Hell y Alec se quedaron petrificados en el escenario al ver que había pujado por ellos con tanto dinero y que iban a participar en Escape. Cuando Klar volvió al escenario, les tuvo que devolver a la realidad para que abandonaran el escenario ya que todavía tenían que elegir a dos parejas más.
–Nos han cogido.– Dijo Alec en un susurro cuando volvieron tras el escenario y sin soltarse las manos.
–Nos han cogido.– Dijo Hell mirándole.
–Vamos a jugar.
–¿Esto es real?
–Si, es muy real.– Escucharon, pero no lo dijo ninguno de sus amigos ni ningún conocido, y cuando ambos miraron en dirección de donde había venido la voz, vieron al hombre que había pujado por ellos y a su hija.– Vais a jugar y espero que ganéis.
–¿Quien es usted?
–Venid con nosotros, hablaremos en un sitio más reservado.
El hombre se dio media vuelta y su hija con él. Ambos le siguieron para saber que pasaba ahora. Fueron a uno de los despachos del complejo, aunque ninguno había estado nunca allí. El hombre se sentó en un sofá apoyando su espalda por completo, su hija se sentó en una butaca aparte totalmente erguida y Hell y Alec se quedaron de pie.
–¿De que va esto?– Preguntó Alec.
–Queremos hablar un poco con vosotros.– Dijo el hombre y señaló el sofá que había frente a él.– Por favor, sentaos.
Hell soltó la mano de Alec con cuidado y se sentó, Alec tardó un poquito más en reaccionar, pero al final se sentó junto a ella.
–Me llamo Owen Donovan. Y ella es mi hija, Jane Donovan.
–Hell.
–Alec.– Se presentaron sin más.
–Sé que Alec viene de Alexander, ¿pero Hell? ¿Cómo te llamas en realidad?
–Todo el mundo me llama Hell. Solo Hell.
–Vale.
–¿Por qué ha hecho una apuesta tan alta por nosotros?– Preguntó Alec.
–Yo no os elegí.
–Fui yo.– Dijo Jane.– Yo os elegí.
–¿Por qué?
–Puede que vuestros resultados no sean los mejores pero vi como ella te cogía de la mano.– Hell apartó la mirada.– Os preocupais el uno por el otro, y ninguno de los otros equipos daba señales de ello. Por eso sé que vais a ganar.
–Sigo sin entender porque confías tanto en nosotros.
–Queréis salvaros el uno al otro. Por eso confío en que conseguiréis ganar.
–Y por eso he hecho una apuesta tan alta.– Owen y Alec se miraron directamente.– Confío en mi hija. Y confío en que ganéis.
–Porque si ganamos, tendrá en su bolsillo 120.000$ de los cuales nosotros dos no veremos ni un solo centavo.– Dijo Alec seriamente.– Si, he hecho los cálculos, no soy tan idiota.
–En ningún momento he dicho que fueras idiota.
–¿Qué nos dará si ganamos?– Preguntó Hell con los brazos cruzados.
–¿Yo? Nada.
–¿Vamos a doblarle las cuentas y no nos dará nada?
–Os he dado la oportunidad de salir de Élite y tener una vida ahí fuera. ¿Te parece poco?
–Me parece injusto.
–Pase lo que pase a partir de pasado mañana, intentad salir.– Les advirtió Jane.
–¿Pasado mañana?– Dijo Alec nervioso.– ¿Vamos a jugar pasado mañana?
–Si.
–Ah...
–¿Algún problema?
–No, no.
–Estupendo.
–¿Y que pasa si... no podemos salir?– Preguntó Alec y Jane y su padre se miraron.
–Vosotros... procurad salir. –Dijo Owen y él y su hija se levantaron.– Nos vamos. Tienen que haceros unas pruebas médicas. Así que nos vemos pasado mañana por la mañana.
–Intentad descansar un poco.– Jane les sonrió y después se marcharon.
En cuanto Jane y Owen se marcharon, un equipo de enfermeros entraron y se llevaron a Hell y a Alec. Les trataron sin estar demasiado lejos uno del otro, pero no era una simple revisión. Una vez al mes se sometían a una inspección donde les ponían una vacuna, pero esta vez les pusieron más de una e incluso muchas cosas más. Para cuando terminaron, Hell se sentía medio drogada y débil, por lo que la llevaron a su cuarto para descansar, al igual que Alec.
Intentó dormir, pero estaba tan aterrada por el juego que apenas podía cerrar los ojos a pesar de estar medio drogada. A mitad de la noche, tocaron su puerta, pero apenas tenía fuerzas para levantarse, así que dejó pasar a quien quiera que fuera y después se incorporó al ver a Alec.
–No puedo dormir.– Dijo apoyado en el marcó.
–Yo tampoco.– Alec fue hasta la cama de Hell y se sentó junto a ella.
–Sé que últimamente he hablado de que quería entrar en Escape, pero sinceramente, ahora estoy aterrado.
–Lo sé, yo también.
–Nunca pensé que se haría realidad.
–Tenemos que tener cuidado con lo que deseamos, Alec. Puede hacerse realidad.
–Sin embargo hay deseos que nunca se harán realidad...
–¿Cómo cual?– Hell le miró y Alec contuvo la respiración por un momento.– ¿Tener padres a estas alturas de nuestra vida?
–Si. Como ese, si...
–¿Qué crees que nos pasará si perdemos?
–No lo sé. Eso es lo que me da miedo.– La miró.– Nadie ha vuelto a ver a los que perdieron. Ni siquiera se sabe si llegaron a salir.
–Alec, no seas tremendista. Nunca dejarían a nadie morir ahí dentro.– Hizo una pausa y después volvió a mirarle.– No pueden hacer eso, ¿verdad?
–Quiero pensar que no han matado a nadie, pero a veces...
–No vamos a morir.
–Quiero pensar que tienes razón.– Alec se levantó y volvió hacia la puerta.– Nos vemos mañana.
–Vale...– Dijo Hell con un suspiro y se volvió a tumbar mientras Alec volvía a su cuarto y cerraba la puerta de Hell.
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Escape
ActionLo que para algunos es un divertido programa de televisión, para otros es algo con lo que jugarse la vida. Los participantes son entrenados desde niños para participar en un juego donde el objetivo es escapar de un edificio, aunque para ellos, se vo...