Capítulo 8

70 7 1
                                    

Cuando Hell consiguió conciliar el sueño no se despertó en toda la noche. No recordaba haber dormido así en años, por lo menos desde que era una niña. No tenía muchos recuerdos de antes de cumplir diez años, pero sabía que había sido una buena época. Tenía amigos, todos los niños tienen amigos, solo que a ella la sacaron del orfanato antes que al resto por que la escogieron para formar parte del programa Élite, y ocho años después, seguía sin saber por qué.

Cuando se despertó, vio a Jane sentada en una de las butacas de su cuarto mirándola. Dependiendo de cuanto tiempo llevará allí pasaría de ser un poco a muy siniestro.

–¿Qué haces aquí?– Le preguntó cuando consiguió articular palabra.

–Esperaba a que te despertaras.

–¿Llevas mucho esperando?

–¿Piensas que es muy siniestro?– Preguntó con una sonrisa.

–Pienso que es raro.– Se levantó y se acerco a su armario para vestirse.– Pensaba que la gente de clase alta como tú estaría en sus pisos de lujo desayunando, literalmente, con diamantes.

–Sin duda no conoces el mundo exterior.

–Ni tu conoces Élite.– Hell terminó de vestirse.– Este no es tu mundo.

–He apostado por ti, Hell.– Dijo acercándose a ella.– Por mi culpa vas a entrar en un edificio lleno de pruebas del que deberás salir. Quiero asegurarme de que no me he equivocado.

–¿Entonces vas a estar todo el día conmigo?

–Eso me gustaría.– Dijo y después tocaron la puerta. Hell sabia que era Alec, así que fue a abrir la puerta junto a Jane.

–Hola.

–Eh... ¿que hace ella aquí?– Señaló a Jane.

–Asegurarse de que no se equivoca.

–¿Debería preocuparme o alegrarme?

–Es tu último día antes de entrar a jugar, Alexander, deberías relajarte.

–Primero: Me llamo Alec. Y segundo: me muero de hambre, así que vamos a desayunar, porfa.

Alec y Hell caminaban juntos por delante de Jane, de vez en cuando Alec miraba a su compañera con una mirada que le decía: "esto es muy raro" y ella soltaba una risa. Fueron hasta el comedor y Alec fue a pedir su desayuno habitual mientras Hell llevaba a Jane con el resto.

–¿Quién es?– Preguntó Nathan sorprendente interesado.

–Jane Donovan. Es... quien nos ha comprado.

–¿Habláis así de nosotros aquí dentro? Es horrible.– Dijo Jane mirando a Hell y entonces Alec le trajo un chocolate caliente y un cruasán.

–Si.– Contestó Alec a la pregunta de Jane.– Incluso os ponemos motes.

–¿Por qué?

–Porque no sabemos cómo os llamáis.

–Alec, ya.– Dijo Hell sería.

–¿Cómo llamabais a mi padre?

–¿Por qué quieres saberlo?– Le preguntó Taylor.

–Capitán Ojos Azules.– Dijo Nathan con una sonrisa.– Es uno de los mejores que se me ocurrieron.

–¿A mi también me pondrías un mote?

–Puede.

–¿Cuál me pondrías?

–Hum... Puede que Carita de Ángel.

–¿Enserio?– Dijo Jane con una sonrisa.

–Yo no me lo tomaría como un cumplido.– Intervino Hell.– Por aquí, solemos decir: Carita de ángel, corazón de demonio.

De repente, la sonrisa de Jane desapareció y todos se rieron un poco. Estaba claro que Nathan no pensaba aquello de Jane, o si, con aquel chico nunca se sabía. Y más todavía si se trataba de una chica rica como Jane. Había sido el centro de las miradas de toda la base. Claramente todos sabían quien era, pero a medida que pasaba la mañana, nadie sabía que hacía allí exactamente.

Cuando el sol empezó a ponerse, Hell y Alec se habían despedido de sus amigos y se habían preparado mentalmente para el juego. Les hubiera gustado estar un rato a solas, pero Jane les dijo que quería contarles algo importante, así que no pudo ser.

–¿Que es lo que quieres contarnos?– Quiso saber Alec.

–Veréis, llevo viendo Escape desde que era una niña. Y sinceramente, creo que tenéis más posibilidades que nadie de salir.

–¿A que viene eso?– Dijo Hell confundida.

–Se supone que cuando Escape termina, dejan libres a todos y cada uno de los participantes, pero nadie les ha visto nunca fuera. Ni siquiera a los ganadores. No... no sé qué les hacen o a dónde van, pero...

–¿Qué quieres decir con eso?–Dijo Alec, ahora más preocupado.

–Quería que supierais esto antes de entrar. Esa gente no es de fiar.

–¿Y por qué nos envías a un lugar así? Podías habernos dejado un año mas libres.

–Quiero que vosotros dos descubráis que pasa aquí. Y a veces, la mejor forma, es entrando de lleno en la boca del lobo.– Hizo una pausa y todos respiraron hondo.

–Srta. Do nova.– Dijo un hombre entrando en el cuarto de Hell, que era donde estaban.– Es hora de irse.

–Dame un segundo.– Dijo y les hizo un gesto para abrazarles y poder susurrarles:– Os han hecho algo. Os llevan haciendo algo todo este tiempo, pero no sé lo que es.– Dijo y se separaron.– Mucha suerte a partir de mañana, mis campeones.

Jane se marchó y después Alec y Hell se quedaron mirándose por lo que Jane les había dicho. Querían hablar de ello, pero entonces un hombre entró y le dijo a Alec que volviera a su cuarto. Tuvo que sacarle del brazo por que no dejaba de mirar a Hell. En cuanto le sacaron, cerraron la puerta para que Hell tampoco pudiera salir. Y entonces supo que Jane tenía razón, pero pasase lo que pase, mañana debía jugar.

EscapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora