Capítulo 49

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August hizo volver al grupo al campamento por delante de él. Cuando llegaron, August fue diciendo a toda la gente que les siguiera hasta que llegaron a la plaza y todo el mundo se puso a su alrededor dejando al grupo en el centro.

–¿Qué es lo que pasa?– Preguntó Zoe acercándose hasta la primera fila y después se acercó un poco a ellos.– August, ¿que está pasando?

–Voy a dejar que Hell, la poderosa Hell lo explique.– Se hizo a un lado y todo el mundo miró a Hell.– Habla.

–Por supuesto que voy a hablar.– Dijo Hell adelantándose un par de pasos.– Lo único que queremos hacer nosotros es lo mismo que hizo August. Queremos salvar a la gente que sigue en Élite. Sabemos lo mucho que se sufre estando dentro de Escape, y que si no consigues ganar, acabas muerto. ¿De verdad queréis dejar a esa gente morir allí? Porque por mucho que lo neguéis, sabéis que acabarán muertos.

–¿Tienes un plan?– Preguntó Zoe y August la miró como si hubiera hecho una pregunta indebida.

–Si. Claro que tenemos un plan. Y lo vamos a llevar a cabo pasado mañana con o sin vuestra ayuda.

Todo el mundo se quedó callado. Todos los que estaban a su alrededor se quedaron completamente serios como si estuvieran a punto de fusilarles hasta que de todo el grupo de gente, se acercó un chico flacucho y rubio, con cara de niño aunque tenía una cicatriz en su mejilla izquierda que le hacia parecer mayor.

–Yo voy.

–¿Qué?– Dijo August acercándose un poco a él.– Chris, estas mal de la olla, ¿acaso no recuerdas lo que pasó la última vez que lo intentamos?

–Si, lo recuerdo perfectamente.– Se señaló la mejilla.– Pero siempre que haya un plan voy a intentar sacar a mi hermana de allí.

–¿Tienes una hermana en Élite?– Preguntó Nathan.

–No exactamente, pero como si lo fuera. Así que contad conmigo.– Dijo con una sonrisa.

–¡Yo también voy!– Dijo una chica acercándose.– No quiero que les amarguen la vida a más niños.

–Contad conmigo.– Dijo Zoe acercándose a Hell.

–¿Pero estáis todos locos?– August levantó la voz.– ¡No tenéis ni idea de a lo que queréis enfrentarnos!

–¿Y no será que tienes miedo?– Dijo Alec enfrentándose a él.– Tu fracasaste una vez, pero nosotros conseguimos ganar. Lo que a ti te pasa, es que tienes miedo de volver a perder.

–No hables si no sabes, idiota.– Alec intentó ir hacia él, pero Hell le detuvo.– Si queréis suicidaros en masa, ¡adelante! No seré yo quien lo impida. Pero quien sea listo y quiera vivir, se quedará aquí.

August salió del grupo echando humo y para sorpresa de Hell, muchos le siguieron, pero los que se quedaron, se pusieron en un grupo frente a ellos, encabezados por Zoe y Chris.

–Gracias por querer ayudar.– Dijo Hell aliviada.

–A vosotros por tener la iniciativa.– Dijo Chris.

–Bueno, ¿cuál es el plan?– Quiso saber Zoe.

Los chicos les explicaron a todos los que se había ofrecido voluntarios para el plan de Hell. Dentro de dos días, irían a la base de Élite e irían sacando a la gente por grupos y para tener más posibilidades de éxito, Nathan había estado fabricando un inhividor que impediría que los guardias de Élite pudieran disparar sus sofisticadas armas con la ayuda de Taylor.   

–Espero que funcione.– Dijo ella.

–Funcionará. Tiene que hacerlo...

Pasaron el día siguiente entrenando sin parar bajo la mirada despectiva de la gente que no iría, como si pensaran que estaban completamente locos.

Cuando comenzaba a caer el sol, Hell y los chicos fueron a su cabaña y comenzaron a preparar las armas necesarias para el plan. Hell había optado por llevar una ballesta y un arco, ya que eso sí que era imposible de manipular. Había encontrado el frasco de veneno de escorpión en la chaqueta que llevaba cuando llegaron al campamento. Lo agarró con fuerza, había pensado en eso durante mucho tiempo, pero seguía sin estar segura.

–¿Lo tienes todo?– Dijo Alec entrando en la habitación donde estaba ella.

–¿Alguna vez has querido hacer algo con todas tus ganas pero hay algo que te lo impide?– Alec se acercó a ella.

–¿Qué es lo que te lo impide?

–En realidad no lo sé.– La mano donde Hell tenía el veneno comenzó a temblar.

–Entonces te ayudaré.

–No, no puedo pedirte que hagas algo así.

–¿Hacer el que?

–En realidad... no se si debería decírtelo.

–Vamos, Hell. ¿Cuando ha habido secretos entre nosotros?– Le cogió de las manos y Hell dejó de temblar.– Déjame ayudarte.– Hell no contestó, Alec consiguió coger el frasco de sus manos y Hell le miró.

–Lo que quiero, es matar a Arthur Winston.

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