban su tiempo libre. Al llegar, vieron en una mesa a unos de sus mejores amigos, Taylor y Nathan. Ambos eran realmente inteligente, más que la mayoría. Alec se encargó de ir a buscar unos batidos y Hell fue con sus amigos, bastaba con enseñar sus pulseras de identificación y casi siempre les daban lo que necesitaban.

–Guerra y paz.– Leyó el título del libro que Nathan estaba leyendo.– ¿Lo estás leyendo enserio?

–Releyendo.– Corrigió.– Hasta que Taylor me deje uno de sus libro me tendré que conformar con este.

–No voy a prestarte mis libros ni loca.

–¡Somos compañeros desde los diez años!

–No hay más que hablar.

–Hola chicos.– Dijo Alec volviendo con los batidos y se sentó frente a Hell.– Aquí tienes.

–Gracias.

–Oh, oh.– Dijo Nathan mirando a Alec.– ¿Alguien ha perdido en la pista de obstáculos?

–En realidad no ha llegado a terminar.– Dijo Hell bebiendo de su batido.

–¿La pared de escalada?

–Si...

–¡Lo sabía!– Nathan se rió.– Me debes un sándwich.– Alec les miró un poco ofendido.

–¿Habéis apostado en mi contra?

–Eh, yo creía en ti. Pero el coreano vuelve a ganar.– Dijo Taylor ofendida y Nathan se rió.

–No te enfades.

Nathan y Taylor se pusieron a debatir acerca de sus apuestas, sobre quién de los dos era más inteligente o sobre cosas que ni Hell ni Alec alcanzaban a comprender.

Hell volvió a mirar a su compañero y le vio de brazos cruzados, recostado en la silla y con la mirada perdida.

–Si nos vamos ahora no lo notarán.– Le susurró.

Alec levantó la mirada y con un simple parpadeo se levantó, lo cual indicó a Hell que estaba de acuerdo. Alec caminó hasta un pasillo vacío y después se paró, se dio la vuelta y miró a Hell.

–¿Por qué estás tan preocupado por una simple pared?– Le preguntó ella.

–No es por la pared, Hell.

–¿Es por lo otro?

–En tres días es La Subasta. Este año será nuestro primer año ahí fuera, y puede que nos escojan para jugar.

–Lo sé, y también sé que hemos entrenado durante toda nuestra vida para este momento.– Hell le cogió de las manos.– Así que por el amor de Dios, relájate. Todo saldrá bien. Además, ¿cuántas posibilidades hay de que nos escojan en nuestro primer año permitido?– Sonrió.

–Supongo que si no nos escojen, lo peor que nos puede pasar es seguir un año más entrenando, ¿no?

–He oído que una vez que juegas, y si ganas, no tienes la obligación de seguí pegado a tu compañero. ¿Tan horrible sería seguir un año conmigo?

–¿Horrible? Eres mi razón para que todo esto sea soportable.– Hell se rió.– Hablo en serio.– Hell dejó de reír y se quedó escuchando algo.– ¿Pasa algo?

–Creo que alguien nos está escuchando.

Hell soltó las manos de Alec y se deslizó por la pared hacia la esquina. Alec no había escuchado nada, así que se limitó a seguir a Hell y cuando ambos doblaron la esquina, vieron a una niña negrita de trece años que ambos conocían bien.

–¿Tracy?– Dijo Hell sorprendida.– ¿Qué haces aquí? ¿No tenías clase?

–Se ha suspendido. El comité está preparando las pruebas de acceso para los participantes a Escape de este año.

–Oh, el examen.– Suspiró Alec.– No me acordaba.

–No es un examen.– Hell se giró hacia él.– Solo quieren saber cómo de inteligente eres.

–¿Le vas a dar un beso de buena suerte?– Dijo Tracy con una sonrisa.

–Tracy, solo somos amigos.

–Ya... unos más que otros.– Dijo y se fue corriendo.

–¿De que estaba hablando?

–No lo sé.

–Ya... tú nunca sabes nada.– Dijo dándole un toque en el brazo y después ambos fueron a prepararse para las pruebas.

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